El ‘Túnel del boquerón’ ayamontino una estructura hidráulica única y con leyenda

P.C.G. Hace cinco años una serie de obras del Plan E, un proyecto de rehabilitación del alcantarillado, destaparon en el ayamontino barrio de La Villa el denominado ‘Túnel del Boquerón’. Era el descubrimiento oficial de un pasadizo subterráneo del que se conocía su existencia y sobre el que existía una leyenda, según la cual servía para conectar el Castillo de Ayamonte, ya desaparecido y sobre el que se asienta el actual Parador, con el de la localidad portuguesa de Castro Marim a través del río Guadiana.

Debido a esta leyenda, que se ha transmitido por tradición oral de generación en generación hasta llegar a nuestros días, el proyecto básico de remodelación y ejecución de las estas obras en las calles Galdames, Cuna, Viriato y Jesús y ante la posible aparición de este, ya indicaba en su memoria una serie de actuaciones arqueológicas que determinaran la datación de esta singular construcción que discurre por debajo de las viviendas de las calles mencionadas anteriormente y su uso.

Los encargados de ejecutar las investigaciones han sido los arqueólogos Benjamín Cavaco y Elisabet Teyssander, bajo la dirección del primero. Aunque falta la redacción de un informe final, las primeras conclusiones consideran este pasillo abovedado «una construcción única».

Sobre la zona en la que está construido el ‘Túnel del Boquerón’, Benjamín Cavaco explica que: “Lo primero que llama la atención es cómo se ha tenido en cuenta la topografía del barrio de la Villa, que es una zona de barranco. La calle principal del casco antiguo de Ayamonte, la calle Galdames, era una baguada con acuíferos de agua dulce que salían a la superficie. Cuando el barrio de la Villa se empieza a expandir hacia el río, se cierra el barranco con la construcción del pasadizo para aprovecharlo urbanísticamente y canalizar el agua pluvial del invierno”.

Además de la leyenda, que en parte puede considerarse realidad, una de las cosas que hacen interesante este túnel es que no está excavado, sino que está hecho a cielo abierto y se va cerrando con bóvedas que lo van ocultando. De acuerdo con las conclusiones preliminares “data de principios del siglo XVI, aunque cuenta con colectores -tramos- de distintas épocas y ha experimentado diversas reformas. Es una estructura hidráulica que no se ve en muchos sitios y que además fue un escondite en época de guerra. Esto se sabe porque durante la intervención se encontraron en su interior varias bolas de cañón», comenta Benjamín.

Se sabe además que este pasadizo, que tiene unos 300 metros de longitud, va desde mitad de la calle Galdames -donde se encuentra el tramo más largo-, hasta mitad de la zona del río y se puede acceder a él desde la calle Madrugá y desde la zona del pozo, forma parte de una red de alcantarillado, de canalización de las aguas pluviales y aguas residuales de las viviendas: “más arriba de la calle se encuentra la madrona, una alcantarilla de época moderna, muy estrecha a la que nos está costando mucho acceder”, comenta Benjamín, quien resalta que “el ‘Túnel del Boquerón’ tiene un valor histórico muy importante para Ayamonte porque no existen muchas estructuras hidráulicas de este tipo, que se adapta perfectamente a la topografía y al sistema urbano del barrio de La Villa”.

El director de la investigación ha adelantado a HBN que continuarán las investigaciones y que se espera tener el informe final para el año que viene y que “aunque no es visitable porque hay zonas muy delicadas y con muros caídos, se trata de un elemento patrimonial muy relevante” para el municipio onubense.

Cercano a una de las dos entradas habilitadas y junto al también restaurado y emblemático pozo de la Villa, un azulejo conmemora el descubrimiento oficial de este histórico pasillo que de alguna manera, y hasta que se de por finalizada la investigación, permite seguir dejando libre la imaginación de los ayamontinos y sus visitantes.