La revolución de espacios de las mujeres filipinas en Hong Kong llega a Huelva de la mano de Marisa González

La fotógrafa Marisa González junto a una de las imágenes de 'Ellas, filipinas'.
La fotógrafa Marisa González junto a una de las imágenes de 'Ellas, filipinas'.
La fotógrafa Marisa González junto a una de las imágenes de 'Ellas, filipinas'.
La fotógrafa Marisa González junto a una de las imágenes de ‘Ellas, filipinas’.

Ana Rodríguez. ¿Cómo reaccionarían si un domingo pasearan por el centro de la capital onubense, concretamente por la plaza de las Monjas, y vieran que los inmigrantes que residen en Huelva y alrededores se han puesto de acuerdo para quedar allí? ¿Y si esta cita se repitiera cada domingo? Se sorprendería, ¿verdad? Pues esta comparación es una manera local de extrapolar lo que la fotógrafa Marisa González trata de plasmar en su muestra ‘Ellas, filipinas’, una de la exposiciones que gracias a Latitudes Festival Internacional de Fotografía Huelva 2013 va a recalar en la Casa Colón del 19 de febrero al 31 de marzo tras haber pasado ya por Londres, Sao Paulo o la Bienal de Arquitectura de Venecia.

La artista bilbaína exhibe este trabajo social, actual y comprometido sobre una realidad, la de las mujeres filipinas que desde hace años emigran a Hong Kong para convertirse en trabajadoras domésticas internas y que, una vez a la semana, toman el cosmopolita centro de la ciudad china como su lugar de reunión, trasformando de forma espontánea el uso económico y social de este espacio. «Los más pobres ocupando el espacio de los más ricos», señala González.

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La fotógrafa relata que hacia finales de los 70 visitó Hong Kong y se le grabó en la memoria estas reuniones, aunque fue 30 años más tarde cuando, de camino a Vietnam, volvió a pasar por la ciudad asiática e investigó el fenómeno. «Era un 1 de mayo y había calles cortadas. Preguntando me encontré con una sindicalista, que me invitó a pasar por el centro un domingo y luego me dio mucha información», recuerda González.

Lo que descubrió se ve a través de las imágenes de esta muestra, cuyo recorrido, de izquierda a derecha de la sala, cuenta una gran historia. En Filipinas existen diversas agencias de contratación de mujeres para trabajar en China como empleadas del hogar. En los carteles con ofertas pueden leerse requisitos que, para los occidentales, serían insólitos: tienen que tener buena educación, preferiblemente universitaria, saber inglés, pesar entre 40 y 60 kilos, medir más de 1,53 metros y tener entre 25 y 35 años. Como destaca González, «las chicas emigran porque en Hong Kong trabajando en el servicio doméstico cobran casi tres veces más que en Filipinas en un trabajo cualificado».


Puerto de Huelva

Las siguientes instantáneas de la exposición se centran en el fenómeno social de los domingos, cuando todas estas trabajadoras filipinas inmigrantes en Hong Kong dedican su único día libre de la semana a reunirse con otras mujeres en su misma situación. Son más de 150.000 personas las que se visten con sus mejores galas y toman espacios como parques, plazas, pasajes peatonales, escaleras de metro e incluso los bajos del HSBC, el banco más potente de China, y los convierten en lugares de distensión donde bailan, rezan, juegan a las cartas o al bingo, se dan masajes, se depilan o, simplemente, se quitan los zapatos y descansan.

Además, en algunas zonas las mujeres fabrican, con cartones cosidos unos a otros con bolsas de plástico, pequeños cubículos, construcciones efímeras donde resguardarse o tener algo de intimidad durante la jornada dominical y que luego recogen y amontonan en puntos determinados para que sean recogidos por el servicio de limpieza.

La última parte de la exposición enseña los paquetes que las mujeres envían a sus familiares en Filipinas, cajas que aplastan para reducir de volumen y que «son los únicos objetos tocados por ellas que luego sus parientes van a tener. Es la manera más próxima a un contacto físico».  El dinero que ganan las mujeres lo mandan casi íntegramente a sus familias, siendo su mayor obsesión los estudios de sus hijos, apunta González.

‘Ellas, filipinas’ se complementa con un vídeo grabado por la autora en el que recoge testimonios tanto de estas mujeres como de sus parientes en Filipinas y en el que, al igual que en sus fotos, la belleza estética se mezcla con el retrato social.

2 comentarios en «La revolución de espacios de las mujeres filipinas en Hong Kong llega a Huelva de la mano de Marisa González»

  1. Impresionante recorrido a través del modus vivendi y operandi de la enorme legión de jóvenes filipinas en Hong Kong, de la mano de la gran fotógrafa vasca Marísa González en la Casa Colón y brillantemente plasmado por ustedes en el artículo en cuestión. Vaya mi más sincera enhorabuena.

  2. Me encanta tu articulo pues te dire que mi novia es filipina y esta trabajando en hong kong hace una semana aun la esta pasando mal porque alo mejor no se acostumbra porque tiene mucha carga de trabajo y al parecer un mal trato de parte de la abuela espero no llegue a mayores me doleria mucho q le hagan algo a mi novia

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