La chica que miró para atrás en la calle Palacio de Huelva

RFB. No sabíamos cual era el nombre de la chica que miró para atrás en la calle Palacio de Huelva, en aquel día de mediados de junio de 1955. Si sabemos que era una adolescente que estudiaba en el Santo Ángel. Que hacía solo unos minutos había salido del colegio, situado en la calle Puerto, para probablemente volver a casa a comer. Iba con una compañera que no tuvo tanta intuición, o curiosidad, para darse la vuelta. Nuestra chica lo hizo al comprobar que un camarero del Bar Onuba junto a algunos clientes que estaban en la puerta del establecimiento estaban pendientes de una acción que se producía a su espalda.

Imagen completa de la tarjeta postal editada por García Garrabella.

Un fotógrafo, que podía ser Alloza, Báez o Rodri, tomaba la instantánea quizá más vista de esa esquina correspondiente a los años cincuenta del pasado siglo. El encargo de la editora de postales zaragozana García Garrabella tenía la culpa. Realmente no sabemos si la foto la hizo, como apuntamos, algún fotógrafo onubense o algún enviado de la propia editora que realizara un circuito de ciudades andaluzas para la siguiente colección de imágenes a publicar.

El tiempo se paró en ese momento y quedó fijado para siempre. La mirada sorprendida de la chica y el ambiente de una calle -entonces ‘Calvo Sotelo’ pero para todos y eternamente ‘Palacio’-. En el puro corazón de la ciudad. Nos dejó el recuerdo perenne para los que vivieron aquella época -han pasado casi setenta años-. Y también las pistas para los apasionados de la historia local en imágenes de esa Huelva que no llegamos a conocer presencialmente pero tratamos de imaginar.

Vapor ‘Monte Faro’ atracado justo esos días en el Puerto de Huelva.

No sabemos si la chica, quizá, tenía el encargo de su madre de comprar unos pasteles de Jorva, un poco más adelante de donde se giró. Esos de crema sublime, la fórmula magistral, que quien no haya tenido la suerte de probar se lo ha perdido para desamor de su paladar.



En ese Bar Onuba el recientemente fallecido Miguel Báez Espuny se sentaba por aquellas fechas con frecuencia. Pero sorprendía cuando lo hacía al poco de terminar alguna faena en Sevilla o en El Puerto de Santa María. Era cuando se adelantaba a los mismos aficionados que acaban de verlo en la plaza triunfar en el retorno a la capital onubense. Quería llegar cuanto antes a su Huelva. Renunciaba a los agasajos tras las corridas en otras ciudades para pisar lo antes posible el suelo de su entorno más personal, a dos pasos de donde vivía, en la calle Rico.

El actor español de los cincuenta Antonio Borafull.

Precisamente en esos días se celebraba una tertulia auspiciada por el diario ‘Odiel’ con el actor Antonio Bofarull, que circunstancialmente estaba en nuestra ciudad. En ella, además de otros contertulios y el alcalde, Antonio Segovia, participaba el Litri. Allí el célebre actor y productor español de entonces destacó en una de sus intervenciones la dimensión del fenómeno Litri. A su juicio era insuficientemente reconocido en Huelva en relación a la importancia y relieve que tenía en el conjunto del país. Ni que decir tiene que el apunte de Bofarull fue airosamente contestado por los onubenses allí presentes.

La tertulia se celebró en el Círculo Mercantil, en la calle Rico también, a escasos cincuenta metros de donde nuestra chica giró la cabeza de forma improvisada.

Volviendo a la instantánea fotográfica, trasladada a la tarjeta postal debió difundir la imagen de Huelva durante unos años a infinidad de lugares. Cuando se publicó, y se puso a la venta en las papelerías y librerías de entonces, suponemos que haría célebre a la chica. En Toscano, cerquita de la calle Palacio, donde se tomó la imagen, o en Mojarro, por ejemplo, quizá ocupara mostrador o escaparate. Ejemplares de la postal estaban a disposición de los visitantes comerciales, viajeros por turismo o marinos que arribaban a Huelva unos días.

Cine Oriente, a la derecha de esta fotografía de la Plaza de la Merced.

Unos años, como todos, con luces y sombras. Pero con notas tan positivas como que en la semana en la que fue realizada la foto a la chica que miró para atrás en la calle Palacio nacieron en Huelva 28 bebés, por tan solo seis fallecimientos. Y mucho cine… siete salas (Gran Teatro, Oriente, Mora, Rábida, Isla Chica, Colón y Central Cinema). E incluso la plaza de Toros de la Merced, que con los calores que ya llegaban se aplicaba a las proyecciones al aire libre.

En esos días la vida transcurría en lo cotidiano, como ese trayecto de la chica con su amiga desde la calle Puerto por la arteria principal de la ciudad, envuelta en el bullicio de la gente. Y había eventos singulares también. Por ejemplo, justo en esa semana se celebraba el tradicional gazpacho rociero en honor del Hermano Mayor saliente de la filial onubense. En este 1955 en homenaje a Juan Ignacio Gálvez Cañero, en un almuerzo celebrado en el Hotel Victoria, siendo presidente de la Hermandad Arturo López Damas.

Panorámica de Huelva en la época de la imagen de la chica que miró para atrás en la calle Palacio.

Y el puerto, como siempre, motor y vida de una ciudad marítima por esencia y naturaleza. Los buques fondeados a la espera de operar en los muelles de Riotinto y de Tharsis y en el propio muelle público de Levante. El Paseo del Muelle (calle Marina abajo) y el de la Punta del Cebo, aún sin fábricas. Eran lugares de esparcimiento para unos ciudadanos, para nuestra chica y sus amigas que, aún con las limitaciones de una economía autártica y las duras secuelas de la postguerra, parecen en las fotos básicamente felices.

Los domingos culminaba la semana en esta tranquila y entrañable ciudad con un concierto de la Banda Municipal de Música en el Templete de la Plaza de las Monjas (nadie le llamaba Plaza de José Antonio, por supuesto). Anunciados nada menos que a las 22:30 horas.

Y al día siguiente de nuevo la rutina, el uniforme del colegio y el ambiente de las calles. La Palacio, la del tiempo parado por esa reacción de la chica, amanecía como siempre esperando el trasiego de los viandantes alargando la calle Concepción. Los paseos por la tarde en una ciudad amable en la que sus habitantes llamaban a la ilusión y la esperanza por lo que pudiera venir. Para seguir caminando, para seguir avanzando.

Muchas cosas han cambiado desde entonces. Pero hay dos que seguro permanecen inmutables desde aquel mediodía de la foto a la chica que miró para atrás en la calle Palacio de Huelva. El carácter de la gente y la inigualable luz del cielo onubense.

Al poco de publicar este artículo un considerado lector, Juan José Mora Mora, nos ha proporcionado el feliz dato. La chica que se vuelve en la foto vive, y su compañera también. Se llama Asunción Dopazo Couso, y nació en Marín, aunque desde niña vive en Huelva. La compañera es la madre de Juan José Mora, la onubense María Luisa Mora Garcés. Ambas están en el umbral de los ochenta años y siguen residiendo en Huelva. Entonces vivían en la calle Miguel Redondo.

 


Puerto de Huelva

23 comentarios en «La chica que miró para atrás en la calle Palacio de Huelva»

  1. La chica de espaldas es mi madre, María Luisa Mora Garcés, de Huelva, y la que se vuelve es su amiga Ascensión Dopaso Couso, “Sensi” para los amigos, hija de padres gallegos pero nacida en Huelva. Ambas viven aún y residen en Huelva, mi madre cumplirá 80 este año. Era mediodía y volvían a casa desde el Colegio Santo Ángel, en calle Puerto. Las dos vivían entonces en la calle Miguel Redondo.

    1. Una historia muy bonita me a gustado mucho el año que yo nací
      cuando le hicieron la foto a la chica soy de Huelva pero vivo en Barcelona

      1. Mi hermana María del Pilar Ruiz Vizcaya fue también una de los 28 bebés nacidos también en ese año, 1955, en Huelva. Bonita historia.
        Y mi madre, recientemente fallecida, Isabel Vizcaya era hija de los propietarios del Bar Cafetería del Sur, en la calle Hernán Cortés. El paseo de la calle Palacios y Concepción eran cotidianos por aquella época.

    2. Hola!!! Mi madre y yo tb nos llamamos Asuncion y nos dicen Sensi. Mi abuelo era gallego, tb de Marin, concretamente de una aldea Mogor. Vivimos en Huelva tb. Tenemos familia en Galicia y primas llamadas igual.
      Me alegra conocer esta historia.??

  2. Preciosa historia y muy bien descrita. Soy de esos tiempos y por ello me identifico bastante. Nací en calle Vázquez López y si me permite quisiera puntualizar algunos datos. Los de mi generación la calle Concepción empieza en la iglesia Concepción y termina en la esquina de Vázquez López. No nombramos Palacio al tramo del bar Onuba. En ese tramo también estaba el bar Nacional (creo que así se llamaba). Las milhojas y romanos de Jorba aún perduran en mi paladar. En este entorno había tres pastelerías mas: La Crema en Gravina, El Buen Gusto en Concepción (frente la iglesia) y La Popular en Méndez Núñez.

  3. Me ha encantado la historia, las fotos de la vieja Huelva, las vivencias de nuestros queridos habitantes.Tiempos en qué mi madre, igual que la chica del relato, era una adolescente de 15 años, hoy tiene 82 y me fascina saber más historias de aquella bonita época.

  4. Me ha encantado la historia, las fotos de la vieja Huelva, las vivencias de nuestros queridos habitantes.Tiempos en qué mi madre, igual que la chica del relato, era una adolescente de 15 años, hoy tiene 82 y me fascina saber más historias de aquella bonita época. ha encantado la historia, las fotos de la vieja Huelva, las vivencias de nuestros queridos habitantes.Tiempos en qué mi madre, igual que la chica del relato, era una adolescente de 15 años, hoy tiene 82 y me fascina saber más historias de aquella bonita época.

  5. Hola!!! Mi madre y yo tb nos llamamos Asuncion y nos dicen Sensi. Mi abuelo era gallego, tb de Marin, concretamente de una aldea Mogor. Vivimos en Huelva tb. Tenemos familia en Galicia y primas llamadas igual.
    Me alegra conocer esta historia.??

  6. Frente al Bar Onuba estaba la Cervecería Viena, De Ramón López, que fuera presidente del Recreativo. En el interior de la cervecería había una sala de billares, donde se jugaba a algo así como «las 30», juego en el que apostaba. El Bar Nacional estaba creo que en el mismo lado, algo más abajo.
    Creo recordar que las niñas del Santo Angel llevaban un sombrero en el uniforme.

  7. Me ha encantado y emocionado esta historia sobre todo la sensación que ha dejado plasmar de esa vida tranquila y estupenda que, aunque yo ni siquiera había nacido, he podido disfrutar y sigo recordando de mi infancia,todo eso que describe tan bien,forma parte de nuestra idiosincrasia.

  8. Qué relato más maravilloso y qué bien enlaza todos los actos sociales de la época con la vida cotidiana de entonces.
    Yo no soy de Huelva pero vivo aquí desde 1997.
    Me gustan muchísimo las fotos antiguas de Huelva porque me muestran cómo era esta ciudad y cómo era la vida de sus gentes.
    Para mí es un auténtico lujo que alguien me «cuente historias» de la Huelva antigua y que lo haga tan bonito.
    ¡¡ Felicidades al autor !!

  9. Pues de mi parte, que DIOS las vendiga, y a sus hijos que les den vesos a rebentar que nunca se?an suficientes, cuando nos faltan es cuando reflexionamos y nos damos cuenta que todo es nada.

  10. Historias de nuestra Huelva Que nos hacen recordar momentos vividos en nuestras calles Por cierto recuerdo mucho la pastelería Jorva me habéis devuelto un sabor especial ….riquisimolllsss

  11. Yo soy Asunción Peña Dopazo. Hija de la chica que se giró en el momento de la instantánea.
    Resido en Valencia y no sabes cuánto me ha emocionado ver mi madre y su amiga en la fotografía. Ha sido un honor verla. Mujer , madre, profesora y cuando se jubiló , pintora.
    Es un orgullo ser su hija y aunque nació en Marín , Pontevedra, hemos vivido toda la vida en Huelva, por lo que me encanta ver y leer historis de mi ciudad. Que mejor que ser onubense.

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