La onubense Pilar Nogales, actriz y sastra de vestuario en la serie que narra la vida de El Cid

La actriz onubense Pilar Nogales en la serie de Amazon Prime El Cid.

Cristina Morales. Trabajar de tu gran pasión es a veces un lujo. En los tiempos que corren, la formación o la experiencia no siempre traen consigo el puesto de trabajo que sueñas y la vida impone su dureza. En profesiones artísticas, esto es aún más latente y prueba de ello, es la historia de la onubense María del Pilar Nogales Garrido. Su gran pasión es la actuación y su meta ser la actriz de cabecera de los grandes directores del cine español, pero lo cierto es que alcanzar esto es tan complicado que ha terminado descubriendo otra gran pasión: el trabajo que se realiza en vestuario, detrás de las cámaras.

Pilar Nogales nació hace 35 años en Huelva.

Nació en Huelva un 28 de marzo de 1985 pero ha residido durante años en Sevilla y, desde hace más de cinco, lo hace en Madrid, siempre en búsqueda de cumplir su sueño. A base de lucha, esfuerzo y formación incansable, ha realizado pequeñas intervenciones en series como Acacias 38, Ana Tramel o Madres y trabajado como ayudante de vestuario en títulos como La que se Avecina, El Pueblo o Servir y Proteger. La necesidad de cubrir sus gastos en Madrid le hizo descubrir la labor del departamento de vestuario, algo que realmente le gusta y le permite seguir en contacto con el mundo audiovisual.

Junta de Andalucía Rocío

Aunque hace años que no vive en Huelva, añora su tierra y siempre ha estado conectada con ella, tanto que durante siete años ha sido la Reina Isabel la Católica en El Muelle de las Carabelas con Platalea. «Todos los 12 de octubre volvía, aunque estuviese a kilómetros, para estar con ellos en la representación infantil sobre Colón y las Carabelas. Me hacía feliz» Nos cuenta la actriz. Además de estas labores, la onubense también escribe sus propios guiones y está trabajando en un proyecto personal que espera que no tarde en ver la luz. Conozcamos más a Pilar Nogales con esta entrevista para HBN.

En el Cid ha participado como actriz y como sastra de vestuario.

– ¿Cómo empezaste en el mundo de la interpretación?
– Siempre me ha apasionado el cine. Conseguí entrar en el taller de teatro de la Universidad de Huelva los dos años que lo dirigió el director y actor onubense David Herrero. De ahí decidí estudiar en serio interpretación y, además de hacer monográficos y cursos varios en Madrid y Sevilla con directores y directores de casting, me apunté a la Escuela de Arte Dramático que había en Huelva (ESAD Huelva). Lo compaginaba con entrenamientos de especialistas de cine en Sevilla, en la escuela Noidentity Film. Después me fui a vivir a Sevilla donde entré en el Laboratorio de Cine y Teatro dirigido por Sebastián Haro. Tras casi cuatro años en Sevilla me vine a Madrid, donde he seguido formándome como actriz en varias escuelas, en todos los cursos habidos y por haber, ya que no quería oxidarme. Una de las formaciones más relevantes para mí y más productivas fueron los dos años que pasé con el director y realizador de TV Javier Luna en la sala Azarte.


Puerto de Huelva

– Cuéntanos un poco sobre tu trayectoria.
– Empecé haciendo todos los cortometrajes para los que me llamaban, uno de los primeros fue en Huelva y el último que grabé allí: ‘Transparente’ y ‘Cloto’ del director Chema Ramos. ‘Con Paquito era mejor’ del director también onubense Adán Pichardo.

En Sevilla he realizado muchos cortos en colaboración con la Universidad de Comunicaciones y trabajé en teatro compaginando varias obras en la Compañía The Accent Group en la que destacaban las obras ‘Carmen’ y ‘Salomé’ y con Los de Abajo Producciones con ‘Historia de llorar por él’ en la dirección de la argentina Luciana Rossi. Lo último que he hecho en Madrid han sido pequeñas intervenciones en la serie Acacias 38, Ana Tramel, Madres y El Cid.

Como actriz he aprovechado todas las oportunidades que he podido, siempre con la mochila y la maleta a cuestas. Desde teatro de calle, a teatro de sala, cortometrajes, tele… Fui la Reina Isabel la Católica durante siete años en El Muelle de las Carabelas con la empresa Platalea que hace teatro y educación medioambiental para niños. Todos los 12 de octubre volvía, aunque estuviese a kilómetros, para estar con ellos en la representación infantil sobre Colón y las Carabelas. Me hacía feliz.

Pasé seis meses en una compañía itinerante muy conocida de Portugal ‘Companhia de Teatro de Recreaçao Histórica’ donde, además de conocer rincones fascinantes y encantadores de Portugal, porque siempre estábamos recorriendo el país de un lugar a otro, aprendí muchísimo del teatro de calle y de recreación de época y tuve la oportunidad de trabajar con animales, que son una pasada.

Recogiendo el Premio a Mejor Interpretación en ‘Humor en Corto’ en Arrigorriaga, Bilbao.

– ¿Por qué decides pasarte al vestuario?
– Cuando llegué a Madrid, mi amiga Adriana Aperador, que es estilista, trabajaba como ayudante del figurinista en la serie ‘La que se Avecina’ y me avisó de que se quedaba libre uno de los puestos de auxiliares en el departamento de vestuario. Ella sabía que necesitaba trabajar porque estaba en casa de unos amigos, aún sin conseguir piso, y me preguntó si sabía coser un básico, planchar o lavar. Nací en el 85, todavía nos enseñaban esas cosas de pequeña y además había ayudado en vestuario en teatro y proyectos pequeños en Sevilla, así que me tuvieron unos días de prueba y al final me quedé como auxiliar: preparando y recogiendo camerinos, lavando, planchando, cosiendo… Al año y medio mi jefe, el figurinista Austen Junior Lasa, me subió de puesto y empecé cómo sastra de set y plató que, entre otras cosas, el trabajo consiste en ayudar mucho con el rácord. Tras este trabajo han venido más porque me encanta. Estuve en El Pueblo, llegó El Cid y, por medio de todo esto, también aproveché para el vestuario de dos obras de teatro y para varios anuncios de TV. Actualmente trabajo en el departamento de vestuario de Servir y Proteger de Plano a Plano para TVE.

– ¿Cómo llega a ti el proyecto de la serie El Cid?
– Trabajar tras las cámaras es maravilloso, aprendes mucho si sabes mirar bien cómo funciona todo, pero te absorbe totalmente tu tiempo, eran muchas horas. Había pasado los dos primeros años en Madrid sin hacer nada de interpretación por adaptarme al máximo al mundo del vestuario y aprender de él y los dos últimos fue cuando entré con Javier Luna a estudiar. Decidí que necesitaba un trabajo que me dejara horas para casting y audiciones y lo dejé para volver a un bar -todos mis estudios y mi vida me las he pagado trabajando en bares- estuve durante medio año compaginando las tres cosas: vestuario, estudios y bar.

Cuando por fin me quedé solo con los estudios y con el bar, una compañera de ‘La que se Avecina’ me llamó diciéndome que empezaban una nueva súper producción y que necesitaban sastras para la unidad de exteriores, que son las unidades que graban todo lo que está fuera de plató. Eso quería decir mucha batalla, mucho viaje, mucha ropa sucia y ambientada… y de época, es decir, todo lo que me gusta. Y no me pude resistir. Un día, la directora Arantxa Echevarría me pidió hacer las dos frases del personaje de la chica y al principio le dije que no, me daba mucho palo mezclar los trabajos de vestuario y el de actriz, pero me insistió y tampoco me resistí. Me lo pidió la tarde antes de grabar y al día siguiente ahí estaba yo, muerta de frío, mis compañeros me trataron genial y la verdad que lo disfruté mucho cuando me relajé. Luego me cambié de ropa y volví a mi rol de «vestuaria» a recoger y a cargar el camión.

Imagen que corresponde a su labor en el vestuario de El Cid.

– ¿Qué ha supuesto participar en la serie El Cid?
– No cambio la experiencia por nada del mundo. Creo que hay oportunidades que te llegan porque son para ti, porque te tocan vivirlas y así lo siento. De verdad que ha sido un antes y un después, tanto a nivel profesional como personal. Sabía que iba a ser duro, todos los rodajes lo son y más en exteriores, pero no me imaginé que lo iba a pasar tan mal y tan bien a la vez. Hemos llegado a trabajar empapados bajo la lluvia. Han sido días para nuestro departamento de hasta 15 horas de trabajo.

Algunos departamentos tienen que estar solo en la grabación, otros tenemos que estar horas antes de preparación y horas después de recogida. Y he conocido a muchos grandes profesionales. Hay mucho cariño y mucho trabajo puesto detrás de esta serie. He visto el despliegue, la cantidad de puestos por cubrir que se necesitan, la importancia que tiene cada uno y la responsabilidad y función de cada trabajo, lo fundamental de seguir las órdenes y una jerarquía, porque son muchos departamentos trabajando al mismo tiempo cada uno por su lado para que luego todo encaje en un mismo conjunto y si no sería un caos. A veces falla uno, porque todos fallamos, y entorpece o deja cojo a los demás. A veces hay que parar un rodaje entero si falla solo un departamento. Es un trabajo en conjunto, con mucha responsabilidad para todos, ojalá todos se dieran cuenta de eso.

Hemos rodado en Soria, Burgos, Ávila, Zaragoza… Hemos pasado mucho frío, muchísimo, no he pasado tanto frío en mi vida como en Soria. Teníamos que mantener a los actores todo lo abrigados posible, teniendo en cuenta la ropa que llevan y no solo era ropa para los actores, estaban los dobles de los actores, los figurantes, los Stunt, los caballistas… Eran muchos y el estrés y la presión por que todo estuviese a su hora, en su sitio y como tenía que estar, a la vez preparando lo del día o días siguientes… hacia mella en todos la falta de descanso, ha sido muy duro.

Muchos compañeros no aguantaron el rodaje. Pero a pesar de todo esto y del trabajo agotador que te ponía a prueba la resistencia más mental que física incluso, al estar fuera, que prácticamente hemos vivido en hoteles, hicimos mucha piña los compañeros, era imposible no tomarte una cerveza al terminar y juntarte para desahogarte, reírte, desconectar lo poco que podíamos… Y, sé que nos ha pasado a muchos, hemos hecho amigos, amigos de verdad, de los que te llevas para toda la vida porque la experiencia no hay quien la iguale, porque hemos sido risas y llantos juntos, nos hemos puesto unos a otros el hombro y la palmadita en la espalda cuando había que apoyar, el guiño cuando todo fluía y salía bien… Toda una experiencia.

Dudillas de Pedro Rudolphi con María Córdoba.

– ¿Hacia cuál de tus dos pasiones se encamina más tu carrera?
– Hacia la interpretación, aunque ya no descarto nada. No descarto subir y mejorar en vestuario, pero no puedo dejar de ser actriz. He querido tirar la toalla cuando no he podido más, cuando me han comido las facturas, cuando me han dicho cinco veces seguidas que «No» en un casting, o cuando no he tenido vida social durante meses por trabajar y estudiar a la vez. Pero siempre vuelvo, no lo puedo evitar. Veo una película o una obra de teatro y esa sensación de querer vivir en primera persona lo que vive el actor o actriz me pone el vello de punta, me sube la adrenalina, empatizo al 200%. Hay quien es feliz con un coche y una casa nueva, pues yo necesito actuar. Tengo un proyectito muy interesante en la cabeza para Huelva, porque me lo han pedido varias personas, pero ahí lo dejo de momento porque eso tardará unos añitos aún.

Teatro de recreación histórica en Lagos, Portugal.

– ¿En qué proyectos estas ahora?
– Tengo los guiones de varios cortometrajes como actriz que se grabarán en breve. Siempre he escrito, me encanta escribir y dirigir. Así que me estoy lanzando a producir algunos proyectos que me han ofrecido y avanzando con uno personal que llevo mucho tiempo escribiendo. Y cruzando los dedos con mi representante Olga Antúnez por varias pruebas hechas para proyectos muy interesantes.

A través de Alfonso Díaz de la Distribuidora LineUp Short de Huelva, sigo con la distribución del cortometraje de comedia ‘Dudillas’, que lo produje e interpreté con mi compañera cantante y actriz María Córdoba, lleva más de 70 selecciones internacionales de festivales y 7 premios, entre ellos uno a Mejor Interpretación EX AEQUO (para las dos actrices) en el festival ‘Humor en Corto’ de Arrigorriaga en Bilbao. Nos está dando muchísimas alegrías.

– ¿Cómo te ha afectado en tus proyectos el Covid?
– Tuve «la suerte» de que yo terminé en El Cid una semana antes de entrar en el confinamiento de marzo del año pasado, por lo tanto no tuve problemas de contratos ni de Ertes ni nada. Tenía varios castings como actriz que se paralizaron y esos proyectos siguen parados. Mi pensamiento al terminar era estar unos tres meses centrada en trabajar 100% con Olga, mi representante pero llegó la pandemia. Eso me partió un poco pero tengo que reconocer que, en mi caso, me vino muy bien parar. Lo necesitaba, tanto por descanso físico como mental, y recuperé el hábito del deporte y de escribir.

Sangre Fría de Alpha Reels con Antonio Ponce.

Mi familia ha pasado todo esto bien, dentro de lo malo, y es algo por lo que tengo que dar gracias. Me ha servido para avanzar en el proyecto personal que te comentaba que llevo años escribiendo y que tenía abandonado. Así que no me quejo para nada. Lo acepté y, aunque ya cansa, no lo llevo mal. Pero tengo compañeros que lo han pasado y siguen pasándolo fatal porque, no solo se han quedado sin trabajo, sino que además esto es una profesión que está desvalorizada y no tiene ayudas, ni protección. Después de años trabajando muy duro, pueden decirte a nivel laboral que no has hecho nada. Está siendo muy difícil. Podría decirte lo que pienso sobre el cierre de teatros, salas de espectáculos y de ensayos, cines, pero supongo que la mayoría pensamos lo mismo sobre lo que acaba siendo un país sin cultura y, aun así, seguimos sin protección y sin avales.

– ¿A dónde te gustaría llegar?
– A nivel profesional quiero ser de las actrices que están encima de la mesa cuando grandes directores tengan que elegir para sus películas: «¿A quién cogemos a Blanca Portillo, a Pilar Nogales o a Carmen Machi? ¿O a las tres juntas?» (Risas). Para mí eso sería el éxito profesional, y de ahí para arriba. En definitiva: vivir de mi profesión.

– Envía un mensaje a los onubenses.
– Que cada sueño que tengan y cada meta la luchen hasta el final. Malos tiempos y problemas hay y vendrán siempre. Que empaticemos con la situación que estamos viviendo y que tengamos mucha paciencia y civismo, que lo difícil no dura eternamente. Que por encima de todo no nos permitamos perder ese carácter tan desenfadado que nos caracteriza, que es el que nos hace valorar y disfrutar tanto de los buenos momentos.

Cuando necesitemos cargar pilas solo tenemos que salir a la calle a respirar porque además vivimos en un rinconcito privilegiado del mundo. Cada vez que alguien me pregunta de dónde soy y le digo “de Huelva”, todos, sin excepciones, me dicen lo maravillosa que es la ciudad. Todo el mundo habla del clima, de la comida, de las playas… Tenemos un entorno que promueve el bienestar: sierras, montañas, marismas, campos, horas de sol, arqueología, historia… Hoy en día, y mira que me enamoro de cada sitio al que voy, puedo decir que ser de Huelva, una ciudad con tanto, es un privilegio que te ha dado el nacer.

Hay mucho artista en Huelva, que se alimenten de ese ambiente y de sus calles para crear y dejar allí. Yo la echo mucho de menos.

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