William J. Alcock, pionero del fútbol nacional

Imagen de William J. Alcock.
Imagen de William J. Alcock.

Antonio Martínez Navarro. Futbolista. Primer capitán del Recreativo de Huelva. Al fallecer W. J. Alcock desapareció una de las figuras señeras no sólo del fútbol onubense, sino del nacional. Corría el año 1878 cuando W. Alcock vino a Huelva. Había nacido en Cork (Irlanda) el día 24 de mayo de 1862 y como otros ingleses se sintió atraído por la universal fama que las riquezas del subsuelo de Huelva irradiaban. Llegó acompañado de su esposa, Virginia BassadoneAlcodk, nacida en Gibraltar el 20 de octubre de 1872. Y acertó, ya que muy pronto su inteligencia, prodigiosa actividad y completa laboriosidad comercial, le hicieron conseguir una brillante posición y un crédito envidiable, no sólo en nuestra ciudad, sino también en toda la región y en Inglaterra, su patria.

Conozcamos algunas de sus actividades: En 1893 inauguró el Restaurante «TheAlbion», decorado a la usanza británica, en el que se servía la comida típica inglesa.
“La Provincia” del domingo 12 de marzo del citado año se hacía eco de la noticia;
<<El viernes pasado se inauguró el nuevo Restaurant inglés “TheAlbion” situado en la calle Odiel número 43 y propiedad de nuestro particular amigo don Guillermo Alcock. Dadas las muchas relaciones que tiene dicho señor en esta capital, y lo selecto de todo lo que se expende en este establecimiento, no dudamos un gran éxito al nuevo Restaurante “TheAlbion”>>.

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Este señorial restaurante tenía como clientes habituales las familias más linajudas, tanto anglosajonas como onubenses.

Como jugador de cricket su técnica era muy depurada. Así, leemos en el diario “La Provincia” del 2 de enero de 1895:
<<Cricket. La colonia inglesa inauguró ayer el año 1895 con una muy animada partida.Se formaron dos grupos: uno compuesto de ingleses y otro de escoceses e irlandeses. El juego empezó a las nueve de la mañana y terminó a las cinco de la tarde: durante dicho tiempo se jugaron dos innings, que fueron ganados por el grupo de escoceses e irlandeses; felicitamos muy de veras al Sr. don Guillermo Alcock, cónsul irlandés en esta capital, por el triunfo obtenido por sus compatriotas>>.


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El día 8 de julio de 1896, ofrecía a los visitantes de Huelva un cubierto por sólo 2.50 pesetas. Este establecimiento cerró sus puertas en los años veinte. También ejerció, durante muchos años, el cargo de vicecónsul en Huelva de los Estados Unidos; desempeñó diversas representaciones comerciales, etc.

En Huelva se comienza a patear balones con la llegada de los ingleses en 1873. Años después se siente la necesidad de crear un Club. Esta gozosa realidad se verifica en 1889 teniendo como piezas primordiales a Mr. Ch. Adams, a don Alejandro Mackay y a nuestro biografiado. Aunque estuvo presente en la reunión fundacional del Club, Alcock no formaba parte de su junta directiva, ya que la característica más definida de Mr. Alcock era la acción deportiva. Así, tras acordar los dirigentes recreativistas el primer partido con una entidad deportiva sevillana, participó como capitán en este primer partido de ‘football’.

Tras este partido inicial William Alcock jugó numerosos partidos con los equipos que formaban las tripulaciones de los vapores surtos en la ría. Pero ¿Cómo era el Alcock futbolista? Aparentaba ser de complexión frágil, delgada como el filo de una espada, aunque ello no le amilanara para ir al choque; rostro alargado, cabellos lacios, mechones caídos sobre la frente y un descomunal bigote… Se le consideraba «un formidable amateur del balón»; por ello era una eficacísima piedra angular en el Recreativo de los años noventa del siglo decimonónico. Alcock tenía unas facultades físicas portentosas que le hacían poco menos que incansable; una afición al fútbol que le obligaba a patearse el terreno del Velódromo de arriba a abajo hasta vaciarse, un sentido del juego que hacía que el Recreativo se moviera bajo su batuta; poseía un tiro mortífero, era cerebral, veloz y ¡para qué seguir…! La gran afición que sentía hizo que, una vez que sus facultades le hicieron abandonar la práctica del deporte, se dedicara a fomentar el balompié entre los jóvenes, dándoles consejos que su experiencia convertían en valiosísimos. Avalemos este aserto relatando el partido que jugó el 19 de noviembre de 1904, del que dio cumplida información el diario «La Provincia”:

<<Hoy tuvo efecto el anunciado partido de foot-ball entre el equipo de Huelva y los oficiales de los vapores ingleses surtos en la bahía, por no haber podido venir los jugadores de Riotinto. El partido resultó muy reñido, ganando Huelva la Copa de Plata, regalo del Presidente del Club. El acto de entrega de la Copa de Plata a los vencedores se hizo por el Reverendo Jeffrey, el cual pronunció un breve «teach» felicitando a los socios del Club por los rápidos adelantos que han hecho en este sport. Le contestó en otro «teach» el capitán del Club de Huelva, Sr. Alcock a los jóvenes socios para que defiendan con brío la Copa todo el tiempo que puedan. Ambos «teachs» fueron muy aplaudidos. Nuestra enhorabuena al Club de Huelva y al director de los socios jóvenes que comanda nuestro buen amigo D. G. Alcock>>.

Lo que más impresiona de la noticia es que ¡Guillermo Alcock jugaba al fútbol con cincuenta años…! Al Recreativo le prestó su apoyo incondicional, formando parte de varias de sus directivas. En este sentido, su labor sólo es comparable a la del Dr. Mackay. Ambos pusieron las primeras piedras del Club que, años más tarde, sería Campeón de Andalucía y Extremadura. En unos tiempos muy delicados, ya que dos años antes había finalizado la guerra de España con los Estados Unidos, don Guillermo fue nombrado agente consular de esta última nación (“La Provincia” del 20 de octubre de 1900):
<<Ha sido nombrado Agente Consular de los Estados Unidos en esta capital, nuestro antiguo y buen amigo don Guillermo Alcock>>.

Cargo que todavía lo seguía desempeñando en 1905. Así queda confirmado en el diario “La Provincia” del 24 de agosto del citado año:
<<Ha marchado a Gibraltar, acompañado de su bella esposa y de su hija Nina, nuestro amigo don Guillermo J. Alcock, agente consular de los Estados Unidos en esta capital>>.

En el plano familiar G. Alcock contrajo matrimonio, el viernes 7 de mayo de 1891, en la catedral de Cádiz con Virginia E. BassadoneAlcock. Fruto de esta unión fueron tres hijas, Blanca (nacida en 1893 y maravillosa tenista), Virginia Catalina (nacida en Huelva el 2 de octubre de 1894 y que debió morir con escasa edad) y Nina (nacida en Huelva el 29 de abril de 1898), tan conocida de la buena sociedad y excelente pianista, tal como advertimos en el diario “La Provincia” del día 11 de mayo de 1912:
<<Para completar sus estudios de piano, ha marchado a Bristol (Inglaterra), la bella señorita Nina Alcock, hija del cónsul de los Estados Unidos en ésta, don Guillermo>>.

Guillermo Alcock vivió, salvo esporádicos viajes a las islas británicas, durante más de treinta años en nuestra ciudad, ya que consideraba a ésta como su segunda patria y la quería como un verdadero hijo de adopción. En 1929 se siente enfermo y marcha a Londres buscando alivio a su dolencia que paulatinamente había minado su robusta edad. Como si presintiera que su fin estaba próximo se llevó consigo a su esposa e hijas.
Y en efecto, falleció en la madrugada del día 5 de enero de 1930, causando su muerte fuerte conmoción en Huelva, ya que su talante agradable, franco y campechano, tan británico como andaluz, lo había convertido en un onubense más, que gozaba de popularidad y simpatía en todas las clases sociales.


Puerto de Huelva

1 comentario en «William J. Alcock, pionero del fútbol nacional»

  1. Sr. Martínez Navarro, no ha nombrado usted para nada a Minas de Río Tinto, donde inició su andadura William Jonathan Alcock por el año 1888, y donde permaneció hasta Marzo de 1892. En este tiempo ocupaba el puesto de Jefe de Almacén de Comestibles. En Mayo de 1889 era Jugador de Cricket en Río Tinto; que «trabajito» les cuesta a algunos historiadores de la capital nombrar a Minas de Riotinto ene esto del fútbol, así nos va. Antes de venir a Minas de Riotinto, se le realizó un adelanto de 15 libras en Inglaterra, para sufragar los gastos de viaje.

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