José Manuel Alfaro / Sección de ficción ‘El Cuaderno de Muleman’. Hoy se ha conocido, que un grupo de ingenieros trabajan en el diseño y la fabricación de un robot que podría cambiar la agricultura tal como la conocemos. Hasta el momento muchos han sido los intentos por tecnificar, una de las labores más importantes del campo, como es la recolección del fresón. Pero todos ellos han fracasado ante la complejidad que entraña realizar un trabajo, que no está exento de dificultades, debido fundamentalmente a las características del cultivo en sí. Algo que podría cambiar con el nuevo enfoque propuesto por estos ingenieros en robótica, que llevaría consigo un cambio en el modelo de producción y de la disposición actual del cultivo. Una disposición mas adaptada en estos momentos a una optimización en la recolección manual, que en la utilización del robot, que este equipo de ingenieros palermos ha diseñado y con el que están dispuestos a revolucionar no solo la agricultura, sino también el tejido social y económico que rodea a la industria agraria del fresón de esta provincia.
Aunque aún el diseño, está en fase de pruebas y no será hasta el próximo año, cuando se hagan los ajustes técnicos en los cultivos que permitan ver robots caminando entre las fresas de los campos de Palos, no sería extraño que al final de esta campaña, se pudieran ver algunos prototipos, que ya están probándose en una de las fincas experimentales que se han creado, para llevar a cabo las primeras pruebas. Una circunstancia, que a los que tuvieran la suerte de ver estos trabajadores autónomos robóticos en acción, les permitirá tener la percepción, de parecer estar viendo la película de Terminator o una versión agrícola de Robocob, Blade Runner o la Guerra de las Galaxias. Si las pruebas terminan dando el resultado esperado, el municipio podría convertirse en un referente mundial de la robótica agrícola, pero sobre todo, sería pionera en la gestión del proceso de colonización de estos robots, que podrían cambiar completamente la imagen actual del municipio, por otra más futurista, en la que podría incluso rodarse la cuarta y esperada película de Regreso al Futuro, como nos cuenta este inmigrante nacido en Senegal, estudiante de robótica por la UNED e impulsor de un proyecto, que podría cambiar Palos para siempre.
¿Cómo se le ocurrió la idea?
Vivimos en un mundo cada vez más tecnológico y tecnificado. Un estado que no parece llegar todavía al mundo agrícola. Si a esto le añadimos la falta de personal cualificado para llevar a cabo la recolección del preciado fresón, si además se le une el gran número personas que se encuentran en el municipio y que no pueden acceder a un contrato de trabajo porque se encuentran de manera irregular y la única alternativa que tiene para hacerlo es utilizar la documentación de otros compañeros y si a todo eso le suma la precariedad habitacional en la que viven, hacinados en infraviviendas sin suministro eléctrico, agua potable ni alcantarillado. Lo único que queda por hacer en este lugar es o tirarte por los barrancos aledaños, fruto de la desesperación o agudizar el ingenio diseñando un robot capaz de romper todas estas concertinas sociales, al mismo tiempo que tecnificar una de las labores agrícolas mas manuales y humanizadas del la industria agrícola del fresón.
¿Por qué hasta ahora han fracasado todos los intentos?
Yo creo que el problema ha fracasado por dos cuestiones principalmente. La primera, porque hasta ahora los ingenieros que han abordado el problema, no han tenido que levantarse a las seis de la mañana, para ponerse en la puerta de un bar a esperar a que algún empresario necesite de sus servicios y te lleve a su finca para echar una jornada de trabajo recolectando fresones. Generalmente los ingenieros piensan como ingenieros, pero un inmigrante que se levanta con la idea de echar una jornada laboral recolectando fresas y que cuando llega a casa, durante toda la tarde y la noche, solo puede pensar en volver a repetir el mismo trabajo del día anterior, tiene otra percepción del problema y puede abordarlo de otra forma. Y la segunda cuestión es que en un despacho y delante de un ordenador no te puedes dar cuenta que la cuestión no está tanto en pensar como es el robot que tendrá como objetivo quitarte el trabajo, sino en la forma en la que debe de estar dispuesto el cultivo, para favorecer el diseño y la fabricación de un robot recolector de fresones. A día de hoy, puedo asegurar, que en las condiciones en las que se explota el cultivo es inviable diseñar un robot que pueda recolectar ni un fresón. Sin embargo si se rediseña la disposición y se hacen ajustes, estoy seguro que el robot que hay diseñado en mi cabeza, podría tener un alto grado de éxito.
¿Para cuándo estará listo el primer prototipo?
Yo espero que a finales de esta campaña esté listo nuestro primer prototipo, estamos trabajando muy duro yo y mis compañeros para hacerlo posible. Aunque de ello dependerá el número de chabolas del asentamiento que se sumen a la construcción del mismo. Cuanta más seamos, mas fácil será el montaje en serie del ingenio y más rápido lo construiremos. De momento somos tres chabolas las que estamos inmersos en la construcción, la mía en la que llevamos todo el proceso de diseño, la de unos amigos de Mali, que llevan la planificación y que es la encargada de toda la organización y la tercera, la de Gambia, que es la encargada de la producción del robot, en total somos 18 personas dedicadas al proyecto. Hemos hecho muchos avances, pero para tener listo el primer prototipo, no solo necesitaríamos el concurso de gran parte del asentamiento, sino también de sector empresarial, los agentes sociales y el alcalde que podría escalar el proyecto al ministro de ciencia y tecnología que podría hacer posible la disposición de más recursos técnicos y económicos.
¿Qué cambiará en la agricultura del municipio?
No solo cambiará la agricultura, de la que podría desaparecer la típica imagen del trabajador cualificado descansando en el crucero mientras bebe agua de un bidón de plástico cubierto de espuma de poliuretano. Un imagen que desaparecería en detrimento de una más futurista con, robots sincronizados recolectando fresones las 24 horas del día, con la misma eficacia que lo hace una ser humano actualmente. La preocupación del empresario por encontrar personal cualificado desaparecería, las necesidades de mano de obra humana serían ínfimas, en comparación con la situación actual. Solo se necesitaría personal humano para una labores muy concreta, poner a cargar a los robots, mantenimiento preventivo, vigilancia para que ningún robot se descontrolara, transporte y algún que otro distrayendo a los robots para mantener una imagen humanizada de la agricultura. Pero si hay algo que podría revolucionar, además de la agricultura, la existencia de robots recolectores de fresas en las explotaciones agrícolas, eso sería la desaparición de los asentamientos, porque muchas chabolas se convertirían en centros de producción de estos robots y las que no, los individuos de ellas carecerían de sentido del estar allí, porque su presencia ya no sería necesaria, porque la función que los mantenía allí desaparecería e irremediablemente tendrían que marcharse a otra asentamiento de otro cultivo de temporada.
¿Qué capacidad de producción esperáis conseguir?
Si la producción de los robots dependiera del asentamiento, gracias al gran numero de ellas, estimamos que la cadena de producción, podrían salir más de 50 robots al día, lo que equivaldría a mas de 200 recolectores de fresas al día, teniendo en cuenta de que un robot puede trabajar 24 horas al día, mientas que un persona seis horas y echando horas extras 8 como máximo al día, si no quiere acabar en un silla de ruedas con 50 años. Eso sí, esta producción se podría cumplir siempre que la cadena de suministro de piezas y elementos no se rompiera.
¿Echaremos de menos Palos, tal como lo conocemos a día de hoy?
No, de ninguna manera, se que soñar, imaginar, pensar es fácil, pero en este caso, creo que estamos ante una realidad posible, de la que me puedo imaginar un Palos más integrador y menos segregado y socialmente sostenible. Me imagino un Palos con asentamiento transformados en fábricas de robots, me imagino una ciudad del siglo XXII, donde no solo haya coches autónomos paseando o volando por sus calles, niños y niñas con monopatines aéreos, cientos de robots caminando por sus aceras, imagino un pueblo donde podría rodarse la cuarta y esperada entrega de Regreso al Futuro.