Miguel Mojarro.
Un político de la transición española, de notable presencia parlamentaria y de partido, valorado por casi todos, dijo en una ocasión, con motivo de una entrevista a la que fue «sometido» y en respuesta a la pregunta del entrevistador:
Entrevistador: ¿Por qué ahora los políticos no saben hacer lo que se hizo en la Transición?
Entrevistado: Porque entonces estaban los mejores.
Entrevistador: ¿Es que ahora son malos?
Entrevistado: Yo no he dicho eso.
Aquellas palabras escuchadas o leídas, adquieren especial resonancia en estos momentos, en los que la confusión entre los ciudadanos es compañera hasta en los sueños.
Nosotros «no ponemos ni quitamos rey» (Aunque tengamos nuestra opinión personal), pero añadimos a la mesa de la reflexión datos que la favorezcan.
Cuando publicamos la reseña de dos publicaciones del periodista Iñaqui Gabilondo, dijimos que había otro periodista de su talla, que debería estar mencionado en estos momentos, por la relevancia de sus opiniones en prensa y radio. Se trata de Fernando Ónega, veterano y no por eso menos vital, que cada día nos obsequia con sus comentarios de actualidad, en los que las ideas claras y su peculiar forma de seleccionarlas, sintetizarlas, analízalas y concluirlas, nos aporta un germen de reflexión inestimable. Como pocos.
No tenemos ninguna publicación (Todavía no existe) que nos recopile esos comentarios minuteros y sabrosos de Ónega. Pero sí tenemos un magnífico ejemplar de testimonio de buen periodista, de excelente entrevistador, de magnífico analista, que es el libro que hoy traemos a esta propuesta casinera.
Se trata de «Puedo prometer y prometo», insuperable radiografía de aquel momento histórico de nuestra sociedad, a través del personaje clave, pero tal vez menos conocido y comprendido por los medios de comunicación. Es posible que la sociedad lo conociera mejor que los medios, pero también es cierto que éstos están mas condicionaos por factores externos a ellos.
En todo caso, el trabajo de Fernando Ónega es una exquisita radiografía de la época, enfrentado a la persona que estaba en todos los secretos que los demás no conocíamos. Ónega se sienta con Adolfo Suárez, al otro lado de la mesa y echa horas de toma de datos, de análisis y organización de los mismos, para ofrecernos la mas bonita y realista fotografía de la realidad de aquellos años.
Sugiero, solamente sugiero, que se elija un lugar que propicie la lectura placentera y que, posteriormente, posibilite la presencia de un colectivo proclive a la discusión. (Qué tres maravillosas palabras, si se sitúan en un contexto adecuado: Propicie, posibilite y proclive. (Gómez de la Serna habría sacado provecho irónico sobre esto).
Lugares hay muchos, afortunadamente, en el conjunto de los casinos de Huelva. Pero hay uno ideal para ello, por su ubicación, por su belleza y por el colectivo de socios que lo integran: El Casino Español, de Bollullos del Condado.
No está tan lejos. A veces hacemos mas kilómetros para ir a cualquier absurda celebración donde nos ofrecen comida, bebida y ver a quienes no soportamos.
Bollullos, Par del Condado, es lugar a mano, atractivo y de generosos vinos. Con bodegas de ensueño y calles que invitan al paseo vespertino. Y un casino con vocación estética que ofrece un patio que es tentación a la lectura.
Atrévete. Y de camino, saluda a mi amigo Antonio, que con su presencia en este casino hace entrañable lo que es admirable.
Atrévete. Y compra este magnífico libro, de un periodista también magnífico. Parece mentira que un analista tan ácido sea tan encantador. Pero así es.
Atrévete.
Grupo Azoteas