Sotiel Coronada, uno de los entornos mineros más relevantes y desconocidos de Huelva, podría convertirse en BIC

La Asociación Amigos de la Mina de Sotiel trabaja para que sea declarado BIC. En la imagen, puente de Coronada, todo un símbolo de la zona. / Foto: youtube.
Vista de Sotiel Coronada.

Mari Paz Díaz. Situada en la puerta de entrada de la comarca del Andévalo y con unos orígenes ligados a la actividad minera, Sotiel Coronada cuenta con una historia de miles de años. Y es que, a pesar de su pequeña población, la minería se desarrolló en esta zona desde tiempos protohistóricos, siendo clave en el devenir histórico de la provincia de Huelva. Un hecho que le permite albergar un rico patrimonio arquitectónico y cultural. Sin embargo, a pesar de su importancia histórica y cultural, Sotiel Coronada sigue siendo una gran desconocida, incluso para los propios onubenses. 

El río Odiel a su paso por la zona. / Foto: iagua.es.

Una situación que tal vez se deba a que este entorno no cuenta con grandes yacimientos que hayan podido aparecer de forma destacada en los titulares de los medios de comunicación, sino que, tal y como nos explica el doctor en Geología y profesor titular del área de Estratigrafía de la Universidad de Huelva, Juan Antonio Morales, «esta zona arqueológica se encuentra dispersa en multitud de emplazamientos. Quizá sea el valle del Registro, también conocido como valle de Tiberio, el que presenta la mayor concentración de restos de la actividad minera de varias épocas, desde la época protohistórica hasta el siglo XIX, pasando por romanos y visigodos. Del mismo modo, también existen restos romanos en otros emplazamientos, como el monte Sotiel, la barriada de ‘El Escorial’ en Sotiel Coronada y numerosos pozos y galerías de esta época, algunas todavía accesibles, que se pueden encontrar al pasear por el campo en los alrededores».


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Bomba de Ctesibio expoliada de Sotiel, conservada en el Museo Arqueológico Nacional. / Foto: Museo Arqueológico Nacional.

Además, gran parte del patrimonio minero de esta pedanía situada en el término municipal de Calañas fue expoliado a finales del siglo XIX y principios del XX, lo que provocó que de estas minas salieran elementos arqueológicos de gran importancia para comprender la ingeniería de la época romana. Entre los objetos más llamativos sustraídos se encuentra «una pieza de carácter único, que fue encontrada en 1889 en Sotiel Coronada: la bomba de Ctesibio. Construida en  bronce, aún existe discusión sobre su cometido, existiendo varias hipótesis al respecto e, incluso, hay desacuerdo en si funcionaba con aire o con agua. Esta bomba es la mejor conservada del mundo y, aunque fue expoliada, se conserva en Madrid, en el Museo Arqueológico Nacional. Otro buen ejemplo es el sistema mixto conformado por una noria de cangilones de bronce y tres tornillos de Arquímedes, que servían como sistema de desagüe en las galerías  situadas bajo el nivel del terreno. Uno de estos tornillos fue trasladado al Instituto Arqueológico de Liverpool, ya desaparecido, conservándose  actualmente en el World Museum de esta localidad. Sin embargo, se desconoce el paradero de los otros dos, así como de la noria de cangilones que acompañaba a estos tornillos. Igualmente, no se sabe dónde están los vasos lacrimatorios extraídos en 1886 de una agrupación de tumbas romanas, que aparecen documentados en alguna publicación arqueológica de la época. Teniendo en cuenta este expolio, lo que se conserva en Sotiel Coronada es todo lo que no pudieron llevarse«, concreta el profesor Morales. 

Postal enviada en 1920 por Hugo Maidment a su familia de Inglaterra que dice: «Vista general de Sotiel mirando al oeste. La estación de río Odiel en primer plano. El ferrocarril a los campos de cementación a la derecha. A la izquierda el ferrocarril a Huelva. La mina está bajo las colinas a la izquierda». Foto tomada desde el cabezo del Escamocho. / Foto: Asociación Amigos Mina Sotiel Coronada.

Pero, ¿cuándo y cómo se desarrolló la actividad minera en la zona? Las investigaciones desarrolladas hasta el momento ponen de manifiesto que existen evidencias de una minería de cobre de época protohistórica en la ladera norte del valle del Registro. En concreto, Juan Antonio Morales explica que «las rocas volcánicas que afloran en algunas crestas de esta ladera son ricas en minerales de cobre que aún son visibles a simple vista. Es el caso de la malaquita que se ve con tonalidades verdes sobre la superficie de unas pizarras volcánicas amarillas. En los alrededores de este afloramiento han aparecido numerosos martillos de minero elaborados en rocas duras del entorno, como cuarcitas y grauvacas. Estos martillos fueron depositados por su descubridor, el arqueólogo de la Universidad de Huelva Juan Aurelio Pérez Macías, en el Museo Minero de Riotinto. A esta época pertenecen también los molinos manuales encontrados en los alrededores, que eran usados para machacar el mineral y facilitar así su fundición, así como toberas de arcilla para avivar el fuego en el proceso de fundido y restos de crisoles. La morfología de los martillos de piedra sugirió en cierto momento que esta minería podría encuadrarse en el tercer milenio antes de Cristo, pero estudios más recientes la relacionan con la que se ha dado en llamar época tartésica, posiblemente unos dos mil años más tarde».


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Imagen de un martillo depositado por Juan Aurelio Pérez Macías en el Museo de Riotinto. / Foto: Juan Aurelio Pérez Macías.

A pesar de esos orígenes remotos, lo cierto es que fue en la etapa romana cuando estos yacimientos calañeses vivieron su momento de máximo esplendor, al ser el periodo en el que ofrece las mejores y más numerosas muestras, confiriendo a Sotiel Coronada una verdadera singularidad. Porque los mineros romanos construyeron numerosas galerías (ternagus) y pozos (poteus) por todo este territorio. Una explotación que, debido a la presencia de fallas, se hacía, principalmente, mediante pozos verticales pareados, que, además del valle de Tiberio, aparecen también en el barranco de la Coronada y en los alrededores de la Corta de Fraguas Viejas. Unos pozos que, a excepción de dos de planta circular, eran cuadrados, con una profundidad de unos 10 metros de media, aunque algunos alcanzan hasta los 100 metros. Al mismo tiempo, se observan pequeñas galerías de prospección, que entran en el terreno desde los costados de los cerros o desde las propias cámaras de extracción para reconocer nuevas zonas de enriquecimiento. La forma típica de estas galerías es la conocida como caja de muerto, al tener una altura de 1,70 metros y una anchura de 0,75 metros.

Antiguas galerías de explotación romanas puestas al descubierto al excavar la corta de Fraguas Viejas. / Foto:  Libro de Félix Carnero ‘Las fotos Inglesas de la mina Sotiel (1900-1940)’. 

Una explotación dirigida a la extracción de cobre y plata. En cuanto a su funcionamiento, según el estudio de las monedas en estos yacimientos, «la mina era gestionada por sociedades privadas ya en época republicana, en la segunda mitad del siglo I a. C., pero es a partir del emperador Augusto cuando  se  alcanza la  máxima producción, como lo demuestra el tesorillo de más de 200 denarios de plata encontrados en esta zona», apunta este investigador.

Otra evidencia de la minería romana en la zona son los llamados escoriales, ricos en plomo y plata, aunque estas escorias romanas están muy alteradas debido a que en el siglo XX fueron empleadas para la construcción de carreteras. A pesar de ello, puede comprobarse cómo el escorial de Tiberio ocupa una extensión de 1,8 hectáreas y tiene un espesor de unos 2 metros, si bien, el escorial más extenso se encuentra en las inmediaciones del actual poblado de Sotiel, al norte de la barriada de ‘El Olivar’ y en la llamada precisamente ‘El Escorial’. 

Malacate del Pozo San Luis, ya desaparecido. / Foto: Libro de Félix Carnero ‘Las fotos Inglesas de la mina Sotiel (1900-1940)’. 

Todos estos detalles, aunque no hayan dado grandes ‘descubrimientos científicos’ -salvo en el caso del Tornillo de Arquímedes y la Bomba de Ctesibio-, han contribuido al conocimiento de la minera romana a nivel regional, especialmente en el caso de Riotinto o Tharsis, en gran parte gracias a que los escoriales o las galerías del valle de Tiberio no han sido modificadas por la minería industrial contemporánea. Es más, estas instalaciones pueden visitarse y, como apunta Juan Antonio Morales, «uno tiene la sensación de que los romanos estuvieron ahí trabajando ayer mismo».

La Asociación Amigos de la Mina de Sotiel trabaja para que sea declarado BIC. En la imagen, puente de Coronada, todo un símbolo de la zona. / Foto: youtube.

Una riqueza patrimonial, como decimos, poco conocida, pero de gran importancia, que es necesario ponerla en valor, especialmente ante el peligro de que pueda ser destruida de forma accidental. Es más, según este  doctor, «recientemente, obras de infraestructura, como cortafuegos y tendidos eléctricos, ha alterado de una manera intensa el entorno cercano y sólo ha sido obra de la casualidad que no hayan destruido de una forma irreversible el núcleo central de este patrimonio. A este respecto, ha nacido una intensa colaboración con otras asociaciones que luchan en el mismo sentido; valgan como ejemplos el hermanamiento con la Asociación Herrerías y la integración en la Asociación Campo Andévalo, ambas con objetivos similares. En nuestro caso, estamos dando los primeros pasos para la declaración de estos espacios como Bien de Interés Cultural (BIC)».

Miembros de la Asociación Amigos de la Mina de Sotiel, creada por un grupo de personas amantes del patrimonio de diferente cualificación, que decidieron unirse para promover la investigación, conservación y puesta en valor de la historia y el patrimonio histórico, natural e industrial de Sotiel Coronada, para fomentarlo desde un punto de vista cultural y turístico. La foto recoge el momento de la colocación del primer cartel de la ruta minera.

En concreto, con este objetivo trabaja la Asociación Amigos de la Mina de Sotiel, que ha comenzado a localizar los restos patrimoniales que quedan en la zona para estudiarlos, documentarlos y hacer indicaciones con la finalidad de que puedan ser visitados. En este sentido, «ya hemos realizado estudios profundos de muchos de estos elementos patrimoniales. De hecho, uno de nuestros socios, Rubén Macías, ha realizado su Tesis de Máster sobre el patrimonio protohistórico y romano que permanece en Sotiel; otra, Aurora Mora Montín, entró en contacto con la conservadora de la Bomba de Ctesibio y marchó a estudiarla al Museo Arqueológico Nacional; y otro, Manuel Ponce, consiguió las autorizaciones pertinentes y se marchó a Liverpool para estudiar in situ el Tornillo de Arquímedes. Otros nos hemos dedicado a divulgar algunos resultados de la investigación histórica, como Rubén y Aurora, que han publicado numerosos artículos históricos, mientras que Félix Carnero publicó un libro sobre la época de explotación inglesa (Las fotos inglesas de la mina Sotiel, 1900-1940) y yo novelé la época portuguesa en Ira de Plutón», nos explica Juan Antonio Morales como miembro de esta entidad.

Ermita de Ntra. Sra. de la Coronada. / Foto: Ayuntamiento de Calañas.

Una organización que también ha creado una ruta turística denominada Ruta Minera de Sotiel Coronada, que ya es visitable, al haberse ubicado paneles de señalización e informativos con códigos QR en los que se puede acceder a información actualizada de los elementos patrimoniales del entorno, tanto en lo que se refiere al patrimonio arqueológico, como minero, industrial y natural (geológico y biológico).

Han colocado códigos QR en el Puente de San Rafael. / Foto: minasotielcoronada.es

Y es que, junto a su riqueza arqueológica, Sotiel también puede presumir de contar con un importante patrimonio arquitectónico, como sucede con las dos ermitas correspondientes a las advocaciones de Nuestra Señora de Coronada y Nuestra Señora de España, pero, además, conserva uno de los pocos relojes de sol del Andévalo. Del mismo modo, tampoco puede olvidarse el paraje que se ofrece al cruzar el río Odiel, donde se encuentra el molino del Escamocho, del siglo XVIII, uno de los molinos harineros mejor conservados de Huelva, así como el puente de la Coronada o San Rafael, construido en 1775 de acuerdo con los  planos diseñados por Pedro de San Juan.

Corta de Fraguas Viejas a inicios del siglo XX. / Foto: Asociación Amigos de Sotiel Coronada.

En cuanto a los lugares históricos relacionados con la minería industrial del XIX, en Sotiel se puede visitar el ‘Socavón 200’, o del XX, como la Corta de Fraguas Viejas y el Pozo Isidro. Por su parte, en cuanto al patrimonio natural, el entorno de Sotiel incluye georrecursos de primer nivel, como el pliegue de Migollas, el anticlinal de Sotiel y la falla de Tiberio, elementos que motivaron la celebración en esta localidad del Geolodía 2017 por parte de la Sociedad Geológica de España, en la que la asociación colaboró activamente junto con Fieldwork Riotinto.

Quieren hacer visitable el Socavón 200. / Foto: minasotielcoronada.es

Por último, a nivel histórico se ha recuperado la memoria de algunos personajes esenciales en su trayectoria, como Lourenço Malheiro, Antonio González y García de Meneses, Tomás Gallart, Axel Boeck, Charles Kaesmacher o Richard Bristow, al tiempo que se ha reconstruido el accidente ocurrido el 5 de marzo de 1895, el más grave de la minería metálica en España, a raíz del cual se ha logrado el nombre de los 22 fallecidos.

La ruta ya está señalizada y funcionando. / Foto: Juan Antonio Morales.

Elementos todos ellos que se incluyen en esta Ruta Minera de Sotiel Coronada. Una iniciativa que ha sido posible gracias que la asociación ha conseguido «el respaldo de una masa social que, aunque no es muy numerosa, sí importante, teniendo en cuenta el número de habitantes de Sotiel Coronada, así como la financiación de una quincena de empresas que aportan como socios institucionales, como sucede con el importante patrocinio de MATSA, que está financiando toda la cartelería de la Ruta Minera, así como el Ayuntamiento de Calañas, que, incluso, promovió la filmación de un video de la ruta».

Un momento del rodaje del video. / Foto: Juan Antonio Morales.

Se trata de un audiovisual rodado en marzo de 2017, bajo la dirección de Simón Noriega y con guión de la asociación, creado con la idea de respaldar la labor de esta organización y comenzar a atraer el turismo ecológico a Sotiel Coronada, como una fórmula para reactivar su economía. Una propuesta que ha resultado efectiva, puesto que ya han comenzado a llegar a la zona autobuses de diferentes centros de enseñanza de Huelva y Sevilla para mostrar la ruta minera a sus estudiantes, además de la presencia las pasadas navidades de los promotores de la Red Ibérica de Espacios Geo-mineros, que querían conocerla para integrarla en este circuito. 

Puedes conocer todos los detalles de esta ruta en el siguiente video:

Su objetivo a largo plazo es lograr un Museo Minero. En la imagen, una estampa típica del río Odiel a su paso por Sotiel Coronada con el Puente de San Rafael y el molino del Escamocho. / Foto: Juan Antonio Morales.

Y, a partir de aquí, esta asociación tiene en marcha otros proyectos, como la recuperación de una biblioteca Geo-minera que existió en Sotiel Coronada, conservada hasta un momento de revueltas en el que fue quemada, así como la creación de un Museo Minero, una idea más ambiciosa y a desarrollar a largo plazo. En el primer caso, aunque el material bibliográfico ya no se puede recuperar, sí «estamos consiguiendo volúmenes nuevos. En este sentido, varios profesores del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Huelva nos han donado sus bibliotecas particulares en el trance de su jubilación. Además, el Instituto Geológico y Minero de España también nos ha donado un importante número de volúmenes relacionados con la minería y la geología del entorno. Nuestro agradecimiento a Emilio Pascual, Reinaldo Sáez y Pilar Mata que han contribuido con sus donaciones a que actualmente tengamos todos estos fondos», nos comenta Morales. En esta línea, desde hace varios años, también organizan durante el mes de marzo las Jornadas de Historia y Patrimonio de Sotiel Coronada. Lo que sí necesitan, por el momento, son locales para poder materializar todas sus propuestas. 

Otra imagen de Mina Sotiel, un importante yacimiento romano.

Con todo, para finalizar, este profesor de la Universidad de Huelva resalta que «el Andévalo onubense posee una riqueza patrimonial que merece ser reconocida y, sólo a través de este tipo de asociaciones, podemos conseguir conocerlo, recuperarlo, ponerlo en valor y explotarlo turísticamente. Quizá un paso cuantitativo importante pueda ser la red de asociaciones que plantea Campo Andévalo. Seguiremos luchando por ello. Merece la pena».

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