Rosa Mora. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla, el onubense Manuel Minero confiesa que su curiosidad por la Historia de la Navegación se remonta a su infancia. De este modo, tras su paso por la capital hispalense y después de especializarse en Comunicación Empresarial, el joven periodista decidió adentrarse en el mundo de la Cartografía Histórica en la sede de La Rábida de la Universidad Internacional de Andalucía.
Durante cuatro años formó parte del equipo de la Fundación Nao Victoria, entidad especializada en la promoción y desarrollo de eventos a través de sus réplicas de barcos históricos –Nao Victoria y El Galeón Andalucía- en puertos de todo el mundo. En esta línea, Manuel Minero tuvo la oportunidad de navegar durante tres años a bordo de estos barcos que han participado en exposiciones nacionales e internacionales.
Precisamente gracias a una de las rutas del Galeón Andalucía –réplica de un galeón español del siglo XVII, barcos que protagonizaron las rutas comerciales y culturales que durante más de tres siglos (XVI- XVIII) unieron España con América y Filipinas- Manuel Minero llegó por vez primera a San Juan de Puerto Rico, ciudad a la que el periodista regresaría poco después para embarcarse en la gran aventura de situarse al frente del Museo del Mar, entidad de la que el onubense es Director Ejecutivo. Como nota curiosa, el Galeón Andalucía fue construido en 2009-2010 bajo el diseño y dirección de Ignacio Fernández Vial, en los astilleros de Punta Umbría.
Huelva Buenas Noticias ha conversado con este onubense que contagia ilusión y pasión por lo que hace.
– ¿Sabría decir de dónde le viene su pasión por la Historia de la Navegación?
– Lo he pensado en varias ocasiones y entiendo que fue en mi infancia cuando quedé impactado por todos los actos que se celebraron entorno al Quinto Centenario en 1992. Aún guardo un ligero recuerdo de la visitas a las réplicas de las carabelas y la nao Santa María atracadas en el Muelle de Levante, o de las decena de dibujos animados y publicaciones alusivas a aquellos viajes que salieron a la luz en esas fechas, y por supuesto las aventuras que narraba el gran maestro Miguel de la Quadra-Salcedo.
– Y su interés por el mundo de la cartografía histórica, ¿Una cosa llevó a la otra?
– Sin duda hay una relación directa, pero en sí el mundo de la cartografía histórica es muy atrayente, imagina que los científicos de nuestra época tuvieran que viajar a lo desconocido para dibujar el mapa del Universo. Pues justo eso fue lo que pasó desde el principio de la cartografía en la Tierra, para adquirir ese conocimiento no había otra técnica más allá de vencer los miedos, viajar hacia el horizonte y dibujar los contornos de la «Terra Incognita». En España, tenemos la suerte de contar con grandes museos que son testigos de ese avance, e invito a que visiten por ejemplo el Museo Naval de Madrid, donde pueden apreciar la labor de cartógrafos tan significativos para la historia mundial como Juan de La Cosa o Cosme Damián Churruca.
– Cuatro años trabajando para la Fundación Nao Victoria y tres años navegando en la Nao Victoria y el Galeón Andalucía, imaginamos que una experiencia, cuanto menos, gratificante y enriquecedora…
– Sin duda, el trabajo en la Fundación Nao Victoria fue muy enriquecedor personal y profesionalmente. El año que navegué por algunos puertos mediterráneos a bordo de la Nao Victoria pude acercarme a la navegación de aquellos marineros de nuestra tierra, en esa réplica se siente y se huele la historia. El Galeón Andalucía me permitió visitar el resto de puertos españoles y cruzar el Atlántico en una travesía inolvidable. Ambos barcos, me dieron la oportunidad de cumplir el sueño de vivir la historia y pude conocer a compañeros de los que aprendí mucho y con los que compartía la misma pasión.
– Y precisamente una de sus travesías en el Galeón Andalucía le llevó a su proyecto actual en San Juan, ¿No es así?
– Así fue, tras visitar Santo Domingo el Galeón Andalucía viajó a San Juan, fue una estancia de mucho trabajo en la que apenas tuve oportunidad de conocer la isla. Pero el destino quiso que tras navegar por la Costa Este de Estados Unidos volviéramos a Puerto Rico y aquí me encuentro.
– ¿Qué le decidió a embarcarse en la aventura del Museo del Mar de San Juan?
– La oportunidad de empezar un proyecto desde cero y el poder acercarme a la historia de un país como Puerto Rico, del que tenemos tantos lazos en común, pero que en el fondo desconocemos.
– ¿Cuáles son sus funciones allí?
– Cuando me embarqué en este proyecto, aunque la colección principal ya existía, tuvimos que ornamentar toda la infraestructura que conlleva un museo, desde lo administrativo hasta lo conceptual. Mis funciones, como Director Ejecutivo, se resumen en hacer realidad los objetivos que nos marcamos en la institución, lo cual me lleva a moverme en campos de comunicación, relaciones públicas, administración, dejando siempre un hueco para las labores que más me gustan, la investigación histórica y su divulgación, bien sea en contacto directo con nuestros visitantes, en conferencias y charlas o a través de nuestras redes sociales que os invito a visitar.
– Dos años y medio viviendo ya en Puerto Rico, ¿Cómo presentaría al Estado?
– Es un paraíso natural de playas de ensueño y montañas de selva pura, con una cultura profunda que han sabido expresar a través de sus diversas músicas y artes, pero sobre todo la riqueza de esta tierra reside en su gente, personas que rebosan hospitalidad y amor.
– ¿Aspectos que más le hayan sorprendido?
– Siento repetirme, pero es que creo que uno no se espera que en una isla que parece tan pequeña en los mapas pueda guardar tanta diversidad de paisajes, culturas y tanta gente buena.
– ¿Cómo valora hasta el momento su experiencia en Puerto Rico?
– Está siendo una experiencia excepcional que me ha enriquecido como persona.
– ¿Estaba en sus planes vivir fuera de España?
– Lo cierto es que no, uno piensa en desarrollar su carrera en el entorno que conoce, pero, en el mundo en el que vivimos lo mejor es prepararse para todo. Vivir fuera de tu país es una decisión difícil de tomar y que depende de muchos factores. Aunque gracias a la tecnología uno se siente cerca de los suyos, y más cuando han podido viajar a visitarme en varias ocasiones, pero siempre se echa de menos la familia y el lugar donde nació.
– ¿Cuáles son sus aspiraciones profesionales?
– Espero seguir creciendo y aprendiendo para llevar al proyecto del Museo del Mar a buen puerto. Pero el futuro es un lugar desconocido y sujeto a tantas las variables, que al final nos convertimos en aquellos cartógrafos que comentábamos al principio. Lo mejor es preparar bien el barco que nos va a llevar a la «Terra Incognita».
– Muchas gracias Manuel.