Esperanza Fidalgo. Carmen López realiza una muestra fotográfica denominada ‘Crisálida’ en la que la mujer es la protagonista de la misma. Del 1 al 20 de octubre se puede contemplar en Company Bar 1900 de Huelva capital.
Como el río Odiel, Carmen nació en la Sierra de Huelva y en la adolescencia vino a desembocar al mar de nuestra costa, un mar lleno de olas, ocasos y amaneceres, que le permiten desarrollar este arte en su máxima plenitud. Vive en Huelva y adora su luz porque cree que para los amantes de la fotografía, Huelva, es el paraíso.
Heredó el amor por la fotografía de su abuelo y de su madre y siempre ha estado rodeada de fotógrafos de los que ha aprendido gran parte de su saber. Hizo un curso de Técnicas avanzadas de fotografía en la UNIA, el cual le resultó innovador y de gran utilidad para mejorar su técnica. Como autodidacta, investiga por su cuenta: libros, tutoriales, cuando lo ha precisado y, sobre todo, observa fotografías de grandes maestros, disfrutando de ellas.
No suele presentarse a concursos, no es su objetivo inmediato. Sólo alguna vez por compartir con compañeros y amistades ha participado en alguna propuesta, como el ‘World Wide Photowalk’ 2011 de Huelva.
Para Carmen López, la fotografía no es una profesión, es algo más. La fotografía para ella es una pasión con la que disfruta y, sobre todo, que le permite canalizar sus emociones. Relata Carmen que es como «un amante que le aporta acción, sueños, ilusión, alegría, tristeza y un sinfín de emociones».
Esta exposición fotográfica, de título ‘Crisálida’, es el fruto de un trabajo intenso con las emociones de diferentes mujeres a lo largo de muchos años. Siempre ha tenido dos intereses muy definidos a la hora de fotografiar: por una parte, las emociones. Captar la emoción es su principal leitmotiv y por otro lado, el factor humano y especialmente las mujeres. Tal vez porque, según me dice, «es más fácil capturar las emociones en mujeres, deseosas de hablar a través de la fotografía».
Es un trabajo basado en una fase concreta de la transformación, haciendo un símil entre la metamorfosis de la oruga en mariposa y los procesos de auto-conocimiento y crecimiento y está enfocado en una parte muy hermosa, dolorosa pero hermosa, esa parte intimista y sola, en la que como la crisálida aprendemos a amarnos y desde ahí a salir de nuevo al mundo plenas de luz.
En cuanto a qué pretende transmitirnos en esta serie fotográfica, en la que la mujer evoluciona, paso a paso, Carmen prefiere dejar que fluya la interpretación del observador y que el espectador interactúe buscando ese misterio tal vez oculto.
Me dice Carmen López que para ella la fotografía es un arte y que, como decía Nietzsche, “sin arte la vida sería un error”.