Miguel Mojarro.
Se acerca el final de esta serie de «Lecturas casineras». El diseño de la misma ha pretendido la alternancia de estilos, temas y modos literarios.
Faltaba el turno de uno de ellos, el cuento, que, por si alguien lo temía, estaba previsto desde el inicio en este lugar, compartiendo espacio con otras glorias que se han propuesto.
Y no es para menos, porque su presencia en la historia de la literatura va siempre acompañada de valores importantes: los mitos, la fantasía y la esperanza. (Los mitos son la realidad deseada, la fantasía es la ilusión no satisfecha y la esperanza es la utopía buscada).
Pero no importa. Los cuentos son eso y más. Por eso nos gustaban entonces y por eso no nos atrevemos a leerlos ahora: Evidencian nuestras actuales miserias y eso no nos gusta.
Los cuentos pueden responder a dos formas de creación: La propia imaginación del autor y la recogida de tradiciones orales, que se escuchaban en las casas de todas las culturas, antiguas sobre todo, de boca de aquellas mujeres que lo sabían todo, porque lo escucharon de sus madres y abuelas. Los hombres estaban a otras cosas (A lo suyo y a las batallitas)
Conviene tener en cuenta algo para entender mejor la importancia del autor en la valoración de los cuentos. Hay tradiciones orales que han sido tratadas de manera diferente por diversos autores. Cada uno hace la narración que se acomoda mejor a su personalidad, incluso concluyendo finales muy diferentes. Pero el cuento es el mismo, tiene el encanto de la leyenda de la que procede, gane al final quien gane y se desarrolle en el lugar que sea. Pero hay finales realmente asombrosos.
Traemos a tres autores de cuentos, tal vez los más conocidos, los cásicos de toda la vida y posiblemente los de mas calidad narrativa.
Los tres son autores de otras muchas e importantes obras literarias y de investigación, pero aquí importan los cuentos, que son la lectura recomendada hoy para leer en los casinos. Y no es poco.
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Hermanos Grimm, el referente alemán de las tradiciones orales.
Jacobo Grimm (1785-1863), el científico, el que realizó el trabajo de investigación histórica sobre origen y transmisión de las leyendas populares. El que llevó a cabo una labor fundamental de recopilación de las tradiciones populares, transmitidas de forma oral, entre las mujeres de los pueblos.
Guillermo Grimm (1786-1859), el poeta, el literato, el que dio forma a los datos recogidos por su hermano y los convirtió en cuentos magníficos.
La dicotomía aparente, ciencia y poesía, dio lugar a una obra mítica en la literatura y en la historia, porque sus cuentos son disección de la vida humana a través de la tradición.
El carácter diferenciador de los cuentos de los Grimm, estriba en el enorme respeto que tuvieron por recoger fielmente las formas orales de las leyendas y narraciones populares.
Aunque otros autores también tuvieron este respeto, son los Grimm quienes mejor lo hicieron y con mas fiabilidad lograron. Esta es la clave del éxito de sus obras: la fidelidad a las tradiciones orales. No pretender reelaborar en formas literarias al uso.
Leyendas y tradiciones orales que se aprendieron de madres y se transmitieron a hijas. Se deduce así, que todo (casi) el material de los cuentos, fue aportado por mujeres.
Conviene tener presentes las características de este tándem de autores: curiosidad por lo popular, tenacidad y rigor, en Jacobo. Dotes literarias y artísticas en Guillermo.?
El siglo XVIII, con su creciente Romanticismo, ensalzó las tradiciones orales, fuentes de la cultura y la literatura nacionales.
De la mayor parte de las fábulas puede deducirse un halo de moralidad y practicidad. Pero no para niños, sino para adultos. El mismo Jacobo Grimm decía: «Estos cuentos no son para niños, aunque a algunos les guste».
De los Grimm, se puede elegir el cuento que nos apetezca en cada momento, pero mi sugerencia es clara: Leedlos con la mente sin prejuicios de falsa prepotencia, porque han sido escritos para vosotros, aunque de niños también nos gustaran.
Seguramente todos hemos leído alguna vez (al menos) muchos de los cuentos de los Grimm:
Blancanieves, Los músicos de Bremen, La Cenicienta, Hansel y Gretel, Rapunzel , La bella durmiente, El abuelo y el nieto, El acertijo, Caperucita roja, El enano saltarín, El sastrecillo valiente, Pulgarcito. La bola de cristal, La zorra y el gato, Las tres plumas, El músico prodigioso, Barba Azul, Juan sin miedo, …
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Hans Christian Andersen. El referente danés de la sensibilidad narrativa.
(1805 – 1875)
De familia humildísima (mucho) y formación esencialmente autodidacta, lector precoz de «Las mil y una noches», que le dejó influencia de estilo. Como a otros muchos.
Su pasión por el teatro y todo lo que significaba arte, fue el fundamento de su vida y avatares. Desde niño, jugaba a representar las obras de Shakespeare, recitar y cantar, con una voz realmente privilegiada
Con una difícil existencia, accidentada como pocas, acoge un afán viajero no acorde con su situación personal. Pero aquí aparece su gran virtud humana: Trabajo, lucha y perseverancia (No es una indirecta …)
Francia, Italia (gran influencia), España, … le proporcionaron amplia y profunda inspiración para sus escritos.
El final de su vida, sosegado y tranquilo, es el premio a una vida luchadora, en aras de su ilusión por la literatura, el teatro, la escena, … Al final, honores y reconocimiento en las altas esferas.
Su obra (no solo cuentos), inmersa en el Romanticismo, acoge las características de este movimiento cultural (Para los que se han olvidado: El Romanticismo es una respuesta a la frialdad de la Ilustración y propone el predominio de los sentimientos sobre la razón.)
Sus cuentos, inspirados y escritos con ilusión, gustan a los niños, los ancianos y a todo el que acceda a ellos sin prejuicios. En ellos, pureza, delicadeza y suavidad.
Como poeta, imaginación. Como filósofo, sentido profundo en todas sus obras. Filosofía y estética, íntimamente unidas en sus obras.
Con admirable inventiva y un estilo sencillo, Andersen es autor de un total de 168 cuentos, con protagonistas reales, otros míticos y algunos animales dotados de vida, así como objetos a los que imprime sentimientos.
La mayoría de las historias de Andersen son pura invención, a diferencia de otros autores, que se basan en la tradición oral. (Charles Perrault, reelaboración o los Hermanos Grimm, transcripción preservando su pureza original).
Dirigidas al público infantil, aunque han sido deleite para otros niveles, dando protagonismo a la fantasía como parte de la realidad.
Los valores, defectos y características humanas, son traídas a la narración, en esa lucha permanente entre el bien y el mal, con el amor vencedor del odio y la razón sobre la fuerza. Aquí entran en acción las ayudas superiores: Hadas, héroes, … que siempre dejan ese sabor grato cuando uno es hijo de la ética.
En nuestro recuerdo están narraciones, leídas o escuchadas, como:
El patito feo, La sirenita, El soldadito de plomo, El sastrecillo valiente, La reina de las nieves, La pequeña cerillera, Las zapatillas rojas, El yesquero, …
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Charles Perrault. El referente francés de la calidad literaria en los cuentos.
(1628 – 1703)
Su hermano gemelo murió poco después de nacer. Pena de haber perdido otro posible gran autor de bellezas literarias.
De familia acomodada y culta, origen de una vida de éxitos. Su vida dedicada al estudio de manera tenaz y analítica, dejaba escaso margen a la fantasía.
Llegó a pertenecer a la Academia Francesa, lo que da una idea de su calidad literaria y narrativa.
Escribió en defensa de los escritores modernos frente a los tradicionales, en la pugna que en esos momentos estaba sobre el tapete de la intelectualidad francesa, de una sociedad convulsa por los acontecimientos sociales del momento.
Sus cuentos, mas allá del tiempo, están en nuestros días con la naturalidad con que se recogieron de la tradición y las leyendas.
Sus personajes: Hadas, ogros, animales dotados de vida, princesas encantadas, … son situados en lugares que habían sido escenarios de la vida del autor. Registro de las costumbres de una época que necesitaba aportaciones de generoso ánimo por parte de los escritores.
No olvidemos, como indicaba al inicio, que los cuentos procedentes de tradiciones orales de varios países europeos, se transcribieron de manera muy diferente por los distintos autores. Pero la calidad literaria y narrativa de Perrault es un paradigma, frente a la alternativa de respetar las formas orales y de transmisión (Grimm)
Charles Perrault dio forma literaria de calidad a cuentos clásicos, suavizando a veces las versiones originales. Su calidad literaria logra efectos magníficos en la transcripción de las versiones orales.
Tal vez sea una sorpresa para nosotros encontrar versiones de los cuentos que conocimos, al leer los de Perrault. Hay diferencias asombrosamente notables en algunos de ellos. No solamente en el transcurso de la narración, sino en los propios finales. Podría aquí adelantar alguna de estas diferencias, pero prefiero dejar ese placer para quien los lea.
Si es que se atreven.
Piel de asno, Pulgarcito, Barba azul, La Cenicienta, La Bella durmiente, Caperucita roja, El Gato con botas, Riquete el del copete, …
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En Azoteas somos fieles a los lugares: Hay un sitio en Huelva, Lepe, donde un casino recogía tradiciones y costumbres del antaño. En la acera, amplia y bien servida de transito y adioses, unas sillas invitaban a mirar el entorno y escuchar las narraciones de los amigos de allí.
Uno de ellos, mi amigo Manuel, me contaba cosas del pueblo, de cuando el casino no estaba allí, sino unos metros mas arriba, en casa del mismo dueño y parecido pelaje de fachada.
En esa acera escuché las narraciones de Manuel, mi amigo, y aprendí a valorar un pueblo con una historia algo desconocida.
Y con un suelo en el salón, orgullo de Manuel, que vio colocarlo en su día y que ahora es patrimonio que brilla en sus ojos, cuando me cuenta cómo se convirtió en joya casinera.
No es mal sitio ese salón (o esa acera) para volver a disfrutar de los cuentos de nuestra infancia, pero esta vez leídos desde la adultez (sí, se dice así).
Si alguien se atreve, comprobará que son distintos estos cuentos. También fueron escritos para adultos. Aunque no lo sabíamos.
Grupo Azoteas