El docente Jesús Sánchez desvela cómo los principios pedagógicos de la Institución Libre de Enseñanza perviven en la educación española

Jesús Sánchez García es docente e investigador.
Jesús Sánchez García es docente e investigador.

Mari Paz Díaz. La vida de Jesús Sánchez García permanece ligada desde muy pronto al ámbito educativo. Y es que, después de realizar sus estudios de Infantil y Primaria en el CEIP Nebrixa y la ESO y el Bachillerato en el IES Virgen del Castillo de Lebrija (Sevilla), su localidad natal, tuvo claro que quería ser maestro, de ahí que no dudó en matricularse en el Grado de Educación Primaria de la Universidad de Huelva, una ciudad que, según afirma, «me acogió como a uno más y que hoy en día considero mi segundo hogar».

Una carrera que finalizó en el año 2016, cuando comenzó a prepararse las oposiciones de Educación Primaria en Andalucía, pero, «tras el ir y devenir de las circunstancias políticas, acabé presentándome en Madrid. Fue una experiencia enriquecedora, pues conocí docentes de todos los lugares de España. Tras esta experiencia y no obtener plaza, -120 para 10.000 opositores-, decidí cursar estudios de Máster. Y no dudé donde estudiarlo: en la universidad y ciudad que me vio formarme y crecer como persona, Huelva. Tras esa decisión, indagué sobre los posibles Másters que ofertaba la UHU y cuál fue mi sorpresa que, justo ese año, comenzaba a impartirse un Máster sobre Innovación Pedagógica, aspecto que me llama bastante la atención», nos cuenta. Así que lo tenía claro. Jesús decidió embarcarse en esa nueva aventura en el Máster en Innovación Pedagógica y Liderazgo Educativo de la Onubense. 

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Ha estudiado el Grado y el Máster en la Facultad de Educación de la Universidad de Huelva.

Una etapa que considera muy positiva, puesto que le ha permitido adentrarse en el ámbito de la investigación, dado que, fruto de esta formación, ha realizado el trabajo titulado ‘Pervivencia de los Principios Pedagógicos de la Institución Libre de Enseñanza en la Educación Española del siglo XXI’, un estudio dirigido por el catedrático de la UHU Juan Carlos González Faraco con el que, además de realizar interesantes revelaciones sobre esta entidad a lo largo de la Historia de España, ha sido reconocido por la Cátedra Aguas de Huelva con el segundo premio, en la categoría de Innovación Social. Cuestiones que este joven de 25 años nos desvela en esta entrevista.

Considera vital darle la importancia que tiene a la Educación.

-Jesús, ¿por qué te decantaste por la educación a la hora de elegir una carrera universitaria?  
-Más bien la pregunta sería ¿por qué no decantarse por esta carrera? Las personas que consideramos que la educación es uno de los pilares fundamentales de la sociedad somos conscientes del legado que debemos de dejar a las generaciones venideras; legado que se ha de traducir en valores, iniciativas, emociones, motivaciones… Considero que para cambiar o mejorar el panorama actual debemos de ofrecerle a los niños/as la oportunidad de desarrollarse plenamente, conocer sus virtudes y debilidades, para así poder interactuar con la sociedad de la manera que más cómodo se puedan sentir. Más que por vocación, creo que la elección de ser maestro fue por necesidad, ya que el cambio es necesario.


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El pedagogo Francisco Giner de los Ríos.

-¿Estas mismas inquietudes fueron las que te llevaron a elegir un tema de investigación sobre la Institución Libre de Enseñanza? 
-Tras comenzar el Máster, una de las primeras asignaturas que rompió el hielo fue ‘La renovación pedagógica contemporánea. Un enfoque histórico-cultural’, asignatura impartida por el Dr. Prof. Heliodoro Manuel Pérez Moreno y por el Dr. Prof. Juan Carlos González Faraco, director del proyecto que realicé. Es una de las clases, únicas en su especie, estuvimos comentando los principales autores de la pedagogía y aquí fue cuando el nombre de Giner de los Ríos asomó por mi cabeza y empezaron a rondarme ideas. Desde hace tiempo, tengo inquietudes referidas a la política educativa y me pregunte por qué no era posible acercar los principios que defendía este autor en la Institución Libre de Enseñanza a la educación actual, pues son principios dignos de admirar y que, actualmente, nos hace pensar hacia dónde hemos evolucionado en materia de educación. Este fue mi punto de partida.

Una clase de la Institución Libre de Enseñanza. / Foto: juntadeandalucia.

-¿Qué has investigado en la misma?
-El objetivo principal que nos marcamos fue conocer cuáles eran los principios pedagógicos que se defendía en la Institución Libre de Enseñanza (ILE) y reflejar su incidencia, tanto en las pedagogías actuales, como en las reformas educativas más relevantes y que más controversia han generado.

-¿Cuáles son las principales conclusiones de la investigación?
-Las principales conclusiones que obtuvimos fueron que esos principios que comenzaron a defenderse en el 1876 aun perviven en nuestra sociedad de manera indirecta o indirecta, tanto en las pedagogías, como en las reformas educativos.

-¿Qué relevancia tiene este tema? 
-Sirve para reconsiderar la labor docente, darle el verdadero valor que tiene y, sobre todo, servirá como las directrices, que espero, que algún día, tenga la educación de calidad que tanto se promulga hoy en día.

Se siente orgulloso de que su trabajo haya sido reconocido.

-Un trabajo que ha sido reconocido por la Cátedra Aguas de Huelva…
-Sí, este Trabajo Fin de Máster ha recibido el segundo premio de la modalidad de innovación social, lo que supuso un premio monetario de 300 euros.

-¿Cómo te has sentido con este premio?
-Cuando recibí la noticia, me sentí muy orgulloso, pues nunca me habían premiado por mis estudios y, que lo hagan después de todo el sacrificio que ello conlleva, es muy gratificante.

-¿Qué han valorado de tu trabajo? 
-Fueron valorado aspectos como el acercamiento de la Historia de la Educación a un grupo más amplio y con menos conocimientos sobre el tema, gracias a una escritura amena, sencilla y, sobre todo, muy pedagógica y didáctica. Además, se valoró el reconocimiento de los principios que sustentan nuestro sistema educativo. Finalmente, también se reconoció el gran volumen material (bibliografía) empleado, pues entre ellos destacaban más de 80 libros, revistas y el Boletín de la Institución Libre de Enseñanza, obtenido de lo que hoy se conoce como la Institución Giner de los Ríos (Madrid), de forma directa.

Se prepara las oposiciones por Música, porque toca el clarinete desde hace 17 años.

-¿Tienes previsto publicarlo?    
-Por iniciativa propia, el proyecto ya ha sido publicado en la Revista Andalucíaeduca en el número 225, página 30.

-¿Qué estás haciendo en la actualidad? 
-Actualmente, y de nuevo, me preparo las oposiciones, pero, esta vez, por el Cuerpo de Maestros de Música, pues me gradué con la mención de Educación Musical y toco el clarinete desde hace 17 años.

-¿Tienes algún otro proyecto para el futuro? 
-Siempre he sido una persona con muchas aspiraciones -es bueno ponerse muchas metas e ir alcanzándolas paulatinamente-. Lo primero es lo primero, y me encantaría tener mi puesto como maestro de música o tener mi propia tutoría. A partir de aquí, ir conociendo otros puestos, como el de jefe de estudios o director. Tras esto, me gustaría adentrarme en otra nueva y ambiciosa aventura, como es ser inspector y, poco a poco, ir adquiriendo más experiencia e ir escalando hasta puestos más altos. ¡Quién sabe! Lo mismo algún día llego a ser presidente del Ministerio de Educación (risas).

Deja un mensaje claro a los jóvenes universitarios.

-¿Algún mensaje a los jóvenes universitarios onubenses?   
-Que si pudiera volver en el tiempo no perdería ni un solo segundo en enfados con broncas con compañeros, que disfruten al máximo, que también estudien, claro está, pero, sobre todo, que sean felices, porque es una de las experiencias más enriquecedoras que se podrán llevar en su vida y que el tiempo pasa, y pasa muy ligero, sin darnos cuenta y que, cuando abrimos los ojos, todo ha acabado y nos enfrentamos al mercado laboral y…, bueno ya lo sabrán. Hace unos días me reuní con mi grupo de amigos de la carrera y ¿sabéis una cosa? El tiempo entre nosotros no había pasado. Éramos los mismos, con nuestras carencias y virtudes -con algunas canas asomándose ya-. Seguíamos teniendo la misma relación, como si el tiempo y distancia no nos condicionase. Eso es lo que yo llamo ser universitario: una amistad que se consolidó y que, como mencionaba Machado, “Caminante no hay camino sino estelas en la mar”. En definitiva, que disfruten, sean felices, conozcan a cuanta más gente mejor, respeto ante todo y que, cualquier oportunidad de avanzar que tengan, ya sea personal o académicamente, que la aprovechen.
De hecho, hoy, después de tres años que finalicé mis estudios como maestro, anhelo ser universitario con todos los pro y contras que conlleva, pero, ante todo, nunca dejaré de tener aspiraciones, de investigar, de indagar…, todo por una sociedad mejor y más justa.


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