Fermín Cabanillas. La figura de Blas Infante ha sido el nexo para que vecinos de Isla Cristina hayan pasado una jornada cultural en Coria del Río, teniendo en cuenta que ambos municipios forman parte de la ruta que recorre los lugares típicos por los que pasó, personal o laboralmente, el padre de la patria andaluza. La localidad sevillana ha recibido la visita de este grupo de personas procedente de Isla Cristina, que han conocido diferentes puntos de la localidad, como el Ayuntamiento, la ermita de la Vera-Cruz, el Museo de la Autonomía, la casa de Blas Infante o la estatua de Hasekura Tsunenaga.
Y es que la relación de Blas Infante con ambos pueblos es más que evidente. Como refleja la web oficial de la ruta, tras la dictadura de Primo de Rivera, permutó su notaría, ahora por la de Coria del Río, y estableció su residencia al poco tiempo en Dar Al Farah (Casa de la Alegría) en la que es la única propiedad de toda su vida. Hoy es Casa-Museo y forma parte del recinto museístico del Museo de la Autonomía de Andalucía, que difunde la lucha por la Autonomía andaluza. Junto a la casa natal de Casares, esta casa es uno de los patrimonios más importantes conservados de Blas Infante, y un fuerte atractivo para conocer la vida y obra del genial andaluz, así como de la historia de Andalucía.
Sobre un altozano que domina el Guadalquivir en Coria del Río, limitando ya con Puebla del Río, Blas Infante diseñó y construyó en 1931 su propia casa. Allí habitó con su familia hasta su detención en 1936.
Raíces en Isla Cristina
Blas Infante ejerció entre 1922 y 1931 como notario en la localidad onubense, a donde llegó tres años después de casarse con Angustias García Parias, procedentes de Cantillana (Sevilla). Allí alquiló una vivienda situada en pleno centro del municipio, junto al Paseo de las Flores, en la que vivió durante los nueve años que ejerció su profesión en el pueblo, hasta que en 1931 regresó a Coria.
Protagonizó en el teatro Victoria de Isla Cristina la conferencia titulada «El verdadero concepto de la paternidad», a la que acuden Alejandro Guichot, Ortega y Gasset y Manuel Siurot, entre otros ilustres intelectuales.
En esta ciudad, que le impacta por su actividad industrial y pesquera, muy lejos de la Andalucía agraria que conoce hasta ese momento, colabora con el Casino de la Unión o «de los pobres», participa en la fundación del Ateneo local en 1926, escribe en varias publicaciones locales como La Higuerita —que continúa hoy en activo—, y redacta buena parte de su obra publicada.