Rosa Mora. “Como diría Joaquín Sabina, me sobran los motivos…”, con esas palabras comenzaba el pasado curso la onubense Cinta Prieto Medel su carta de motivación para la solicitud de la beca Eramus. De tener que escribir una en estos momentos para valorar la que está siendo su estancia en Polonia [destino en el que reside gracias a que finalmente le concedieron la citada beca], nos arriesgamos a decir que Cinta podría emplear palabras similares, puesto que afirma que le «sobran los motivos» para estar agradecida y feliz por vivir una experiencia tan enriquecedora como la que está disfrutando en el extenso país de Europa del Este.
Estudiante de Magisterio en la Universidad de Huelva, la onubense vive desde el mes de septiembre en la ciudad de Olsztyn, estancia que se prolongará hasta mayo. Es de destacar que, además de una de las seleccionadas con la beca Erasmus, Cinta fue distinguida con una de las prestigiosas becas que concede la Fundación Atlantic Cooper, exigente en cuanto a los criterios que valoran para concederla. Hemos conversado con la onubense:
– ¿Qué te llevó a solicitar una Beca Erasmus?
– Las ganas de vivir una experiencia fuera y salir de la rutina de toda la vida. La beca Erasmus te abre mundo y mente, diría que aporta más que conocimientos culturales o independencia… mi carta de motivación para la solitud Erasmus empezaba con la frase “Como diría Joaquín Sabina, me sobran los motivos…”, creo que eso lo resume todo.
– ¿Por qué elegiste Polonia como destino?
– Elegí Polonia por su situación geográfica y por su bajo coste de vida. Fue mi primera opción, ya que desde el principio tenía claro que quería visitar muchos países de Europa. Es un país muy barato y las clases las ofrecían en inglés. Quería vivir en un país que fuese totalmente diferente a España y aposté por Polonia, que es bastante opuesto.
– Has sido además beneficiaria de las becas que concede Atlantic Copper, ¿Qué ha supuesto para ti este respaldo?
– Ha supuesto un buen respaldo económico, me ha permitido vivir mejor y viajar más. Entre los requisitos básicos destacaría dos: ser de Huelva y tener una buena nota media -más de ocho- en la carrera universitaria. La verdad es que es de agradecer que la Fundación premie el esfuerzo de los estudiantes onubenses.
– Además de ir a la Universidad, has conseguido un puesto de trabajo como maestra, ¿No es así? ¿Cómo se te presentó la oportunidad?
– Sí así es. Conseguí el trabajo a través de una profesora de la Universidad , ésta nos llevó a todos los estudiantes Erasmus a un colegio público de la zona para observar una clase de Educación Primaria. Al finalizar, mi profesora junto a la directora del colegio me ofreció ser maestra de español en otro colegio -privado- de la misma ciudad. Aquí los alumnos sólo estudian polaco e inglés, por lo que el aprendizaje del español resulta un poco más exclusivo y de pago. Es mi primer contrato de maestra y estoy muy contenta.
– Imaginamos que tu nivel de idiomas debe ser alto…
– Realmente sólo me manejo con el B2 de inglés, ya que el polaco es bastante complicado. Aun así, he aprendido lo básico para sobrevivir.
– Cuéntanos, ¿Qué balance haces de tu experiencia hasta el momento?
– Un balance totalmente positivo. Siempre quise vivir la vida de estudiante fuera de casa, ya que mi carrera la estudié también en Huelva. Ahora vivo en una residencia con 54 españoles y muchos polacos y todo es nuevo para mí. Práctico y mejoro mucho el inglés y también la cocina. Convivo con una malagueña, una cordobesa, una madrileña y una onubense que no conocía de antes y ya son como mis hermanas. Sin dudas, lo mejor ha sido compartir tiempo con ellas y viajar por toda Polonia y pequeña parte de Europa, de momento, además de tener la oportunidad de ser maestra de español en el extranjero, claro.
– Resides en Olsztyn, ¿Cómo describirías la ciudad?
– La ciudad de Olsztyn está al norte de Polonia, es la capital del ‘Voivodato de Varmia y Masuria’. Es pequeña, aunque es más grande que Huelva, pero tiene su encanto, al igual que lo tiene nuestro trozo de sur. Su casco histórico tiene un aire medieval, con su castillo y sus calles antiguas. Dentro de Olsztyn, resido en Kortowo, el campus universitario que parece sacado de una película americana con sus bosques, su lago, sus diferentes pistas deportivas, comedores, supermercados e incluso iglesia.
– ¿Algún rincón favorito?
– Sin dudas, mi lugar favorito es la mini playa del lago Kortowskie porque me recuerda a mi ría de Punta Umbría. Además tiene un embarcadero precioso al lado del bosque, el cual me hace sentir un poco en casa, respirando a diario mi Parque Moret polaco.
– ¿Cómo es tu día a día?
– No podría explicarlo ya que cada día es diferente. Desde ir a la universidad para exponer un Power Point en inglés a polacos que no saben inglés hasta hacer malabares para pedir una lavadora en la recepción de la residencia. En general, la vida Erasmus está llena de aventuras, locuras y por lo tanto anécdotas diarias. Es cierto que hago muchos deberes universitarios pero también viajo en los días que no trabajo y que no tengo clases. Nunca sabemos que nos depara el día siguiente aunque lo que más se repite es nuestra mayor preocupación de siempre: “¿Qué vamos a comer hoy?”.
– Respecto al sistema universitario, ¿Funciona de forma similar a la Universidad de Huelva?
– Aunque la mayoría de las clases funcionan igual que en la UHU, debo destacar una práctica frecuente que tienen los estudiantes de maestro. Nosotros contamos con dos periodos de prácticas en colegios, pero el resto del tiempo lo pasamos dentro del aula. Aquí, en una asignatura normal, los estudiantes aprenden con una metodología basada en la observación y la reflexión: Acuden a diferentes clases de distintos cursos y etapas, se sientan en un pequeño banco que tienen al final del aula desde el cual pueden observar todo lo que ocurre en el proceso de enseñanza y aprendizaje, para hacer una reflexión conjunta una vez terminada la jornada, enriqueciéndose así de diversos docentes en activo. Los alumnos de Educación Primaria están tan acostumbrados a tener audiencia, que ni se giran ni les perjudican su atención.
– ¿Qué es lo que más te ha llamado la atención de la vida en Polonia?
– Lo más sorprendente es el coste y nivel de vida tan bajo. Creo que ninguna residencia de España cuesta 80 euros al mes como ocurre aquí, aunque por supuesto, los sueldos también son muy bajos. Destaco sin dudas, lo que para mí es una gran ventaja y es el mundo del transporte polaco y sus buenas conexiones ya que puedes atravesar toda Polonia por unos siete euros -de Olsztyn a Cracovia por ejemplo, algo así como cruzar toda España desde Huelva a Barcelona-, además los estudiantes tienen el 51% de descuento en todos los medios de transportes del país. Llama la atención también la preparación para el frío de todos los establecimientos y edificios en general, existe una buena calefacción en todas partes. Solemos pensar que en Polonia se pasa mucho frío pero esto sólo ocurre en la calle, ya que todos los interiores son bastantes cálidos al tal punto de llevar siempre mangas cortas bajo el chaquetón.
– ¿Algún aspecto al que te haya sido complicado adaptarte?
– Diría más de un aspecto. De primeras, es difícil adaptarse al idioma, aunque sin dudas, lo más complicado para mí son los aspectos relacionados con el clima como la inexistencia de persianas, las pocas horas de luz, lo temprano que anochece ya que si duermes siesta te despiertas de noche,y las comidas: la falta de buen pescado, por ejemplo.
– Tu tiempo libre, ¿En qué sueles emplearlo?
– Además de viajar, me he propuesto retomar el francés que ya tenía olvidado y empezar a aprender un poco de italiano. Una actividad nueva muy bonita que nos han propuesto a los Erasmus es ser voluntarios en una protectora animal, donde podemos pasear perritos y darles comida y por supuesto, cariño.
– Respecto a tu familia, ¿Te apoyó en tu decisión de irte de Erasmus?
– La verdad es que mi familia me apoyó desde el primer momento que mencioné la palabra Erasmus. La decisión no fue fácil ya que yo había acabado todas las asignaturas de la carrera menos una, matemáticas, incluso he presentado el Trabajo de Fin de Grado y me he graduado ya, por lo cualquiera vería este curso como un año perdido, pero mi familia me animó a vivir la experiencia y a estudiar otra especialidad más, Educación Especial, en el extranjero. Mi hermano ya había vivido lo mismo en Italia y no podía más que alentarme hacía la famosa beca Erasmus.
– ¿Qué echas más de menos?
– Sin dudas, lo que más echo de menos es sacar a mi perro al solecito del Parque Moret. Aunque no dejo de soñar con el puchero de mi madre y el jamón de mi padre en un buen salmorejo, las barbacoas en el campo de mis tíos o las salidas con mis amigas a la Merced. Es inevitable echar en falta nuestra buena gastronomía y nuestro maravilloso clima.
– ¿Cuáles son tus aspiraciones?
– De momento, en el Erasmus aspiro a seguir aprendiendo mucho, a mejorar personalmente, convivencia, independencia, responsabilidades, académicamente, obtener la doble especialidad de maestra, más nivel de inglés, manejo básico de otras lenguas como el francés o el italiano, culturalmente, visitando países y conociendo costumbres y, profesionalmente, llegar a manejar la realidad del aula sin nervios o hacer programaciones bien ajustadas al tiempo real de clase. Después de la experiencia, aspiro a ser feliz con mi gente en mi sur mientras sigo formándome -máster y posible Doctorado- y llegar a ser la docente que siempre quise ser. Me gustaría hacer varios voluntariados en zonas desfavorecidas. Aspiro a ser útil en el sistema educativo español. No obstante, no abandonaré mis ganas de seguir conociendo mundo.
– Para terminar: un mensaje a los onubenses.
– A los onubenses, les diría “andaluces levantaos”. Y es que, aunque seamos más de Huelva que un choco, tenemos que darle una oportunidad al extranjero. Animaría a todos mis paisanos a vivir esta experiencia, a cruzar fronteras, a crecer y volver enriquecido de vivencias. La vida Erasmus es una vida que todo estudiante debería conocer y es que todos son ventajas -incluso puedes encontrar trabajo-. No tengáis miedo de volar, se aprende a valorar hasta nuestra luz. A los estudiantes: deberíamos hacerle caso a Manuel Carrasco y nunca dejar de soñar… y no hay soñador ni sueño sin una experiencia Erasmus. Hay que atreverse a salir, sin olvidar volver (como dice mi madre).