Diego Muñoz Escalante, un informático onubense que trabaja para Snapchat en Toronto

Diego lleva seis años viviendo en Canadá.
Diego lleva seis años viviendo en Canadá.
Diego lleva seis años viviendo en Canadá.

A.R.E. Se marchó a Canadá hace ya seis años con la intención de sacarse el doctorado en Ingeniería Informática y ha acabado trabajando para Snapchat, una de las redes sociales y aplicación móvil de mensajería más utilizadas en todo el mundo. Él es Diego Muñoz Escalante, un onubense de 34 años que con mucho tesón y un poco de suerte ha logrado labrarse una impecable trayectoria profesional.

Diego es de Huelva capital, donde se crió en las barriadas de Los Rosales e Isla Chica, aunque también pasó mucho tiempo en Mazagón. Estudió en los Maristas y Teresianas e hizo la carrera de Informática en la Universidad de Huelva. Curiosamente, su profesión la eligió ‘por descarte’, pues tenía claro que quería estudiar una ingeniería -pensaba que era lo mejor de cara al mercado laboral-, pero una en la que el dibujo técnico no fuera necesario porque nunca se le había dado bien. «Me quedé con Telecomunicaciones e Informática, pero la primera no estaba disponible en Huelva y no quería irme fuera, así que me decidí por la segunda», explica el onubense.


Festival de Cine de Huelva

El onubense estudió Informática en Huelva.
El onubense estudió Informática en Huelva.

Hizo primero la ingeniería técnica y luego la superior, estudios que compatibilizaba con la realización de algunos trabajos de programación por libre con los que se sacaba un dinerillo. «Descubrí que el mundo de la investigación era lo mío, así que empecé a enfocar mis estudios con la meta de entrar en la Universidad como docente investigador. Terminé mi carrera y continué con el Máster, también en Huelva, y una vez que finalicé los cursos presenciales, me mudé a Sevilla y empecé a trabajar a tiempo completo como desarrollador de software a la par que escribía la tesis del Máster. Durante dos cuatrimestres conseguí un puesto como profesor a tiempo parcial en la UHU, lo que me proporcionó bastante tiempo para adelantar mi investigación», recuerda Muñoz.

Trabajando muy abrigado.
Trabajando muy abrigado.

Tras el Máster, Diego se propuso sacarse el doctorado mientras seguía con su trabajo en Sevilla, pero además de los complicado que ello resultaba, la conjunción de otros factores añadidos le hicieron cambiar de opinión. «Me di cuenta de lo complicado, o imposible, que iba a ser obtener una plaza en la Universidad. Al mismo tiempo, empecé a estar muy desilusionado con la calidad del trabajo en Sevilla. La gente con la que trabajaba era genial, pero siempre estaba por medio los contratos en prácticas, los sueldos bajos, las horas extras… Fue una gran decepción ver que después de todo el esfuerzo, las condiciones no eran las mejores. Para colmo, en lo personal las cosas tampoco iban del todo bien en aquella época, así que creo que la combinación de estas tres cosas formaron una tormenta perfecta», reconoce el onubense.


Puerto de Huelva

Mientras Muñoz pensaba en cómo solventar esta crisis, un amigo le habló de una beca que una universidad de Canadá estaba ofreciendo a través de un profesor de la Hispalense. Buscaban un programador con experiencia que hablara español para colaborar en el laboratorio de Estudios Hispánicos de la Universidad de Western Ontario, en la ciudad de Londres (Canadá), la cual se encuentra en medio de Los Grandes Lagos. Ofrecían un programa de doctorado en un campo híbrido entre Humanidades e Ingeniería Informática que llaman ‘Humanidades Digitales’ e incluía un sueldo que era mayor del que Diego tenía en Sevilla como trabajador a tiempo completo.

Visitando con su novia las Cataratas del Niágara.
Visitando con su novia las Cataratas del Niágara.

El joven valoró la oportunidad que se le presentaba y decidió que era el momento de lanzarse a la aventura, así que echó los papeles, lo aceptaron y tras cinco meses trabajando en la beca de manera remota desde Sevilla se mudó a Canadá, junto al amigo que le había hablado de la beca y la novia de éste, para empezar el curso en septiembre. A partir de aquí, su vida ha dado un completo giro del que Diego nos habla en esta entrevista:

– ¿Cómo fue el primer año en la Universidad de Western Ontario?
– El primer año fue genial. Podía hacer cursos en informática, trabajar en proyectos de investigación en el laboratorio y encima me pagaban por ello, pero después de 10 meses me di cuenta de que no tenía ningún interés por la temática de las Humanidades que ofrecían. Ésta era mi segunda decepción con el mundo académico, así que decidí que me iba a centrar en el mundo profesional. Ahora que ya había vivido fuera, sentía que mudarme a otro país era algo sencillo, así que empecé a pensar en moverme a algún país del norte de Europa y trabajar como desarrollador.

Su novia le convenció para buscar trabajo en Toronto.
Diego junto a su hermana con la ciudad de fondo.

– ¿Qué pasó entonces?
– Pero de nuevo la carambola. Poco después de llegar a Canadá conocí a mi pareja, que es de Toronto pero estaba estudiando en la misma Universidad. Cuando empecé a considerar buscar un trabajo, me sugirió que ya que estaba en Canadá probara primero en Toronto. Ella decía que por alguien con mi experiencia se pelearían en Toronto y que podía conseguir el trabajo que quisiera ganando cuatro veces más. Obviamente, le dije que estaba loca, pero ella me convenció de que no tenía nada que perder. Así que un día cogimos el coche y me planté en una entrevista en inglés sin saber qué esperar. Siempre recordaré aquella entrevista como uno de los momentos más surrealistas de mi vida. Cuando volví a casa, tenía un email con la oferta de trabajo. En un par de semanas nos habíamos mudado a Toronto.

– ¿Cómo te fue en tu nuevo puesto?
– Estuve trabajando en Shiny Ads, que así se llamaba la empresa, durante dos años. Fue una experiencia increíble. No me había sentido tan valorado en mi vida. El nivel de confianza puesto en mí era brutal y a los dos meses me pusieron a dirigir toda la reconstrucción del sistema. Siempre he sido una persona insegura, pero la responsabilidad que tenía durante ese período me hizo aprender a creer en mí mismo. Con el tiempo adquirí muchísima experiencia y de repente tenía mensajes casi a diario de gente tratando de que me fuera a sus empresas. Después de dos años, decidí que quería aprender algo nuevo así que empecé a buscar nuevas oportunidades.
Valorando nuevos retos, Bitstrips se puso en contacto conmigo. Era una empresa extraña que hacía cómics digitales y no estaba muy convencido, pero fui a la entrevista por probar. Cuando conocí al socio tecnológico (CTO) y me explicó los problemas que tenían que solucionar, no pude resistirme y acepté su oferta.

La empresa en la que trabajaba fue adquirida por Snapchat.
La empresa en la que trabajaba fue adquirida por Snapchat.

– Háblame de tu trabajo actual.
– En Bitstrips he estado dos años y medio en la posición de technical lead (líder técnico). Las responsabilidades son muchas. Este puesto se concede a ingenieros con experiencia que son capaces de producir mucho en poco tiempo, así que una de mis principales labores es la de crear software. Pero al mismo tiempo, se espera que tome decisiones como líder del equipo: sobre las tecnologías, herramientas o metodologías que hay que usar, participación en los procesos de selección para hacer crecer el equipo, revisar el código de los demás ingenieros para tratar de tener una infraestructura consistente, o guiar a programadores más jóvenes para que crezcan rápidamente.
También, he participado mucho en las decisiones de producto. Cuando empecé con Bitstrips tenían una aplicación para crear y compartir cómics, pero después de unos meses empezamos a diseñar una aplicación para tener tus emojis personalizados en tu móvil. Es un proceso complicado, porque tienes que diseñar algo que la gente va a usar cuando lo está pasando bien con sus amigos y, encima, la tecnología que lleva detrás es complicadísima. Pero después de unos meses estábamos listos para lanzarlo. Lo llamamos Bitmoji y ha tenido un éxito increíble por aquí. Tanto, que de repente estábamos trabajando con compañías como Disney, Facebook o HBO para distribuir contenidos.
En medio de todo esto, Snapchat se interesó por nuestra tecnología y pasamos a formar parte de una familia mucho más grande cuando nos adquirieron este año. De repente, paso a trabajar para Snapchat con las mismas responsabilidades, pero a una escala inmensa y sabiendo que el trabajo que hago cada día llega a millones de personas en todo el mundo. Ha sido un año de locura.

Con sus compañeros lanzando hachas.
Con sus compañeros lanzando hachas.

– ¿Cuáles son tus expectativas laborales?
– El mercado aquí está bastante loco. Los cazatalentos o recruiters son bastante pesados y mandan mensajes tentándote constantemente para que te cambies de empresa, pero la verdad es que no me veo cambiando de momento. Formar parte de Snapchat es una experiencia increíble y los retos apasionantes. Si lo dejo será probablemente para mudarme a Europa ¡o montar algo por mi cuenta!

– ¿Cómo es el ambiente en tu trabajo? ¿Y tus compañeros?
– Es genial. Me gusta tanto lo que hago que la mayoría de los días no siento que sea trabajo. Los compañeros son geniales y siempre estamos haciendo cosas juntos, desde salir a tomar unas cervezas hasta lanzamiento de hachas. Aquí la demanda de ingenieros software es muy grande y no hay suficiente gente para cubrirla. Como consecuencia, las empresas saben que la gente tiene varias opciones y te tratan muy bien.

Vista de Toronto desde la Torre.
Vista de Toronto desde la Torre.

– ¿Cómo es la ciudad de Toronto?
– Es una ciudad de contrastes, muy progresista y multicultural. El 60% de la gente que vive aquí es de fuera. Hay restaurantes de todo el mundo, espectáculos de todo tipo y siempre hay algo que hacer. Una de las cosas que más impacta es el tamaño. Es gigantesca. Cada barrio es una ciudad diferente, por un lado tienes rascacielos y centros comerciales enormes, pero luego también tienes lagos y bosques llenos de todo tipos de animales. Pero lo mejor son los barrios más alternativos, donde encuentras exposiciones, tiendas y restaurantes en un mar de graffiti y gente. Con habitantes venidos de todo el mundo, no existen cosas tan nuestras como “la hora de comer”. Todo está disponible todo el día. Además está muy bien conectada. Las cataratas del Niágara están muy cerca y tienes ciudades como Nueva York, Boston, Montreal o Chicago a una hora en avión.

– ¿Cómo fueron tus primeros días allí?
– Pues para alguien que lo más lejos que ha vivido es Sevilla… complicado. Alquilar una casa, contratar la luz y el agua, Internet o sacar el número de la Seguridad Social… todo era un reto porque es muy distinto. Pero sin duda lo más interesante es descubrir la fauna local de Londres Ontario. Un día, volviendo a casa con una pizza, me crucé con una mofeta en la acera y me levantó la cola, por suerte no me echó el spray pero tuvo que ser divertido verme rodearla con mi caja de cartón en la nieve. Otro día fui a tirar la basura y me encontré a un mapache buscándose la cena en mi cubo, así que cuando le vi las uñas al bicho le di las buenas noches y decidí probar al día siguiente. Ardillas, ciervos, ratones e incluso marmotas. Cuando me mudé a Toronto me vine a un rascacielos y ahora que lo pienso se echa de menos a los animalillos.

En invierno se alcanzan temperaturas de hasta -30º.
En invierno se alcanzan temperaturas de hasta -30º.

– ¿Cuál era tu nivel de idiomas al llegar?
– Pues yo creía que bueno con la academia de inglés de pequeño, viajes a UK y Malta. Pero cuando llegué aquí no me enteraba de nada. Menos mal que los canadienses son la gente con más paciencia del mundo. Aún tengo mi acentazo, pero al menos me entienden.

– ¿Cuáles son los principales obstáculos que has tenido que superar en este tiempo?
– Acostumbrarme a estar tan lejos de mis amigos y mi familia. Vivir aquí es muy sencillo porque todo el mundo tiene una estabilidad que en España es una rareza. Mis obstáculos han sido siempre más despegarme de España que acercarme a Canadá.

-¿Cómo es vivir ahí? ¿Es muy diferente a España?
– Supongo que no es tan diferente a vivir en una gran ciudad como Madrid o Barcelona, pero la diferencia con Huelva sí se nota. Las distancias son muy grandes, así que siempre tienes que planear todo con antelación. También tienes el clima. En invierno hay algunos día locos con -30º, pero lo normal es entre -5º o -10º. No pasa nada porque te abrigas y ya está, pero obviamente el plan de salir a tomar algo se te quita. En verano hace mucho calor y lo único para refrescarse es el lago, pero luego te acuerdas del invierno y tratas de estar fuera lo más posible. Para mí, una de las mejores cosas de Toronto es la variedad de cosas para comer, que es lo que más me gusta.

A Diego le encanta pasear por High Park.
A Diego le encanta pasear por High Park.

– ¿Los nativos son acogedores? ¿Has hecho muchos amigos?
– Los canadienses son la gente más paciente y educada que he conocido, pero también son muy reservados. He hecho amigos pero es más complicado que en Huelva.

– ¿Cuál es tu lugar favorito de Toronto?
– ¡Uf!, ésta es difícil de contestar. Probablemente mi sitio favorito sea el parque de High Park en otoño, cuando todo está amarillo y rojo. Pero la isla de Toronto también me encanta con la vista de los rascacielos desde lejos. Todo lo que está cerca del lago es bastante bonito. Pero cuando tienes ganas de pasarlo bien, la naturaleza no siempre es suficiente, así que para esas ocasiones mi sitio favorito es el Kensington Market. Son cuatro calles de tiendas y restaurantes alternativos de todo el mundo. No importa lo que te apetezca, allí lo encuentras. En verano cortan el tráfico y se llena totalmente de gente, con bandas no profesionales tocando en la calle, exposiciones de artistas en los parques o puestos callejeros.

– ¿Cómo lleva tu familia el tenerte tan lejos?
– Pues complicado claro. Es triste porque no puedo pasar por casa tanto como me gustaría y me pierdo muchas cosas en la distancia. Pero creo que al mismo tiempo bien porque saben que lo que a mí me gusta hacer en España tiene unas condiciones muy malas y no estaría tan feliz.

A Diego le gustaría mudarse a Europa.
A Diego le gustaría mudarse a Europa.

– ¿Cuáles son tus planes futuros?
– Me gustaría volver. O al menos mudarme a Europa donde pueda estar más cerca. Para eso tengo que ahorrar un poquito más para no estar agobiado. Mi idea ahora es quedarme con Snapchat pero, como dije antes, probablemente cuando decida cambiar será para estar más cerca.

– ¿Recomiendas a todo el mundo que viva un tiempo fuera de España?
– La verdad es que sí. He crecido muchísimo como persona con la experiencia y pienso que todo el mundo debería hacerlo en algún momento. Quizás no tanto tiempo como yo, pero es difícil despegarse de Canadá. ¡Aquí se vive muy bien!

– Para terminar: un mensaje a los onubenses.
– Pues primero un mensaje de ánimo para probar a salir por un tiempo. Yo nunca pensé que acabaría por aquí y en este tiempo he aprendido tanto que me siento una persona totalmente distinta. Ir a un sitio donde la cultura es la de hacerte creer en ti mismo es muy positivo. Es complicado salir de Huelva porque es maravillosa, pero cuando lo haces tienes la suerte de disfrutarla el triple cuando vuelves de visita. Si pensáis que nuestra comida está buena, tenéis que probarla después de meses echándola de menos. ¡Un abrazo y nos vemos en Navidades!

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