Antonio José Martínez Navarro. Gabriel, Alfonso y Emilio Aragón, eran hijos de Emig, uno de los quince hijos de Emilio Aragón, el famoso payaso conocido internacionalmente como “Pepino”.
“Nosotros –decían- no entramos en el apasionante y siempre joven mundo del circo por inercia, sino por auténtica vocación. Nuestro padre quería para nosotros carrera de Medicina, Ingeniería y Arquitectura, pero había algo dentro de nosotros que nos impulsaba a seguir los pasos de quienes nos habían precedido en inquietud artística. Y así los primeros pasos fueron dados a muy corta edad, cuando al abandonar el hogar paterno buscamos albergue en un café concierto ofreciendo un show diario como pago de la estancia. Lógicamente nuestros padres no tardaron en hallarnos y ante la evidencia de que no podrían detener una inclinación que se manifestaba de esa forma tan temprana, no tuvieron otra alternativa que incluirnos en su troupe.
Durante cerca de veinte años, hemos recorrido el mundo. Al margen de la comedia clásica tenemos nuestras propias canciones, populares y limpias porque el público infantil es tremendamente difícil, se acuerda de todo y no se puede repetir ni una sola palabra o situación. Tiene que ser un humor blanco, directo y siempre nuevo. No se puede jugar con doble intención…”.
Más tarde se incorporaría al grupo otro Alfonso (“Fofito”) porque los hermanos Aragón, Gabriel (“Gaby”), Alfonso (“Fofo”) y Emilio (“Miliki”), no podían ser el final de una generación antiquísima.
“Un día –dicen los propios payasos- nos fuimos a América a cumplir unos contratos, y fue tal el éxito que nos quedamos veintiséis años y allí estaban acostumbrados a otro tipo de circo, al estilo norteamericano de varias pistas, más escenarios y varios números al mismo tiempo. No había posibilidades de que el público se identificara con el payaso y nosotros le dábamos al payaso un puesto importante. Había una sola pista y un público pendiente sólo de nuestro trabajo. Le divertíamos y estábamos en contacto con el público, identificados con ellos y produciéndose cada día ese milagro de la risa…”.
Cada uno de ellos sabía tocar varios instrumentos, y por supuesto, tenían una amplia cultura general. También hablaban varios idiomas: inglés, francés, italiano, portugués, alemán y algo de ruso.
El éxito de estos payasos, estimamos, es que dejaron en el rincón del olvido la pintura en el rostro, esto es, adaptaron los personajes que encarnaban a cara limpia. Llevaban razón, el payaso de cara pintada no ha sido nunca apropiado para el niño; puede gustarle, pero sólo de lejos. No se animan a darles un beso porque no les agrada un rostro entre “nebulosas”, irreal. Ellos, despojaron a sus personajes de todo tipo de violencia y en lo posible evitaron los golpes de garrotazos, puntapiés, caídas de sillas, etc. crearon un trabajo de conjunto, supieron confeccionar simpáticas canciones que las adaptaron a situaciones cómicas. Además, de cada una de estas situaciones se desprendía una moraleja, una enseñanza. Pero, en fin, vayamos sin más dilación a ver las relaciones de nuestra ciudad con “Los payasos de la Tele”:
La película de Gabi, Fofó, Miliki y Fofito titulada “Había una vez un circo”, se estrenó en el Cine Fantasio el día 6 de enero de 1974 y permaneció en sus pantallas cerca de un mes.
En marzo de 1974, los payasos más famosos de España se ofrecieron con toda generosidad para actuar en el festival infantil a favor de la Real e Ilustre Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Huelva.
La actuación se verificó en el Pabellón de Servicios “Citröen”, próximo a inaugurarse y que se situaba y sitúa en la antigua carretera de Sevilla.
Casi en las Navidades de 1974, día 19 de diciembre, la Empresa Cabrera ofreció un regalo a los niños de Huelva: Presentó en el Gran Teatro la película “Los padrinos”, de Gaby, Fofo, Miliki y Fofito.
El domingo 29 de junio de 1975, a las ocho de la tarde, en una velada a beneficio de la Real e Ilustre Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Huelva, actuaron en la Plaza de Toros Monumental los famosos payasos de la tele Gaby, Fofo y Miliki con Fofito. Además, en actuación especial para los niños onubenses, Bambino y su Combo Flamenco.
“Odiel” informaba de un nuevo éxito en Huelva en aquel espectáculo, celebrado en la citada fecha, destinado a recaudar fondos para la Hermandad del Rocío de Huelva, del simpático grupo:
<<…Empezaron su actuación con un número en el que terminaron los cuatro payasos, y en el que hicieron participar con sus voces a los niños y niñas presentes, para seguidamente interpretar una de sus famosas aventuras. A continuación, con la colaboración de varios niños y niñas organizaron un concurso de bailes en los que otorgaron los premios a los ganadores, y después, con la participación de la “PippiCalzaslargas de Huelva”, llevaron a cabo sorteos de regalos entregando los mismos a los afortunados.
Luego “Fofo” con la participación de “Gaby, Miliki y Fofito”, y de todos los niños presentes interpretó varias canciones de su repertorio y que tan famosas se hicieron a través de la pequeña pantalla, terminando con otras de nueva creación y que fueron muy aplaudidas por todo el público.
Al despedirse los payasos, que permanecieron en escena una hora exacta, fueron premiados con una atronadora ovación…>>.
¡Ah! Por cierto, los famosos “Payasos de la Tele” durante su estancia en nuestra ciudad pernoctaron en el Hotel “Tartessos”.
El día 18 de agosto de 1976 se exhibía en las pantallas del onubense cine de verano “Jardín Cinema” la película “Había una vez un circo”. Antes, se había estrenado en el cine Fantasio, como un auténtico regalo de Reyes para los niños, el día 6 de enero de 1974.
En junio o julio de 1976 falleció Fofó, lo que llenó de consternación a todo el país.
El sábado, 10 de julio de 1976, los niños onubenses que asistieron a la Parroquia de San Francisco de Asís, en la barriada Pérez Cubillas, a la misa por el alma de Fofó, rezaron con gran sentimiento por el alma del gran payaso. Ofició la Sagrada Misa el párroco de la citada iglesia, don Antonio Salas.
Los días 8 y 9 de abril de 1978, viene a nuestra ciudad el Circo “Prince” que entre sus atracciones trae leones, caballos, cocodrilos, los hombres de las Galaxias y los indios Cheyenes.
Aquellos dos días bajo las cúpulas impermeables del famoso circo, instaladas en el recinto colombino, actuaron los famosos payasos de la tele: Gaby, Miliky, Fofito y Milikito.
Al día siguiente de su debut, “Odiel” hacía la crítica del espectáculo del “Price”:
<<De verdadero acontecimiento puede calificarse el éxito obtenido por el Circo “Price”, donde las funciones se cuentan por llenos desde ayer en nuestra ciudad. El programa, uno de los más originales y divertidos que hemos visto en estos últimos años, cuenta con alicientes de indudable atractivo e interés y en ellos se puede destacar la lucha de cocodrilos bajo el agua, la bola espacial que asciende sobre una rampa casi vertical sin ayudas de cables o mandos a distancia, cosa que causa verdadero asombro, así como el colorista cuadro del Farwest con los indios cheyenes a caballo. Pero lo que sin duda supone un auténtico acontecimiento es la actuación desbordante de alegría y simpatía de esos magníficos payasos de la tele que fueron recibidos con ovaciones atronadoras. Gaby, Miliki, Fofito y Milikito, que cuentan en Huelva con muchos admiradores, hicieron las delicias de chicos y grandes, y hasta de los papás y abuelos, que participaron con gran entusiasmo en muchas de las canciones coreadas por todo el público. Un espectáculo como decimos que vale la pena admirar porque nunca vimos nada tan divertido. Hoy, el Circo Price, instalado en el recinto colombino celebrará sus últimas funciones en nuestra capital>>.
Finalizando el verano de 1978, 18 de agosto, se proyectó en la pared (que hacía las veces de pantalla) del cine de verano “Jardín Cinema” la película “Había una vez un circo”, film protagonizado por los célebres “payasos de la tele”.
En septiembre de 1979, vuelven los payasos de la tele a TVE, con una serie de treinta y nueve aventuras, justo el tiempo que duraba el año escolar. La primera de las cuales, se titulaba “Tres pescadores locos o dime dónde me coloco”. Como curiosidad, en ellas Milikito, el payaso mudo, recuperaba la voz.