Ana Rodríguez. Suena a frase hecha, pero si se aplica al actor onubense Manuel Domínguez no deja de ser una gran verdad eso de que lleva el teatro en la sangre. Lo mamó desde bien pequeño, de ello se encargaron sus padres, la actriz María García y Jesús Domínguez, sí, el famoso dramaturgo y actor en cuyo honor la Diputación de Huelva instituyó el Premio de Textos Teatrales que lleva su nombre.
Con esta ascendencia era imposible que Manuel no acabara subiéndose a un escenario. Lo hizo a la tierna edad de ocho años y desde entonces no ha querido volver a sentarse en el patio de butacas. Ansió formarse entonces en esa pasión que compartía con sus padres y acabó acudiendo a escuelas como la de Mª del Mar Navarro y Andrés Hernández o la de Ángel Gutiérrez ‘el ruso’, quienes supieron alimentar su alma inquieta y sus ansias de meterse en la piel de mil personajes.
Y comenzó a hacerlo con obras escritas por su propio padre, como Horizontes (1993), Nostalgia (1996) o Handusha (2003). A éstas siguieron otras muchas como El rey de la amazonia, Bailando en Lughnasa, Lazarillo de Tormes, Las Picardías de Scapin, No hay burlas con el amor, Segismundo, el príncipe prisionero o Antígona de Anouilh. Con ellas ha recorrido España y Portugal, representándolas en escenarios de Almagro, Valladolid, Salamanca, Logroño, San Sebastián, Sevilla, Granada, Toledo, Valencia, Barcelona y un largo etcétera.
Ganó el Premio Injuve Castilla y León con el espectáculo Como los griegos, del autor Steven Berkoff y fue candidato a los Premios Max 2014 en la modalidad de Mejor Espectáculo Infantil por Segismundo, el príncipe prisionero. Además, en la actualidad opta a los Premios de la Unión de Actores y Actrices en la categoría de Teatro como mejor actor secundario por su papel en la obra Eterno Creón de la compañía Saraghina de Stalker, pieza dirigida por Manuel De.
Pero Manuel quiso explorar otras posibilidades, poniéndose por primera vez delante de una cámara en 2005 para participar en la serie de televisión Al filo de la ley. Desde entonces también ha actuado en diversos cortometrajes, siendo algunos de ellos Buenos días y mala suerte, de Daniel Tamariz; O tú, o yo, de Miguel Eguiraun; o El corredor de las flores, de Roque Hernández.
Sin embargo, sus cincos sentidos vuelven a estar ahora puestos en las tablas, pues desde el pasado 1 de febrero representa en el Teatro Lara de Madrid la obra Si los ángeles disparan, basada en los sucesos reales ocurridos en Puerto Hurraco en el año 1990. La obra, ganadora en 2013 del Premio de Textos Teatrales Jesús Domínguez y que cuenta con música en directo interpretada por Rafael Domínguez, hermano del actor, se centra en cuatro personajes, cuatro hermanos -Manuel da vida a uno de ellos- que una tarde de agosto deciden descargar, en el conjunto de los habitantes del pueblo, su odio contra una familia enemiga.
La representación, que ya obtuvo gran éxito la pasada temporada en la sala ‘El umbral de la primavera’, vuelve a poner al onubense en el candelero del panorama cultural de la capital. Aprovechamos la ocasión para charlar con él:
– Manuel, ¿siempre quisiste ser actor?
– Desde que tengo uso de razón, supongo que sí… de pequeño también quise ser arqueólogo tipo Indiana Jones, o Jedi o mago, luego me di cuenta de que eran personajes que encarnaban actores… jeje todo cuadraba.
– ¿Cómo recuerdas tu infancia y juventud en un ambiente de interpretación?
– Recuerdo mucho los viajes, pueblos, gente, carreteras… desde luego ha condicionado mi vida. El continuo cambio, de lugar o de contexto, para un niño es muy divertido, sobre todo cuando desde muy pequeño te incluyen en ese inmenso juego que es el teatro. También recuerdo el esfuerzo por sacar adelante a una familia, a veces, desubicado en mi adolescencia; pertenezco a los hijos de esa generación que dinamizaron muchas cosas en la Transición de este país, el llamado ‘teatro independiente’ que tanto aportó a la cultura de este país.
– ¿Cómo han influido y ayudado tus padres en tu preparación?
– La verdad que han influido mucho, porque son la primera referencia que tienes de un oficio al que dedicas tu vida y de ellos recibí enseñanzas éticas de la profesión que me servirán siempre: el respeto a la propia profesión, el amor y la pasión a cada proyecto al que me entrego, la humildad para seguir creciendo, aprendiendo y empapándome de aquello que llega de nuevas en mi camino, el sacrificio, esfuerzo y plena dedicación. Me dieron también la oportunidad de subirme a un escenario con apenas ochos años y, antes de irme a Madrid, formar parte de un montaje profesional de la compañía del que aprendí mucho y con el que me puse a prueba. Pero sobre todo fueron buenos padres y me dieron mucho amor, al fin y al cabo si a la persona le han regalado amor luego es capaz de cualquier cosa que se proponga.
– Me imagino que será todo un orgullo que tu tierra dedique un premio de teatro a tu padre…
– Sí, es un orgullo, también la extensa obra literaria que ha dejado, que aún a día de hoy no conozco en su totalidad, y que debido a una enfermedad cerebro vascular no podrá seguir ampliando. Ahora estamos intentando que publiquen las obras completas. También contento por un premio en su nombre que cada vez tiene más prestigio y que celebra la ciudad a la que dedicó toda su energía y casi toda su carrera artística. Alguna vez le oí hablar de «hacer crecer árboles en el desierto” y hoy por hoy su dedicación a la cultura de Huelva me parece enorme, con compañías como Teatro Andante, Teatro de las Marismas, o los talleres municipales, el extinto Instituto del Teatro, los inicios de Festival de Niebla, los espectáculos de Teatro Flamenco que daban a conocer artistas del flamenco onubense fuera… muchas cosas que, desde luego, el Premio Textos Teatrales Jesús Domínguez invita a recordar o conocer de este onubense.
– ¿En qué momento tuviste que dejar tu tierra para que despegara tu carrera como actor?
– Fue a los 17 ó 18 años, por recomendación de mi propia familia. Si quería formarme y seguir creciendo, lo mejor era irme a Madrid, y eso hice.
– Tienes una amplia formación, ¿qué profesores o profesionales te ha marcado más?
El aprendizaje depende del momento en el que uno esté, no hay alumno sin maestro y viceversa. Sigo diciendo que la mejor enseñanza está en las tablas y, a la larga, el mejor maestro está dentro de uno mismo. Pero sí hay maestros que me han influido como Mª del Mar Navarro, por sus conocimientos de la técnica sobre el movimiento, la entrega y la disciplina al afrontar el trabajo; o Ángel Gutiérrez, también conocido como el ‘Ruso’, por la continua búsqueda de la excelencia y de ese algo que nos mueve a querer comunicar; o José Carlos Plaza, en el que cada movimiento nace del amor a lo que hace y, a veces, así ocurren pequeños milagros.
– ¿Cuáles son los ingredientes esenciales para ser un buen actor?
– Hay muchas variables y no hay fórmulas… pero diría que sensibilidad, inteligencia, generosidad, capacidad de entrega y trabajo y todo esto con la base del talento.
– Háblame de tu nueva obra de teatro: Si los ángeles disparan.
– Si los ángeles dispara es un texto del autor asturiano Jorge Moreno y está basado en el crimen de Puerto Hurraco de 1990. El texto lo conocí precisamente en Huelva porque fue ganador de la IV edición del Premio de Textos Teatrales Jesús Domínguez, y ese año estuve en la lectura que se realiza en la entrega del premio. La verdad que me encantó y junto con mi compañera de reparto, Ana Feijoo, y Rafael Domínguez, que ya compuso la música para la lectura, decidimos empezar a movilizarnos para su montaje. Iván Ugalde se hizo cargo de la dirección, bajo la producción de la compañía Teatro Hermético y tras un intenso proceso de creación estrenamos la temporada pasada en la sala madrileña ‘El umbral de la primavera’. Después de las buenas críticas en los medios y la calurosa acogida del público, nos programaron para este febrero y marzo de 2016. Ahora estamos en el Teatro Lara todos los lunes a las 20.15 horas, donde tengo el placer de encarnar el personaje de ‘Emilio’, uno de los cuatro hermanos que protagonizaron el crimen, y que asume la figura patriarcal de la familia. Desde luego pertenece a la España profunda, un trabajo casi antropológico para realizar estos personajes, con acento de Badajoz y estados emocionales muy potentes que están siendo una experiencia formidable.
– ¿Te gustaría representarla en Huelva?
– Me encantaría poder llevar este trabajo allí, recientemente estuve actuando en la sala de la Fundación Cajasol con un recital escénico sobre la obra de mi padre, Jesús Domínguez, pero aunque he incitado a productoras a presentar proyectos en los que estoy como actor, tanto al Festival de Niebla como al propio Ayuntamiento, la verdad es que hasta ahora he tenido pocas visitas encima de un escenario por mi tierra. Recientemente se estrenó un corto de una directora tambien onubense, Patricia Gardeu, y estuvimos en el Festival de Cine de Islantilla presentándolo. Espero estar pronto y si es con Si los ángeles disparan, mejor.
– Tu hermano también participa en esta obra…
– Mi hermano Rafael Domínguez, conocido como ‘Flaco Domínguez’, con el cual he estado en diferentes proyectos musicales y, por razones obvias, también ha estado siempre en contacto con el teatro, en este caso, desde la primera lectura dramatizada que se realizó trajo una propuesta musical con guitarra eléctrica que dotaba a la historia de una atmósfera única, densa, con cierto parecido al western. Yo diría que la música es un personaje más y que su forma de entender la narración de lo que ocurre en escena ayuda a conseguir este micromundo en el que invitamos al público a entrar.
– Recientemente has sido candidato a un Premio de La Unión de Actores, ¿cómo te sientes?
– Siento mucha gratitud y alegría con los nuevos retos y los nuevos proyectos, lo que de verdad quiero es trabajar.
– También fuiste candidato a los Premios Max… dos nominaciones en tan poco tiempo no pueden ser casualidad. ¿Consideras que estás empezando a recoger los frutos de tu trabajo?
– Vivimos en una época que la memoria es muy efímera, lo que hiciste ayer, hoy casi ya no vale, sólo para ti mismo y tu experiencia. ‘Los frutos’ siguen siendo los proyectos, conocer y trabajar con buenos artistas y sobre todo poder vivir de lo tuyo, yo creo que en cualquier trabajo. Desde luego cualquier palmadita en la espalda o reconocimiento y éxito, por pequeño que sea, sirve como alimento para seguir caminando con ilusión, pasión y firmeza.
– ¿Dónde te sientes más cómodo actuando: cine, televisión o teatro?
– He frecuentado más el teatro; la televisión por hora es la que menos, pero no sabría decirte… la comodidad depende del tipo de producción, del equipo, de la dirección… de todo un poco. Me apasionan todos los medios y todos tienen caminos paralelos pero diferentes a la hora de crear.
– De todos los papeles que has interpretado hasta ahora, ¿con cuál te quedarías y por qué?
– Pues no podría quedarme con uno por encima de los demás. Hay personajes que me han aportado cosas preciosas como persona, sobre todo cuando hay un buen autor detrás, otros significan un gran reto, pero soy muy de vivir en el presente y siempre son más importantes aquellos con los que estoy en cada momento.
– ¿Cómo es tu día a día en Madrid?
– Mi día a día está totalmente condicionado por el proyecto en el que esté. El año pasado, por ejemplo, estuve de gira por España, por lo que el día a día era un caos. A veces te coinciden varios proyectos y estás deseando descansar mentalmente para situarte. Si estás entregado a un personaje, o enfocado en un proceso, prácticamente todo mi ser está en eso hasta que se acaba y luego también hay épocas de castings o de inventarme mis propios proyectos… jamás me quedo quieto a esperar a ver qué pasa.
– ¿Qué has sacrificado por tu carrera?
– Supongo que hay cosas que no me da por pensarlas, no sé… estabilidad, saber dónde voy a estar mañana, o una vida convencional… tampoco me atrajo nunca eso, cuando decides y te dedicas a algo con todas las consecuencias siempre dejas cosas atrás, pero es ley de vida.
– Además del próximo estreno de Si los ángeles disparan, ¿tienes nuevos proyectos?
– Está por estrenarse un corto llamado Cánticos, de la productora Duplatakes, en el que tengo un personaje precioso que viaja todo el tiempo con un pájaro con el que se comunica, que espero llegue a festivales pronto. También tengo un proyecto para teatro de una autora argentina, del cual no puedo hablar mucho hasta que no esté confirmado, y también espero que pronto entre en festivales Eterno Creón, un montaje con el que estuvimos en el Teatro Galileo en 2015.
– ¿Echas de menos Huelva?
– A veces aparecen nostalgias, pero bueno, no tengo más que cogerme el bus o el tren y plantarme en mi casa del barrio de toda mi vida, mi querida Isla Chica.
Muchas gracias Manuel.