Benito de la Morena. ¿Las revoluciones aparecen de manera periódica o son fortuitas? Entre la revolución francesa y la rusa pasaron poco más de cien años y, ha hecho falta otros cien para que el mundo árabe se levante y exprese su queja ante los opresores que, hasta ahora, fueron líderes y dioses impuestos por el Profeta.
Todas las revoluciones tienen varias coincidencias; la opresión sistematizada de los dictadores y el interés de potencias externas a las que animan ambiciones económicas; el fraude sistematizado que hace más rico a los ricos y mas pobre a los pobres despertando en el pueblo un sentido de indignación y hastío; el control de territorios con la aparición de independentismos que nunca llegan a ser “interesadamente” completos; todo ello aderezado por un bajo nivel cultural o de indiferencia de una ciudadanía que prefiere dejar de razonar y someterse al vaivén de los acontecimientos, salgan como salgan.
Líderes de papel, impuestos por el/los sistemas, se encargan de descontrolar a los pueblos y crear “cómodos” senderos por los que guiar a la masa adormecida, usando la comunicación mediática y creando temores, anunciado desastres, censurando cualquier resultado positivo y ensalzando todo lo negativo del momento, sin plantear caminos lógicos de recuperación y esperanza.
Todo vale para “cautivar” al pueblo inculto que disfruta su momento de la vida como puede, engañándole con el mensaje de que fue creado para el deleite de sus sentidos, en vez de para mejorar la evolución de su especie a través del desarrollo de su inteligencia natural, algo que en el reino animal es el valor preciado de la perpetuidad de la especie.
A escala mundial, parece que ahora toca al mundo árabe, y fanáticos intransigentes que saben usar las nuevas tecnologías de la comunicación vía satélite, televisión, radio, telefonía móvil, drones, etc., son la escuela de jóvenes que no saben leer ni escribir y que solo aprenden de lo que escuchaban a sus líderes locales, políticos o religiosos. Su ignorancia nunca les permitirá comparar, porque de nada saben, y el miedo a lo desconocido o el deseo del premio divino, les lleva, incluso, a la inmolación en busca de las pléyades de un paraíso equivocado.
Y los jóvenes mueren por pedir libertad y democracia, los viejos mueren de tristeza, las madres lloran por que perdieron a sus hijos, los padres no saben qué hacer y el mercenario mata por el dinero que le reparte el “sistema” que mantiene al dictador y a su multinacional correspondiente, pues el sistema tiene muchos intereses creados, el petróleo, el gas, el temor a una emigración masiva de gente desesperada que buscan un mundo mejor que nadie quiere darles a compartir.
Y a escala más local, la pérdida de una clase media estabilizada puede dar motivo a que otros jóvenes indignados, apoyados por “mayores” caducos que ya no quieren razonar, tan solo vivir del recuerdo de algo que nunca supieron lograr, motiva desasosiego en la clase política y social, que no sabe como contener la corrupción, ni se atreve a implantar medidas severas, implacables pediría yo, pues quizás su pasado reciente pueda también salpicarles.
Pero la realidad está ahí, y ya no la cambia nadie. Quizás, el motivo es que ya han pasado otros cien años y el mundo necesitaba imperiosamente su revolución global y local.
1 comentario en «Las revoluciones»
Pensaba partir de uno de los párrafos que escribe D. Benito de la Morena, para esbozar a partir de él nuestra respuesta, en coherencia con lo que él analiza. Pero a sido imposible.
No es fácil elegir un párrafo para que sea el referente de nuestro comentario, por no decir imposible. Tal es la importancia y calado de cada una de sus ideas, que impiden hacer un comentario que resulte asequible al breve espacio y suficiente en su contenido.
Nos queda solamente declararnos partícipes de la totalidad de este magnífico artículo y suscribir todas y cada una de las ideas que contiene.
Sólo aportar una breve idea que los sociólogos han convertido en paradigma de los análisis de la corrupción, del abuso de poder y de la gestación de revoluciones.
Estas tres degradaciones de la sociedad, dependen de dos factores políticos: Un poder de carácter absoluto o un poder mantenido en el tiempo. Ambas circunstancias (o las dos al tiempo) propician o generan corrupción, abuso y revolución.
Por lo demás, magnífico artículo de nuestro admirado Benito de la Morena, al que agradecemos sus reflexiones ejemplares.