La guerra pone a pleno rendimiento la fábrica de maniquíes de Cala

José Manuel Alfaro / Sección de ficción ‘El Cuaderno de Muleman’. Hay historias de éxito que se escriben en un segundo que pueden cambiar la vida de una persona, como ha sido el caso de este emprendedor del Cala al borde de la ruina que estaba a punto de cerrar su empresa de maniquíes cuando recibió un encargo millonario que le permitirá no solo seguir con su actividad, sino ampliar las instalaciones gracias al contrato que firmará en unos días y que le garantizará carga de trabajo para la menos los próximos 10 años en unos tiempos en los que la inteligencia artificial y los robots parecían estar predestinados a acabar con esta floreciente industria.

Desde hacía unos años Cala estaba siendo un referente mundial en la fabricación de maniquíes, gracias a la empresa de un joven emprendedor que cuando termino sus estudio de bellas artes puso en marcha este proyecto que en poco tiempo se convirtió en un referente en este sector, hasta que los contratos que se firmaron cuando se fundó fueron caducando y dejaron de renovarse ante una industria del consumo de ropa que se ha ido adaptando a las nuevas tendencias de decoración de escaparates e interiores renunciando al uso de este tipo elementos que se convertían en embajadores de la moda.

Pero con el tiempo la moda cambia la forma de mostrar las prendas que utilizamos y los maniquíes se sustituyen por decorados minimalistas en escaparates diseñados bajo la nueva cultura del neuromarketing y en los interiores la ropa simplemente se cuelga de percheros ordenados por tallas en las decenas de soportes de la tienda, un nuevo escenario que estaba abocando la industria del maniquí al cierre de las numerosas industrias que dependían de escaparatistas y dependientas que jugaban con estos elementos para mostrar la belleza de las prendas de sus nuevas colecciones vistiendo los maniquíes para atraer como moscas a sus nuevos consumidores.

Un nuevo escenario que iba a provocar que el cierre de una de las empresas más conocidas de Cala que se había convertido en un motor de empleo de la zona, hasta que recibió el contrato más suculento de su vida empresarial que le permitirá no solo mantener su actividad en los próximos 10 años, sino que hará posible una ampliación que podría convertir a Cala en la capital mundial de la fabricación de maniquíes y todo gracias a las diversas situaciones geopolíticas que se está produciendo a miles de kilómetros de esta localidad que decidió adaptarse a las nuevas circunstancias empleando su ingenio que permitirá proveer a numerosos gobiernos con los que ha firmado un contrato de miles de maniquíes que permitirán sustituir a los civiles muertos por bombardeos en los en los conflictos militares, hagan de señuelo para los francotiradores, de escudos humanos o hagan parecer a los satélites que son unidades especiales de asalto listos para el combate. Haciendo una vez más que la industria de la guerra se convierta para la humanidad en salvaguarda de la economía y la seguridad, la destrucción y la aniquilación del ser humano, en un negocio rentable que hará posible por primera vez que los muertos de la guerra puedan ser sustituidos por figuras humanas de hombres, mujeres y niños hechas de poliestireno de alta densidad.




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