Diego Monge Ruiz. Hace pocos días que he terminado de leer, por segunda vez, “De Huelva a Krasny Bor con la División Azul”, de Jesús Copeiro, libro que se publicó el pasado mes de abril de 2023. Es mi intención hacer una crítica de la ingente labor investigadora que, durante muchos años, el autor ha realizado para la feliz conclusión de este trabajo.
El dividir el libro en dos volúmenes me ha parecido un total acierto, ya que ambos tomos enlazan a la perfección. El volumen 1, dedicado a una miscelánea de relatos de los jóvenes divisionarios, engancha y emociona, porque yo, como lector, he «vivido» con los combatientes y permanecido, con mi imaginación, en las trincheras, en primera línea y en la retaguardia, en pleno frente ruso. No hay desperdicio en este volumen, se devora casi de seguido y quedan ganas de más y más. Su estructura permite que el lector asimile todos los aspectos vividos por los divisionarios.
Al abarcar los aspectos y vivencias de nuestros paisanos onubenses en el frente ruso, debo reconocer que se han tocado todos los campos de la vida de unos civiles reconvertidos en militares a causa de la guerra: la larga caminata de 1.000 km hasta llegar al Volchow, las deserciones, los juegos de azar en los blocaos durante las pausas del combate, el trato con la población rusa, la estancia en los hospitales, sus amoríos en retaguardia, la picaresca española siempre presente, la difícil convivencia con las fuerzas alemanas, el sentimiento de rechazo hacia el trato que los alemanes daban a los judíos, el relato de los divisionarios sobre los combates en aquel infierno helado, las comidas poco hechas al paladar español, los consejos de guerra, la terrible soledad por estar en una tierra inhóspita y muy distinta a su soleada España, la bravura en los combates, la camaradería, el fuerte implante ideológico que tenían para alistarse, con muchas posibilidades de quedar para siempre allí, en Rusia, muertos o prisioneros.
El volumen 2 lo considero como un auténtico diccionario enciclopédico, interesantísimo para conocer la filiación de cada divisionario, una gran obra de consulta con sus glorias y sus infiernos o el drama personal de cada uno de los alistados en la División.
Mi larga experiencia en la lectura de todo lo que ha caído en mis manos sobre la División Azul, se remonta a mis veinte años y tengo conocimiento extenso sobre la gran aventura militar, la última española en un conflicto mundial, pero me quito el sombrero y aplaudo por este espléndido trabajo, que me ha enseñado el aspecto humano de los onubenses en el frente ruso.
Hablar sobre las batallas de los divisionarios, es un aspecto ya conocido y hay mucho publicado. Pero en este caso, los archivos utilizados por el autor han sido de carme y hueso: cientos de entrevistas personales, cientos de horas por esas carreteras recorriendo los pueblos de la provincia onubense o por teléfono para hablar con ellos y es en este aspecto donde se ha realizado un inmejorable trabajo.
Gracias, Copeiro, por regalar a los lectores un insuperable trabajo de investigación y una lección magistral de Historia.