J.A. de M. La precisión que requiere la cirugía pediátrica es muy exigente, es una idea que nos transmite Carlos Cadaval Gallardo. Un joven pero ya experimentado cirujano en esta especialidad, por otra parte no muy común. Y esa precisión se sustenta en técnicas avanzadas pero también en una práctica que requiere finura y creatividad, en la búsqueda del mejor resultado final, de lo mejor para el paciente, en este caso para el niño. Nos decía que, en alguna medida, podría establecerse cierto paralelismo con la realización de una pintura, de una obra de arte.
Cadaval es responsable del Servicio de Cirugía Pediátrica en Clínica HLA Los Naranjos de Huelva y cirujano así mismo de HLA Santa Isabel de Sevilla. Una Unidad de reciente incorporación en Huelva y donde constituye un hito, dado que es la primera en nuestra provincia de esta especialidad.
Le encanta lo que hace y ha experimentado un proceso vital y profesional en el que se ha desarrollado, in crescendo, esa pasión que le supone el ejercicio como cirujano pediátrico.
Formalmente, Carlos Cadaval no tenía antecedentes médicos en su familia, como posibles motivadores de su decisión de estudiar Medicina, pero sí emocionales. Su abuelo paterno quiso ser galeno, pero las circunstancias familiares lo impidieron. Llegó por fin su generación y Carlos, al igual que su hermana y su prima, con anterioridad a él, iniciaron en su saga la honorable profesión de velar por la salud de los demás. Su hermana al final optó por Enfermería, y su prima y él se convirtieron en médicos.
Es imaginable la felicidad del padre de Carlos al culminar su hijo unos estudios que el mismo deseó, al igual que su abuelo. Éste no pudo conocer la meta alcanzada pero desde lo alto seguro que inspira a su nieto con una sonrisa de satisfacción.
Nos cuenta el doctor Carlos Cadaval que «ver que a tanta gente, que para mí son referentes, les parecía la profesión más bonita… pues a mí me imbuyó esa atracción. A parte siempre había tenido curiosidad por el cuerpo humano, la fisiología, la anatomía. Eso siempre me ha interesado mucho. De pequeño dibujaba mucho y me parecía muy fascinante todo lo anatómico. Y por ahí un poco, entre una cosa y otra, y como obtuve un buen resultado en selectividad, decidí hacer medicina. Lo que si tenía claro, al poco de iniciar Medicina, es que lo que haría en el futuro sería Cirugía«.
Natural de Almendralejo, cursó la carrera en Badajoz, con una beca séneca de un año en Tenerife. La preparación para el examen MIR la hizo en Oviedo. La especialidad fue obtenida tras 5 intensos años de formación en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, un centro de referencia en el sur y cerca de su hogar. Allí también se formó su hermana. Durante estos años, cursó varios períodos formativos en diversos hospitales de ciudades como Buenos Aires, Nápoles, Managua y Málaga. Tras la obtención de la especialidad trabajó en Badajoz y en Barcelona, sumando experiencia profesional. Finalmente, hace unos meses regresó a su hospital de origen en Sevilla. Contactó con los compañeros de HLA y a raíz de ello se han establecido las consultas de cirugía pediátrica en HLA Santa Isabel, en Sevilla, y HLA Los Naranjos, en Huelva.
Le preguntamos por su especialidad y nos dice que cada año se convocan en España tan solo veinte o veinticinco plazas de las seis o siete mil plazas de MIR ofertadas.
A nosotros, profanos, nos parece un tema delicadísimo el operar a niños y bebés. Carlos Cadaval señala al respecto que ellos están habituados a los niños porque es lo que ven, lo que tratan todos los días, de modo que, por el contrario, les resulta más atípico ver a las personas de avanzada edad en una camilla o en un quirófano. «Para las familias resulta difícil que de repente te digan: mire, hay que operar a su hijo. Esto resulta más duro que si se dice respecto a un adulto. Nadie se lo espera, nadie cuenta con ello, y mucho menos en los primeros meses de vida, incluso con días de vida”.
“Cuando nace un niño -añade- y de repente te dicen que hay que operarlo, creo que es un choque muy fuerte para la familia. Las operaciones de adultos son algo que se ve con más naturalidad. Al principio son las familias las que pueden padecer ese estrés, porque los pequeños son menos conscientes. Pero, a medida que crecen, en edad de escolarización, ellos también van interiorizándolo, con lo que hay que actuar con empatía con el niño y transmitir la confianza necesaria«.
El cirujano nos cuenta que, habitualmente, los niños suelen ser sometidos a anestesia general. Además, admite que existen procesos que precisan de cirugía en niños muy pequeños. Incluso en neonatos de mil gramos de peso, lo que requiere de mucha experiencia por parte de anestesistas pediátricos especializados. En el caso de adolescentes y preadolescentes, y en procedimientos sencillos, sí se puede emplear la anestesia local o locorregional.
Comenta Carlos Cadaval que hay un ‘boom’ de información médica en internet. Se publican muchos artículos y nuevas prácticas y técnicas van surgiendo rápidamente, en ocasiones de forma aventurada. En su opinión, «aunque la innovación siempre es positiva, en el ámbito de la cirugía pediátrica la actitud suele ser de prudencia, normalmente más que en los adultos, por la condición de los pacientes. Aquí los cambios tienen que estar muy contrastados, y desarrollarse en un contexto de equipamiento humano y tecnológico adecuado. La aplicación de nuevas técnicas siempre en la cirugía para los niños suele ir algo más lenta en relación a la de los adultos, lo cual es bueno. Se experimentan y contrastan al máximo en los mayores antes de aplicarlas en el ámbito pediátrico«.
Cirugía Pediátrica en Huelva
El que HLA Los Naranjos haya incorporado a Huelva la primera unidad de Cirugía Pediátrica permite disminuir la necesidad de ir a Sevilla para ser atendido en esta especialidad médica. Llevan trabajando en ello muchos meses (para adquirir una dinámica de consultas, una dinámica de quirófanos, material específico necesario que se ha ido incorporando) y ahora comienza a dar sus frutos.
«En la consulta de Cirugía Pediátrica, una de las cosas que se ponen de manifiesto es que, normalmente, más de la mitad de los niños que acuden no necesitan la intervención, o al menos en ese momento -advierte el doctor-. En muchos casos son dudas del pediatra o de los padres, respecto a la necesidad de cirugía. Nosotros solemos ofrecer la alternativa más conservadora, de manejo médico, siempre que sea posible. Cuando no hay alternativa, obviamente, vamos a quirófano«.
El abrir la consulta de esta especialidad en Huelva, como destacamos, hace que disminuya la necesidad -histórica- de ir a Sevilla, con la ganancia emocional, en tiempo y en coste que ello supone, para los niños y sus familias. Recuerda que «muchas veces se desplaza la familia con el niño a Sevilla y tras los esfuerzos y la espera terminan diciéndoles que no hay que operar. Resulta molesto y complicado en ocasiones a nivel logístico, y por eso, la familia pregunta ‘¿y esto no me lo podían haber dicho en Huelva?‘. Las familias no sólo vienen desde la capital onubense. También proceden de Ayamonte, del Andévalo o cualquier otro lugar de la provincia distante de Sevilla«.
A título personal, Carlos Cadaval conoce, como buen pacense, Huelva y sus playas, La Antilla, Islantilla, Isla Cristina… Cuenta con muy buenos amigos aquí, «muchos compañeros que se han formado conmigo en Sevilla y que ahora están trabajando aquí». Su hermano ha estudiado aquí y su prima trabaja aquí.
En Huelva y en Badajoz son sitios en los que le ilusiona trabajar especialmente, dado que son poblaciones que tradicionalmente han contado con menos financiación e inversión en materia de desarrollo a todos los niveles, también en cuanto a salud se refiere. Cómo comentábamos, trabajó una temporada en Badajoz tras la especialización en Virgen del Rocío y señala que «estuve muy contento de poder operar a niños de mi tierra, de tener relación con ellos, de ver gente de mi pueblo. Por motivos de desarrollo profesional salí de nuevo y siento un poco la pena ahora de no operar a niños de mi tierra. Ya volveremos«.
Actuaciones del servicio
Le preguntamos por la actividad concreta en su especialidad. Y nos cuenta que «dentro de las patologías que nosotros asumimos lo más predominante en cuánto a número de intervenciones es la cirugía mayor ambulatoria. Una cirugía que, normalmente, se realiza en un período corto de tiempo quirúrgico, que tiene una complejidad relativamente sencilla para manos experimentadas. No requiere de un ingreso hospitalario mayor a unas pocas horas tras la intervención, siendo la recuperación rápida en casa. Son cirugías como, por ejemplo, la hernia inguinal, la hernia umbilical y otras patologías de la pared abdominal, en las que no profundizas dentro del abdomen. También están la cirugía de fimosis, del testículo no descendido, o las lesiones cutáneas y subcutáneas. Además, realizamos cirugía del aparato digestivo, cirugía urológica o cirugía plástica pediátrica«.
«En cuanto a la actividad de Urgencias, aunque no estamos en puerta, los pediatras nos consultan si es preciso. La patología más común en este caso suele ser la apendicitis aguda. Aunque la apendicitis parece que es una cosa de adultos, hay bastantes casos en el ámbito infantil. También tratamos infecciones locales o abscesos, a nivel glúteo, perianal o cervical, así como quemaduras profundas. Las torsiones de testículo, en el varón, o de ovario, en la mujer, también son frecuentes. Otra patología común es la necesidad de drenaje torácico por un derrame pleural que complica una neumonía, situaciones en las que nosotros colocamos un tubo de drenaje o realizamos una toracoscopia, según el caso«.
Dedicación
Una de las cuestiones que le formulamos es si algo le ha sorprendido especialmente, una vez en ejercicio, en relación a las expectativas que tenía cuando estudiaba la carrera. Al respecto reconoce que «yo nunca imaginé lo que posteriormente fui comprobando a medida que iba ejerciendo, que la medicina iba a calar tanto en mi vida. Yo pensaba que era una profesión más, muy bonita por supuesto, tenía ganas de hacerla, de experimentarla.
Pero esta profesión acaba convirtiéndose en tu vida y creo que ésto se produce en la mayoría de casos de médicos. Si hay gente que es capaz de disociar en su vida, en su día a día, lo profesional pues ‘olé’. Pero a la mayoría de los compañeros que tengo les pasa lo mismo. Eres médico 24 horas al día y 7 días a la semana, si hay un paciente nuestro que nos preocupa estamos ahí. Y con los niños aún más«.
«Esto se convierte en tu vida -insiste- y cuando estudias la carrera no te imaginas que tanto«.
Habla de que la confianza es un elemento terapéutico fundamental. «Yo intento con los pequeños razonar sobre lo que tienen o sobre la cirugía, en la medida de sus posibilidades, por supuesto. Intento que, cuando le explico la cirugía a los padres pues el niño también sea un poco partícipe. La confianza de la familia es fundamental, y se tiene que construir antes del proceso quirúrgico. Además de capacitación y competencia, la familia necesita honestidad, sinceridad y que todas las dudas queden resueltas«.
En general -considera el doctor- «Normalmente hay menos complicaciones en cirugía pediátrica que en la cirugía del adulto por varios motivos, el principal es el paciente. Los niños se recuperan de una forma espectacular. Para una misma intervención vemos muchas veces que un niño al día siguiente está dando saltos, mientras un adulto a lo mejor necesita para ello un par de semanas. En segundo término, los cirujanos pediátricos somos muy delicados y perfeccionistas a la hora de operar. Tratamos tejidos más vulnerables, en los niños, al fin y al cabo, todo es más pequeño, todo es más en miniatura, y requiere más precisión. Hemos adquirido en nuestra escuela el ‘operar fino’, y eso hace también que normalmente no haya demasiadas complicaciones, o que los pacientes no tengan que someterse a una reintervención con demasiada frecuencia«.
Felicidad, Ilusión y Pasión
En lo personal, le preguntamos por los momentos de más felicidad que le ha proporcionado hasta ahora su profesión. Él nos habla de dos planos. «En lo personal, cuando pacientes importantes para ti, pacientes que has tratado durante mucho tiempo, que han necesitado de muchos cuidados, de mucha hospitalización, finalmente se van a casa, y se van felices, se van curados…esos son momentos que se te quedan para siempre«.
«Y luego también están los momentos de felicidad por el desarrollo profesional. Aquellos en los que realizas por primera vez, de forma exitosa, una técnica nueva para tí o tu equipo. Técnicas que se están realizando en los sitios más punteros y tú las aplicas. También estos son momentos de mucha satisfacción«.
«Cuando progresas profesionalmente hay mucha satisfacción, pero los momentos más felices son los humanos, con tus compañeros, con el paciente y con la familia. Muchos de ellos son los referidos a estos pacientes que necesitan cirugía desde los primeros días de vida. Pacientes que necesitan de ingresos hospitalarios muy prolongados, de meses y meses ingresados en UCI y planta de neonatal hasta que se van a su casa. Y cuando se van a su casa, ves la felicidad de los padres –los niños no saben lo que está pasando, son lactantes-… por fin me voy a llevar a mi niño a casa desde hace un año que tengo preparada la cunita… eso es muy emotivo«.
Confiesa Carlos Cadaval que su ilusión es ser el mejor médico que pueda ser, el mejor cirujano que pueda ser, compitiendo consigo mismo exclusivamente. Comparándose e intentando imitar a los grandes referentes en el campo de la cirugía pediátrica, ya sean nacionales o internacionales. Son la gente que le inspiran y aquellos a los que le gustaría parecerse lo más posible.
Apreciamos a lo largo de la conversación la gran pasión que tiene Carlos Cadaval por lo que hace. De modo que finalizamos la charla preguntándole por aquellos momentos en los que se da cuenta de que la Cirugía Pediátrica, más allá de su profesión, es su pasión. Nos responde que «cuando tú, desde la humilde búsqueda de la mejora continua, te enorgulleces de que estás haciendo las cosas bien, del agradecimiento de los familiares, de lo bien que ves a los niños… Cuando te das cuentas de que está aportando valor a la sociedad pues…te sientes muy feliz«.
Carlos Cadaval, Cirugía Pediátrica, Clínica HLA Los Naranjos.