Benjamín Naranjo. Normalmente consideramos el mes de septiembre como el final de las vacaciones, aunque muchas personas también aprovechan los días de este mes para disfrutarlas.
Desde hace un tiempo se ha acuñado el concepto de Síndrome Post-vacacional, ya que queremos ponerle nombre a todo. Pero ¿es una enfermedad? No está catalogada como tal según los médicos. ¿Es un auténtico síndrome depresivo? Tampoco, ya que a aquellos que más les afecta son personas con tendencia a estar deprimidas buena parte del año.
Pero, ¿qué se entiende como tal? Parece ser que una serie de anomalías consistentes en dolor de cabeza, trastornos del sueño, irritabilidad, pérdida de concentración…
Hay quienes opinan que, hoy en día, con la que está cayendo por el número tan alto de personas sin empleo, es una inmoralidad hablar de síndrome post-vacacional.
Pero, aparte de esta coyuntura en la que llevamos inmersos varios años y que, Dios quiera pase pronto, para mí este “síndrome” no es más que un pequeño período de adaptación de haber estado 30 días, o bien 15 si lo han fraccionado a un ritmo diferente de los otros 335 del año, modificando las horas de descanso, sustituyendo las laborales por las de ocio.
Evidentemente este período de adaptación será más intenso, que no más duradero, dependiendo de la modalidad, de la responsabilidad y de la predisposición personal que se tenga al puesto de trabajo.
Si a usted le dura más de una semana esta fase de adaptación o se le van intensificando esos síntomas con el paso de los días ¡Consulte con el profesional correspondiente: médico o psicólogo! Porque entonces estamos hablando de otra cosa, que necesitaría un estudio para su diagnóstico.
Curiosamente, éste es un término acuñado para personas en su vida laboral, aunque también se quiere aplicar a los escolares.
La verdad es que me parece exagerado esto último. Entiendo que en los primeros años los padres tengan que ayudarles en esta nueva faceta de su vida, pero más allá de eso creo que es buscarse problemas donde no los hay.
Para concluir esta reflexión: “Lo mismo que es un agravio hablar de síndrome post-vacacional delante de personas que, hace tiempo, no tienen trabajo, asimismo es un agravio comparativo considerar las pocas ganas de volver a trabajar después del período de ocio como depresión post-vacacional. Ya que la depresión es una enfermedad de mucha entidad, con una alta incidencia de autolesiones y suicidios. Está claro que cuando te lo has pasado bien y sin preocupaciones, cuesta volver a la rutina laboral y estar algo triste por ello no tiene nada que ver con estar deprimido”.