J.A. de Mora. Que un banco ‘clásico’ se llame Huelva es una de las paradojas más sorprendentes que pueden apreciarse en el panorama urbano. Realmente es que parece mentira. Pues si, el modelo ‘Huelva’ responde a un diseño de banco urbano que oferta, para los ayuntamientos, otras administraciones públicas y particulares, una empresa radicada en la localidad sevillana de La Algaba.
Tan acostumbrados a que nuestras calles y plazas sean un campo de pruebas tradicional en las más extravagantes propuestas de mobiliario urbano, resulta que nos encontramos que lo más ‘retro’ lleva el nombre de Huelva. Es para frotarse los ojos.
Quizá sea por nuestra ignorancia y haya mucha gente que conozca esta nominación. Es evidente que el modelo nos gusta, encaja con una imagen más elegante. Y no es cuestión, por supuesto, de que para mejorar el aspecto de una Huelva capital tan castigada en la estética vayamos a poner todos los bancos de este estilo. Pero, la verdad, en las zonas mas antiguas, aunque quedara solo el espacio del aire como único testigo de su cultura y su pasado, deberían prevalecer.
En gustos no hay nada escrito, desde luego, pero es que en esta ciudad tenemos bastante mala suerte, porque se escribe la historia de su ‘embellecimiento’ con renglones torcidos. Corporación tras corporación, por supuesto al margen del signo político que la domine -no tiene nada que ver-, acostumbra a desvestir la urbe de los recuerdos del pasado y revestirla de unos elementos que suelen ser el resultado del experimento. Con buen criterio, como apuntaba Nacho Molina el otro día en relación al proyecto de remodelación de la Plaza de San Pedro, mejor dejarlos para la entrada del puente a Punta Umbría.
¿Por qué en esta ciudad nos hemos empeñado en que no haya elementos que determinen un casco histórico? ¿Por qué tanta innovación en el mismo corazón de la ciudad? Cualquiera de fuera que no conociese Huelva pensaría, al ver su ‘modelo de banco’, que aún tiene este enclave el sabor de finales del siglo XIX y principios del XX, discreto pero con personalidad, modesto pero armonioso. Paradojas, en este caso a la vez divertida y triste.
A ver si hay suerte y con eso de que se llaman Huelva proliferan en nuestra ciudad.