Plaza de San Pedro de Huelva, el último bastión ¿Virgencita déjala como está?

Juan Agustín de Mora Negro y Garrocho. Me levanto de la tumba porque el innato amor a mi amada patria en este caso no me ha movido a vindicar del olvido sus memorias, como hice escribiendo ‘Huelva Ilustrada’ en 1762. No, lo hago porque teniendo habido noticias honda preocupación me ha quedado por nuestra Plaza de San Pedro, esa en la que desemboca la calle que con mi nombre rotulasteis gentilmente en 1916.

Admito a vuestras mercedes que la plaza, esa plaza del Cabildo Antiguo, tiene para mí un significado emotivo esencial. En su parroquia, en 1715, mis padres tuvieron a bien bautizarme. Como dice el Comendador Fray Esteban del Señor San Joseph en mi más reconocida obra, esa que cito, la patria Huelva, con su terminar femenino, es tan amable y por lo mismo ha de ser de sus hijos tan laudable, y debe serlo también quien con esta deuda cumple.

Proclamo la antigüedad de esta mi villa y la desazón que en mi tumba, desde hace muchas décadas, me produce observar como mis paisanos de esta época parecen embarcados en una cruzada para ir haciendo desaparecer los vestigios del pasado, llevando a Huelva a la más absoluta despersonalización.

Esta noble y distinguida villa de Huelva ya no es, como cuando yo la pisaba orgulloso de mi alumbramiento en tal lugar, un desigual terreno de cumbre y llanura. Habéis mutilado u ocultado la mayoría de los cabezos testigos del tiempo y su grandeza.

Me he enterado del proyecto de peatonalización de la anchurosa Plaza de San Pedro con la Parroquia de esa Advocación, Matriz de la Villa. Aunque yo no se de vehículos, más allá de coches tirados por caballos o mulas, me parece bien que se priorice al peatón en el centro de hoy ciudad. Lo que no entiendo es el interés en cambiar la fisonomía de un espacio que es el más señero corazón de Huelva.

No toquéis las escaleras, por favor; dejad los adoquines que dan imagen añeja al enclave; absteneros de cambiar los bancos, ni las farolas, ni el baldosado de la plaza. Recordad la estética discutible -en relación a la anterior- en que quedaron las antaño hermosas plazas de la Merced y las Monjas. Conformaros con peatonalizar la de San Pedro de Huelva, sin más. Resultará más barato y contentaréis seguro a muchísimos más vecinos.

Aunque mis trescientos siete años me han dejado una vista muy disminuida, he leído la información relativa a lo que hacer pretendéis con este reforma de la plaza, enmarcada en una renovación de la zona norte del ‘casco antiguo’.

En la información publicada el pasado 6 de mayo, el Cabildo indicaba que «De manera simultánea se desarrollará la peatonalización del entorno de la Plaza de San Pedro, así como las calles Calles La Fuente, Licenciado Juan Mora y Daoiz, conectando así con el ya peatonalizado Paseo Santa Fe. Se actuará en una superficie de 4.820 metros cuadrados.

El tratamiento del espacio público se entiende como un plano continuo que potencie nuevas actividades sociales en el entorno de las calles, favoreciéndose mucho más en los puntos de encuentro de las mismas, como la ampliación de la Plaza de San Pedro entendiendo su concepto como un espacio totalmente peatonal.

La calle La Fuente seguirá manteniendo su direccionalidad en el tráfico, quedando restringida la entrada a los accesos de garajes públicos y privados. Al llegar a la Plaza de San Pedro, se limitará el tránsito de vehículos por el lateral de la misma para conectar con la calle San Andrés, dejando totalmente peatonalizados y con la eliminación de tráfico rodado los laterales de la Plaza que continúan por las calles Daoiz y Juan Mora. Ambas calles, que se proyectan como continuación de uno de los laterales de la Plaza siguiendo con el mismo diseño de pavimento, serán de doble sentido, quedando también restringida su entrada a garajes privados.

Se conformarán espacios de estancia en la Plaza de San Pedro, con la ampliación de los peldaños y longitud de la escalera de acceso a la Iglesia, así como en la propia plaza mediante bancos a distinto nivel dentro de las dos plataformas que se conforman.

En la plataforma superior se creará un amplio espacio central acompañando a una lámina de agua en la que se dispondrán bancos más lineales en uno de sus laterales. En la plataforma inferior se creará otra pequeña lámina de agua donde descargue la superior, y un espacio central con grandes magnolios, abrazados por bancos circulares. Esta plataforma juega con un pavimento circular, donde se acomodarán peldaños livianos, que ayudarán a superar la acusada pendiente que se genera actualmente en la diagonalidad de la Plaza.

Se generarán nuevos alcorques en el lateral de la Plaza de San Pedro que conecta con la calle Juan Mora, así como parterres en la propia plaza donde descansen las palmeras existentes.

También he leído en ese ágora de vuestro tiempo, las redes sociales, que muchos vecinos han mostrado su preocupación por la actuación proyectada.

En perfiles de grupos en la red social facebook como ‘Huelva Urbana‘, ‘Huelva te Mira‘, ‘Huelva Ilustrada‘, ‘De Huelva me gusta…‘, o ‘No eres de Huelva si no…‘ se han publicado posts que han derivado en intensos debates sobre el proyecto relativo a la Plaza de San Pedro de Huelva.

La mayor parte de las opiniones no rechaza la peatonalización -aunque en algunos casos también- sino que cuestionan los cambios que se pretenden en la plaza al hilo de dicha peatonalización. El proyecto forma parte de un conjunto de actuaciones que va a desarrollar el Cabildo en la denominada mitad norte del casco antiguo.

Ante este planteamiento hay comentarios de todo tipo, pero la inmensa mayoría en línea de preservación del estilo actual de la plaza. Por ejemplo «dejen la plaza de San Pedro como está. Solo hay que peatonalizar los laterales (siguiendo el estilo de la plaza). Pero por favor dejen la plaza tal y como está. Dejen las farolas y los bancos. Si pueden incluyan los arriates que se quitaron. Y esos elementos nuevos (con la piscina incluida) las ponen junto al puente de Punta Umbría. Gracias. Entre todos haremos una ciudad mejor y estamos a tiempo de reflexionar y de mejorar el proyecto«, señala un conocido periodista.

Otra vecina, Teresa, por ejemplo, indica «pues creo que como está, está preciosa, pero no vivo en la zona y no sé de las necesidades reales. Lo que sí no entiendo, por qué dificultan el acceso al centro con tanta peatonalización, para dejar a personas que tienen dificultad para andar y las dejamos lo más cerquita posible…Al final no van a poder pisar el centro«.

Manuela dice «Será una pena perder el ultimo enclave que mantiene su fisonomía, es el único que reconozco de mi niñez«. O Jesús, que comenta «la plaza de San Pedro de Huelva no debe perder su imagen y solería tradicional, ya que es la única de la ciudad que lo conserva. El meter ese estanque de agua no sólo mermará la plaza, sino que será un foco de suciedad. Lo único que necesita esa plaza es peatonalizar el entorno y reponer la arboledas desaparecidas».

Entre cientos y cientos de opiniones de vecinos hay algunas que aprueban el cambio, pero son muy escasas. La inquietud es lo que predomina en unas gentes hastiadas de la sucesiva pérdida de elementos urbanos que eran auténticas señas de identidad.

Admito que muy lejana queda la Villa de Huelva de aquellos tiempos míos. El terremoto de 1755 por mi descrito dejó muchas casas afectadas y bastantes inhabitables, pero al poco reconstruimos y quedo villa alegre y luminosa. Aunque pequeña, hermosa y digna de aprecio.

En concreto la Plaza de San Pedro y la calle de La Fuente tuvo veinte y una casas lastimadas. Y el propio campanario que ya antes, en 1722, había sufrido un huracán que lo cayó, sobre la misma bóveda quedó. Pero todo recuperado y la plaza fue siguiendo allí ya una vez yo fallecido. Quedó, como venía, testigo de los tiempos de este noble emplazamiento.

Como contaba en mi obra, el temperamento de las gentes de Huelva era sano, a causa de la mucha ventilación, que lograba de los aires del Mar, y Tierra, que se atemperaban de fuerte, que ni le eran nocivas las humedades ni la sequedad dañosa. En ese siglo XX que vivisteis y el XXI que ahora en vuestras vidas transcurre habéis tenido obsesión por elevar alturas de las casas encerrando las calles y reduciendo aquella ventilación y la bendita luz que Dios nos regaló.

Borrar de la faz urbana casas de raigambre y significado histórico, como la de mis antepasados los Garrocho, muy cerca de la Plaza de San Pedro que ahora queréis desnaturalizar, es algo común en vuestros quehaceres. Ha sido esa, que recuerdo por lo próximo a nuestra añeja plaza hoy protagonista, pero tantas que el corazón pena sin consuelo.

Es verdad por eso que tristemente que el centro de nuestra Villa, primitivo casco antiguo de vuestra Ciudad de ahora, ha ido transformándose en el tiempo. Hoy no es lo que era en mi época, ni siglos después. Pero la Plaza de San Pedro de Huelva si es la única que mantiene una cierta aureola sostenida en el devenir. Una aproximación al recuerdo de tantos momentos especiales en la vida vecinal antigua. Y sobrevive en su actual configuración, de muchas décadas atrás. Es una imagen viva de nuestra personalidad urbana. Quizá mejor no tocar…

A esa Virgencita que pusisteis una vez cerrada la Puerta del Sol de la insigne Parroquia Matriz, la de poniente que dominaba la Villa Baja y la Vega, le pido humildemente que dejéis la plaza de San Pedro de Huelva en paz.