Fran Oliva. Hoy se conmemora el Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas de Actos de Violencia Motivados por la Religión o las Creencias. Un día marcado por la actualidad más reciente en forma de reconquista de Afganistan por los talibanes. Sobre la religión y la libertad religiosa nos comenta Santiago Gomez Sierra, Obispo de la Diócesis de Huelva, que sigue la crisis afgana «con mucha preocupación y dolor por la situación y violencia que parece que se puede estar creando en esa región. También con dolor por al respuesta de Estados Unidos, Europa y de Occidente. En Occidente se ha impuesto una ideología de la tolerancia donde parece que todo da igual, que cuando no se toca los mercados no pasa nada y que todo es lo mismo, un relativista y que cada uno piense y viva como quiera. Cuando vemos situaciones en las que los derechos humanos no se respetan, vemos que esa tolerancia tiene un límite y el límite debe ser el respeto de los derechos humanos y de las personas».
Separar religión y poder
Apunta Gómez Sierra que «la religión, con datos de organismos internacionales en mano, mas perseguida en el mundo es la cristiana». Un hecho que «pone en evidencia o muestra cómo se concibe por parte de la religión su relación con la sociedad. En definitiva, es trasponer cómo cada religión ve a la persona y convive a sus creyentes y al libertad de estos. Cuando una religión es tolerante porque es minoritaria, es importante ver que hace esa religión cuando es mayoritaria o tiene una promoción significativa en la población. La religión cristiana, en cualquier parte del mundo, sea mayoritaria o no, sabe distinguir su propio ámbito religioso y moral en la sociedad de lo que son las instancias políticas o de poder».
Respeto y conocimiento, clave para el respeto y la libertad religiosa para el Obispo
Para estos crímenes por motivos de creencias o religiosos, señala Sierra que «el problema de esta falta de respeto en las propias religiones, entre ellas incluso, es la creencia. Para un cristiano que lee en el Evangelio, textos como ‘si amas a los que aman, ¿qué mérito tenéis?’, ‘vosotros amad y rezad por los que odian o persiguen’ o ‘amad a vuestros enemigos’, marcan una pauta y una cultura cristiana que sabe y respeta otras religiones. No hay asaltos de cristianos a otras religiones o a otros templos. Pero ni por la religión católica ni por otras confesiones cristianas. Ahí se manifiesta la compresión de la persona y de las relaciones con otros que cada religión tiene. Todas las religiones no son iguales. Eso es una cuestión del relativismo cultural y religioso que se ha impuesto en Occidente porque todo no da lo mismo, todo no es igual».
A esto le suma Sierra una «falta de conocimiento de la religión. Eso importa también para nosotros y para mí como católico y Obispo de Hueva. A mi me gustaría promover en la Iglesia de Huelva y entre católicos el conocimiento del islam. Muchas veces pecamos por ingenuos o por ignorancia. Para poder hablar y entender al otro tengo que conocerlo y comprenderlo. Para eso insisto en que hace falta para los católicos un conocimiento de todas las religiones, sin ser especialistas de todo pero conocer las realidades que tenemos cerca y con las que tenemos convivir. Por otra parte, tenemos que emplear la razón. Esto no es solo un problema religioso y de creencia sino de razón humana. Occidente es fruto de la razón y la filosofía griega, de la fe del Antiguo y Nuevo Testamento del Derecho romano. Occidente tiene unos afluentes donde se ha hecho la cultura que ha podido dar la formulación de los derechos humanos, occidentes y ahi tiene que estar nuestra fortaleza, sumándole la educación, tanto religiosa como integral de la persona porque para mantener los derechos humanos hay valores que hay que afianzar desde la razón y desde la fe».
Libertad, gran valor del catolicismo
Por último, el Obispo de Huelva es tajante al afirmar que «está absolutamente garantizada la libertad religiosa. Por ejemplo, se bautiza a un niño porque los padres creen que su fe es de lo mejor que le pueden ofrecer y lo bautizan pero también los católicos pueden apostatar. La Iglesia católica admite declaraciones de personas que quieren dejar de ser católicos. Esa libertad de conciencia está en los derechos humanos de las personas racionales, libres, con capacidad de amar y tener la vida en sus manos. Esto no se puede hacer en todas las religiones. Apostatar en la religión católica es impensable en otras porque si se hace te juegas la vida. Eso pasa porque en la religión católica hay libertad y en otras no. Tanto el acceso como la permanencia y el abandonar una fe tiene que estar garantizados al ser derechos humanos».
