Jose Manuel Alfaro/ Sección de ficción ‘El Cuaderno de Muleman’. 9:00 h. Hoy se ha conocido que, tras la pérdida del satélite Ingenio, debido a un fallo humano, de la misión que debía de poner el primer satélite nacional a 670 Km de la tierra y en el que se han invertido más de 13 años de trabajo y 200 millones de euros, ha tenido su secuela tras el estrepitoso fracaso. Precisamente ha sido un grupo de los científicos que ha participado en este proyecto los que ha propuesto diseñar una nueva misión que tendría como objetivo recuperar el satélite perdido.
La misión costaría de tres fases: la primera estaría destinada a la localización del satélite, la segunda a la construcción y puesta en funcionamiento del mayor laser del mundo y la tercera la recuperación del satélite que en estos momentos podría encontrarse orbitando sin control alrededor de la tierra. Una misión que tendría un coste de tan solo 100 millones de euros, la mitad de lo que habría costado su fabricación y podría llevarse a cabo en tan solo siete años, lo que permitiría por una parte evitar que la tecnología secreta empleada en sus desarrollo y construcción cayeran en las manos equivocadas y la segunda recuperar los miles de trozos del satélite, que quedarían del satélite tras su impacto sobre la tierra.
Lo novedoso de esta investigación es que hasta ahora todos los esfuerzos de los científicos han estado enfocados en poner en órbita miles de satélites, mientras que nunca se habían invertido tiempo y recursos económicos en desarrollar la tecnología necesaria para recupera algunos de ellos. Aunque aún el proyecto se encuentra en fase inicial, si es cierto que ya se negocia con la aldea de la Nava la adquisición de los terrenos que albergaría el laboratorio que haría posible este hito de carrera espacial.
Se estima que, de llevarse a cabo el proyecto, más del 90% de los recursos económicas se quedarían en la aldea, lo que provocaría una dinamización económica nunca vista en este siglo en la comarca, que podría convertir a la zona, en la primera del territorio nacional con pleno empleo y todo gracias a uno de los ingenieros que ha participado en el fallido proyecto y que es sobrino de un descendiente de un navino que emigro en los años 70 y con el que hemos conversado sobre esta importantísima misión
En primer lugar ¿Cómo se encuentra después del fracaso de la misión?
Bueno, ¿cómo cree usted que puedo estar?, pues contento. Uno no se puede hundir cada vez que le salen mal las cosas. Además, estamos hablando de que solo hemos perdido 200 millones de euros. Imagínese por un momento que además de todo del satélite y su instrumental hubiéramos enviado un mono con un cargamento de plátanos liofilizados para cinco años. Pues sí que me sentiría mal, porque la vida como la salud no tienen precio. Si es verdad que en este caso hubieran estado después los economistas de la agencia espacial, discutiendo cual sería el valor final el fiasco aeroespacial añadiendo la vida de un mono. Pero no quiero entrar en ese debate capitalista, que intenta monetizar la vida humana y que suele caer en la provocación de poner en una balanza economía frente a salud y perdidas de negocio frente a vidas humanas. Así que por una parte estoy un poco decepcionado por no haber visto reflejado en el cielo esos trece años de trabajo, pero por otro lado ilusionado con los avances técnicos que ha hecho posible el proyecto y sobre todo con la secuela del nuevo proyecto que va a volver a hacer visible a La Nava.
¿Es verdad que algunos de los ingenieros querían que esto pasase?
De momento eso, es solo un rumor, que puede tener cierto fundamento. Si es verdad que en el proyecto había ingenieros que dudaban de la capacidad del instrumental que ellos mismos habían diseñado y fabricado, y también dudaban de las funcionalidades del satélite, que se iba a convertir en el primer ojo espacial, 100% nacional y que iba hacer posible, poder distinguir la marca de un coche desde una altura de 670 Km. Así que cuando vimos cómo se perdía el satélite en el cielo, a algunos ingenieros se les vio respirar, con esto no quiero decir que prefirieran ver estamparse el satélite en el suelo, a verlo orbitar sin control y sin operatividad ninguna para enviar datos o realizar las funciones para las que había sido diseñado y terminar tirando por la borda 13 años de su vida, que es el tiempo que ha requerido este esfuerzo titánico técnico que ha sido capaz de diseñar y fabricar un satélite con tecnología nacional 100%, pero eso es otra cuestión y yo me quiero quedar con lo que viene a partir de ahora.
¿Cuáles son las claves de este proyecto?
El proyecto tienes un objetivo claro, bajar del cielo el satélite, que ahora vaga orbitando sin control. Si es cierto que en los medios de comunicación ha dicho que este se ha estrellado junto con el módulo que debía de colocarlo en órbita en una zona deshabitada del ártico. Pero la realidad es otra, el satélite se encuentra vagando por el espacio y sin control. Nuestra idea cual es, pues hacerlo caer literalmente. Y cómo lo vamos hacer, pues para ello solo necesitamos 100 millones de euros, es decir la mitad de lo que ha costado la misión y siete años de tiempo, es decir un poco más de la mitad del tiempo que se ha empleado en construir un satélite que vaga como un zombi por la exosfera. Con ese dinero básicamente localizaremos el satélite, construiremos el láser más grande jamás construido en la tierra y lo haremos en la Nava, un láser que será capaz de lanzar un haz de luz tan potente que lo desviará de su órbita con tal precisión, que lo hará caer y estrellarse en el lugar que queramos de la Nava y ya por último recogeremos los trozos del satélite como si se tratara de un jarrón Ming y lo ensamblaremos otra vez durante seis años, para volver a lanzarlo otra vez al espacio. Si mis cálculos no me fallan, en el 2033 estaríamos viendo por televisión la puesta en órbita del satélite reconstruido.
¿Por qué La Nava y no otro lugar?
La Nava es un lugar especial, astronómicamente hablando, sus cielos esta limpios, apenas hay contaminación lumínica y también es una zona con una densidad de población muy pequeña. Lo que garantizaría que la caída del satélite no provocaría daños a la población. Aunque la razón de peso ha sido en cierto modo emocional. Yo soy sobrino de una descendiente de una navino y eso ha tenido mucho peso. Devolver parte de lo que soy, a aquellos antepasados míos que trabajaron y derramaron su sangre en sus huertas y minas, ha sido el gran contrapeso en esta en la decisión de convertir La Nava en el centro de esta misión espacial que terminará convirtiéndose en un hito de la carrera espacial que nos terminará llevando a Marte en esta década. Me gustaría ser testigo de una resurrección de esa Nava potencia minera de primer orden y que además se convirtió en la capital nacional del melocotón y del ponche, en unos años dorados en los que el pueblo era el centro de la comarca.
¿Cuándo será una realidad, todo este ingenio de la ciencia?
Si todo va bien, el próximo año veremos el borrador del proyecto, luego vendrá la ejecución y años de duro trabajo, que terminaran con una transformación completa de la Nava que podría recuperar el esplendor del pasado a finales de esta década, cuando el proyecto esté en su cenit, pero bueno, para eso todavía tendremos que esperar y sobre todo echarle mucho ingenio al proyecto, para creer de verdad que puede ser una realidad allá por el 2033, pero mientras tanto, lo que si podemos hacer es mirar al cielo todas las noches y creer que el satélite esta hay afuera, paseándose junta a la luna.