HBN. Si algo tenemos que aprender en nuestro camino por la vida es que esta cobra sentido con los momentos. Las pequeñas cosas son las que nos permiten ser nosotros y forjar nuestro futuro. Son precisamente las que más se echan de menos cuando estás lejos de tu hogar, pero las primeras que empiezas a valorar. Sin embargo, donde esté nuestro sitio surgirán estos momentos que dan sentido a nuestra existencia. Un onubense por el mundo sabe valorar todo aquello que antes era una costumbre y ahora se torna un lujo. Hoy hablamos de uno que, desde que le picó el gusanillo de los viajes, no paró de querer recorrer mundo y vivir nuevas experiencias.
Pablo Santana Salas, de 30 años, nació en Minas de Riotinto pero con tan solo 6 años su familia se mudó a Huelva por trabajo, más concretamente al barrio de Los Rosales, donde residió hasta comenzar su carrera en Sevilla, Ingeniería de la edificación, para ser aparejador. Durante la carrera consiguió una beca Erasmus para estudiar durante un cuatrimestre en Ferrara (Italia), lo que considera como un punto de inflexión o “propulsión” en su vida, ya que le descubrió que quería conocer más países y vivir más experiencias en el extranjero. Volvió para acabar la carrera y mientras la terminaba, ya empezó a trabajar en lo que le salía, ya fuera en la construcción o no. Después hizo un máster en Prevención de Riesgos Laborales, también en Sevilla, lo que le dio la oportunidad, más tarde, de trabajar en la Universidad de Sevilla y en alguna que otra empresa.
Justo antes de entrar a trabajar en la universidad, vivió la mejor experiencia de su vida, escapándose de la realidad y topándose con un lugar increíble: Solentiname, un archipiélago de islas dentro del Lago Cobibolca en Nicaragua. Siempre quiso hacer un voluntariado de esos que veía en la tele, y por fin lo hizo realidad con sus ganas de cambiar el mundo. Sin embargo, y sin darse cuenta, Nicaragua lo cambiaría a él, mientras el mundo seguía a lo suyo.
Tras esta increíble experiencia, sería en verano de 2016 cuando tomaría otra de las decisiones más importantes de su vida: mudarse a Londres para abrirse a nuevas oportunidades laborales. Dice que en ese momento «se juntaron unos cuantos planetas, ideas, coraje… ¡como lo llamen! y en poco menos de dos semanas estaba volando a Londres, quién me lo iba a decir a mí. Los primeros meses fueron difíciles, duros y contradictorios, pero aquí seguimos», nos adelanta el onubense. Estuvo unos meses trabajando en un restaurante mientras se adaptaba a la nueva realidad, hasta que encontró hueco en una empresa de construcción en la que ahora, 3 años después, trabaja como Project Manager.
«Por supuesto, en toda esta historia, nunca he parado mucho tiempo quieto… Ya de pequeño me escapaba los fines de semana a Riotinto. De joven, a festivales y viajes con los amigos. Y después, de “joven con experiencia”, visitar Italia y Nicaragua me supo a “quiero más”, así que empecé a buscar aventuras de viaje. Desde Francia hasta Bulgaria en tren, los países nórdicos, Reino Unido, Tailandia, Islandia, Turquía, Canadá, Estados Unidos, China, Jordania… ¡Y que no pare!», nos relata. Y es que una de sus principales pasiones es viajar, tiene una lista interminable de destinos por visitar pero, sobre todo, lo primero que quiere conseguir es ver las 7 maravillas del mundo en persona, y ya lleva tres. Pero será él mismo quien nos cuente a continuación toda su historia como «Onubense por el Mundo».
– ¿Por qué decidiste irte fuera?
– Las mariposas en el estómago fueron la gota que colmó el vaso. Siempre he sido de alma libre y rebelde, así que pasar el resto de mi vida en Huelva me ahogaba un poco. El trabajo en el que estaba no era lo que yo esperaba para cuando acabase de estudiar (y no tenía ninguna pinta de cambiar). El no poder independizarme como yo quería en aquel entonces, el bendito inconformismo de la juventud… Todo esto se unió en el momento preciso a las mariposas del estómago y ¡PUM! Londres, una ciudad que nunca antes se me había siquiera ocurrido visitar.
– ¿Cuánto tiempo llevas fuera de España?
– Salí de casa en Julio de 2016 y pensaba que volvería ese mismo año para Colombinas, pero no volví hasta navidades. Y ya voy camino de hacer 4 años aquí. Si me lo dicen no me lo creo.
– ¿Dónde vives? ¿Cómo es esta ciudad?
– Vivo en Londres, o como yo la llamo, la ciudad de las oportunidades. Oportunidades de trabajo, de viajes, de planes, de experiencias… Es una ciudad muy grande, con mucha mezcla de culturas. Una ciudad que gusta y no gusta. Que tiene de todo, pero no todo lo que necesitas. Para mí, una ciudad muy chula para visitar durante unos días, pero una ciudad incómoda para vivir cómodamente.
– ¿Cómo es vivir, ahí? ¿Es muy diferente a España?
– Es muy muy diferente a Huelva, ¡en todo! En lo bueno y en lo malo. Es una ciudad estresante, con mucha gente corriendo para no llegar tarde al trabajo, por ejemplo. Las distancias son muy grandes, así que salir a tomarse algo tiene una “media de metro” de 40-50 minutos ida, y otros tantos de vuelta. El metro se llena cada mañana hasta tal punto que, muchas veces, te afecta en cuanto a cómo empezar tu día. El tiempo en Reino Unido no es ni mucho menos acogedor, pero esto no es nada que no supiera antes de venir. He de reconocer que eso de que llueve todos los días es un poco mito, pero si es cierto que hay muchos días -como yo los llamo- grises o blancos, en los que no sale el sol, y eso afecta a uno más de lo que yo pensaba. Más aún cuando vienes de Huelva, ¡la ciudad de la Luz!
Por supuesto no es todo malo, aunque a día de hoy la ciudad sigue sin gustarme del todo, hay muchas cosas buenas. Hay muchas oportunidades de trabajo, con muy buenas condiciones. También tiene muchas opciones para salir los fines de semana (o después de trabajar si tienes tiempo). Y aunque el metro es agobiante en horas punta, te puede llevar a cualquier sitio de la ciudad. Museos (¡son gratis!), teatros, restaurantes, pubs, musicales, excursiones de un día. Y aunque se tarde una horita como mínimo en llegar a cualquier aeropuerto, hay muy buena oferta de vuelos para escaparse un par de días (o semanas) a algún sitio pendiente de la lista. Hay muchos contras, pero también es cierto que a todos podríamos encontrarle un pro. La verdad es que me ha dado la oportunidad de hacer y conocer muchas cosas que nunca me hubiera imaginado y que seguramente estando en Huelva no hubiera tenido a mi alcance.
– ¿Qué estás haciendo en estos momentos?
– Ahora mismo trabajo como Project Manager en una empresa de construcción en la que conseguí entrar hace ya 3 años. Entré como técnico de estudios en el departamento de presupuestos y licitaciones de obra y después de 2 años conseguí moverme al departamento de Project Management.
– ¿Es tu primera estancia en el extranjero?
– No, no lo es. Mi primera experiencia en el extranjero fue cuando estuve 7 meses de Erasmus en Ferrara, Italia. Una experiencia descubridora e inolvidable, que siempre recomendaré a todo el mundo. Después de Italia también tuve una experiencia en el extranjero como voluntario en un proyecto de cooperación internacional en Nicaragua. Mejor aún que la anterior, la mejor experiencia de mi vida.
– ¿Cuál es tu balance de la experiencia por ahora?
– Aún estoy en ello, valorando y sopesando cada momento de esta experiencia. Ha habido muchos momentos buenos, muy buenos, malos y muy malos, y por ahora aquí sigo, así que no creo que pueda contestar a esta pregunta con certeza hasta que no cierre este capítulo. Aun así, puedo adelantar que la parte profesional de esta experiencia está siendo muy positiva, esperemos que siga así. Y por supuesto, la parte personal también, aunque ésta es más bipolar, y dura de valorar, ya que a pesar de que vives tu vida, la estás viviendo lejos de tu familia y amigos, y a todos nos gusta compartir la vida con la ellos. Creo que es una de las mejores cosas de la vida, compartirla con los tuyos.
– ¿Te has marcado algún nuevo objetivo o reto?
– ¡Vivir! Ese es el reto, que no es fácil. En Londres, en Huelva, en cualquier sitio. La vida nos pone frente a muchas situaciones y experiencias, y hay que vivirlas todas, ya sean buenas o malas (esperemos que haya más buenas que malas). Es bueno darse tiempo a uno mismo para reflexionar en esos momentos de bajón que todos tenemos (y que no está de más tener para conocernos un poco más) y después, rápidamente ¡volver a vivir! ¡A reventar la vida!
Aunque bueno, si tuviera que mencionar algo concreto, diría que me gustaría recorrer todos los países de Europa y visitar las 7 maravillas del mundo moderno, llevo 3 (el Coliseo, la Muralla China y el Tesoro de Petra), tengo la cuarta planeada para visitarla en breve (El Taj Mahal), y… ¡no pienso parar!
– ¿Qué piensa tu familia y amigos de tu aventura?
– Hay de todo. Hay quien me ha animado desde el minuto uno sin importar las consecuencias y también hay quien ha tardado más en aceptarlo. Creo que puede que todavía haya alguien por ahí que no lo haya aceptado del todo… En fin, ¡de todo! Lo que siento ahora es que, por lo general, todos están muy contentos por mí y orgullosos, aunque puede que un poco tristes en la distancia. Las tecnologías nos acercan cada día más a los nuestros, así que es fácil mantenerse al tanto de cómo va todo.
– ¿Cuáles son tus planes futuros?
– No soy de hacer muchos planes de futuro, nunca los he hecho, más bien he ido viviendo las cosas como han venido. Lo que si tengo son ideas y “ganas de”. Tengo pendientes grandes viajes, cambios laborales, no descarto cambiar de país y por supuesto tengo ganas de volver a las cervezas a mediodía con los amigos y las comidas en familia. No sé si se consideran planes de futuro o no, yo los considero planes “todo a su momento”.
– ¿Piensas volver a España, a Huelva, en breve?
– Claro que pienso en volver a Huelva. No sé si mañana, en un año, en diez, o cuando me jubile y me compre una casa en la playa, ¡como los ingleses! Jejeje, pero sí que me gustaría volver a Huelva de un modo u otro, al menos esa es mi idea.
– ¿Qué es lo que más echas de menos de tu tierra?
– ¡El calor del sol! Ese sol que cuando vas por la calle dices: ¡O****, como pica! Ese. Las quedadas con los amigos que se convierten en aventuras improvisadas, las reuniones familiares, ¡la comida de mamá! Que por más que lo intente, nunca me saldrá como a ella. Las barbacoas en el campo y los domingos de “tranquileo”. La facilidad con la que te puedes mover por Huelva. Echar 8 horas en la playa y aun así volver al día siguiente. Sentirme realmente cómodo con los amigos de siempre. Levantarme y sentir el fresquito de la mañana al abrir la ventana. Cruzarme con los vecinos en el ascensor… En fin, son muchas cosas las que echo de menos, todas ellas momentos, momentos a los que por supuesto, volveré.
– Para terminar: un mensaje a tus paisanos.
– ¡Vivir! Ese es el mensaje. Quizás suene un poco repetitivo, pero es el mensaje en mayúsculas. Los momentos de bajón solo nos hacen más fuerte, y después hay más. Más vida, más momentos, más risas, más experiencias… Vivir una experiencia en el extranjero es toda una aventura, yo lo recomiendo al 100%, pero también lo es la vida en pareja o comprarte tu propia casa. Sea lo que sea lo que te apetezca o quieras hacer, da igual la edad que tengas, no lo dejes pasar, hazlo. Nunca sabremos si volveremos a tener otra oportunidad.