Cristina Morales. El mundo del deporte es algo que se mete en las venas de muchas personas desde niños y ya no marchan de ellos. Siendo un mundo tan versátil, dependiendo del momento en el que te encuentres, puedes desempeñar uno u otro papel, desde jugador, pasando por entrenador, árbitro o directivo en cualquier deporte. Aunque existen deportes mayoritarios que son más seguidos, es cierto que los minoritarios tienen su encanto y encuentran a menudo fieles adeptos. Es el caso del onubense que hoy nos ocupa, Antonio Fernando Correa Benítez que a sus 45 años lleva más de 30 en el mundo del voleibol, antes como jugador y en la actualidad como árbitro.
Nacido en Huelva el 14 de febrero de 1974 en el seno de una familia humilde y unida, es el mayor de cuatro hermanos y con solo 13 años tuvo que vivir la trágica pérdida de su padre. Eso le cimentó un carácter fuerte, ilustrado también por la figura de su madre, una mujer luchadora que se esforzó para sacarlos adelante y que no les faltara nada. Gracias a ello incluso pudo ir a la universidad y licenciarse en Filología inglesa en la Universidad de Huelva. Criado en el barrio de La Orden, allí estudió todos los niveles educativos, hasta pasar al instituto Alto Conquero para cursar BUP y COU. En este barrio onubense toma contacto con el voleibol, ya que con tan solo 10 años forma un equipo con el que compite a nivel provincial. Amante del deporte, en su infancia y adolescencia coquetea con otras disciplinas aunque siempre tendrá preferencia por el vóley. Ya en el instituto, impulsado por un profesor, decidió hacer el curso para formarse como árbitro, algo que cambiaría por completo su realidad.
Sin abandonar este mundo, en 2008 viaja hasta Sofía (Bulgaria), para conseguir la categoría de árbitro internacional, siendo uno de los dos únicos que existen en Andalucía. Lleva desde los 15 años ligado al mundo del arbitraje y en estos últimos 17 ha dirigido casi 300 encuentros de la máxima categoría nacional, como una final de liga femenina, 3 Copas de la Reina de Voleibol participando en dos finales, casi 80 partidos internacionales y una Final Four de la Liga Europea. Actualmente, combina su rol de árbitro con un empleo en el sector hostelero, en un negocio familiar, aunque ha alternado empleos muy diversos para ganarse la vida. Para conocer mejor la historia del onubense Antonio Fernando Correa Benítez, hemos hablado con él.
– ¿A qué te dedicas?
– Mis trabajos han sido casi al 100% en el terreno comercial: inmobiliarias (asesor inmobiliario y posteriormente gerente); Editorial Ediciones Rueda (jefe de equipo comercial); y donde más tiempo he trabajado, para un distribuidor oficial de Vodafone (comercial y posteriormente jefe de equipo comercial del departamento de desarrollo y fidelización de clientes). Actualmente trabajo en la Pensión La Vega, que pertenece a mis suegros y donde vengo desarrollando mi vida laboral en los dos últimos años. Estoy casado desde hace 1 año y medio con una mujer maravillosa que cambió mi vida, y “nuestros peques” son Txiko (un perro simpático, zalamero y muy bueno) y Lía (una gata Maine Coon, que todo lo que tiene de bella, lo tiene de sinvergüenza).
– ¿Cómo te introduces en el mundo del deporte?
– El deporte ha sido siempre, desde pequeño, una parte muy importante de mi vida. He practicado infinidad de deportes, federándome incluso en varios de ellos con diversos equipos (fútbol, baloncesto, fútbol sala y voleibol). En casa era nuestro principal motor de diversión, tanto entre nosotros como en la plazoleta en la que nos hemos criado, jugando con nuestros amigos de la infancia. Hoy en día aún consumo mucho deporte, principalmente por televisión, al margen del vóley, que sí que “practico” de un modo más activo, con mi rol de árbitro.
– ¿Cómo llegas al vóley? ¿Por qué decides ser árbitro?
– Mis primeros contactos con el voleibol fueron en el colegio, jugando en el equipo que formábamos y con el que competíamos a nivel provincial (tenía 10 años). El gran “culpable” de ello fue mi tutor y profesor principal en toda la EGB, Don Jesús Chacón, gracias al que me enrolé en este mundillo, primero jugando y más tarde como árbitro. Posteriormente, y a lo largo de mi periplo académico, he seguido jugando tanto en el instituto como en el equipo de la facultad, pero de forma muy puntual y a muy bajo nivel (más que nada para no perder el contacto). Al acabar la EGB, teníamos un grupo bastante unido los niños que habíamos estado jugando los últimos años en el equipo escolar, y como no había posibilidades de seguir jugando a nivel federado, nuestro tutor (que era árbitro de vóley en Huelva) nos propuso hacer el curso de árbitros y al menos así seguir manteniendo el contacto entre nosotros al tiempo que continuábamos en este deporte.
Poco a poco, y casi como si de un juego se tratara (porque al principio no eres consciente de que vas avanzando y cada día das un paso más en este mundillo del arbitraje), fui quemando etapas. Además de los diversos campeonatos locales que vas arbitrando cada semana, al final de cada temporada empiezas a ir a fases finales de Campeonatos de Andalucía, para los que se clasifican los mejores equipos de cada provincia. Esto empieza a convertirse en una costumbre temporada tras temporada y lo cierto es que te va enganchando, porque te gusta y mucho. En Huelva además en esa época había una gran cantera de voleibol y equipos en las mejores categorías del panorama nacional (tuvimos 7 temporadas seguidas al mítico Club Vóley Huelva jugando en la élite – llegando a jugar en Europa un año), y eso también ayudaba mucho a que esa “adicción” siguiera creciendo y se mantuviera latente. En 2.002 asciendo a la categoría Nacional A, que es la máxima a nivel nacional y da derecho a arbitrar encuentros de Superliga Masculina y Femenina en todo el territorio español. En 2008 acudo a Sofía (Bulgaria), donde realizo y obtengo la categoría de árbitro internacional. Llevo desde los 15 años ligado al mundo del arbitraje, y en estos últimos 17 he tenido la gran suerte de dirigir casi 300 encuentros de la máxima categoría nacional (una final de liga femenina), acudiendo a 3 Copas de la Reina de Voleibol (participando en dos finales), y casi 80 partidos internacionales – con semifinales y una Final Four de la Liga Europea incluidas.
– ¿Qué es lo que más te gusta del vóley?
Pues aparte de permitirme estar en contacto directo con el deporte en general, y de modo particular con uno que he practicado y seguido desde que tengo 10 años, el arbitraje me ha dado la oportunidad de relacionarme con mucha gente, conocer muchas culturas y visitar muchísimos países, que probablemente no habría podido conocer de no formar parte de esta afición que para mí es un modo de vida. Además, estamos hablando de sentirme un privilegiado, por formar parte de un selecto grupo de personas, compañeros y amigos, que podemos vivir el deporte de élite desde dentro y con un punto de vista diferente (actualmente tengo la suerte de ser uno de los dos únicos árbitros internacionales que hay en Andalucía). Como ya dije antes, es un modo de vida, más que otra cosa.
– ¿Cuál es la situación actual de los árbitros?
– Pues sinceramente es bastante buena. Tenemos un buen grupo de árbitros, una mezcla heterogénea de jóvenes y veteranos que van desde el buen colectivo que hay aquí mismo en Huelva (gente joven y con muchas ganas que viene empujando fuerte), hasta mis propios compañeros internacionales, muy bien considerados en Europa y fuera de nuestro continente (tenemos dos compañeros que ya estuvieron en las dos últimas Olimpiadas participando de forma muy activa).
– ¿Qué cambiaría del mundo del deporte?
– Pues lo tengo muy claro: cualquier gesto o comportamiento antideportivo que pueda generar violencia o que simple y llanamente, trasgreda los márgenes de “juego limpio” y competitividad que deben reinar y ser la base de cualquier evento deportivo. En ocasiones, y no hablo de forma estricta del voleibol sino del deporte en general, se presencian conductas nada agradables desde la grada por parte de padres que van a llevar a sus hijos a que jueguen y se diviertan, por poner un ejemplo de lo que podemos encontrarnos en encuentros de cualquier disciplina deportiva.
– ¿Planes a corto o medio plazo?
– Seguir disfrutando de esta pasión hasta que las fuerzas y la ilusión me aguanten, que imagino que será hasta que ya no pueda seguir pitando por la edad tope estipulada, que son los 55 años. Hasta entonces, hacer lo que he hecho desde que empecé, que no es otra cosa que disfrutar de cada partido, tratando de ser lo más ecuánime en mis juicios.
– ¿Algún sueño por cumplir?
– A decir verdad, ya lo he cumplido. Llevo 30 años arbitrando y el voleibol me ha devuelto con creces todo lo que yo le he dado en mis 45 años de vida. Jamás llegué a pensar que cubriría tantas etapas, de forma exitosa afortunadamente, y que llegaría a la élite del voleibol nacional (en lo que al arbitraje se refiere), con el colofón de la internacionalidad. El sueño es el que estoy viviendo en la actualidad.
– Envía un mensaje a los onubenses.
– Pues principalmente, y aprovechando el altavoz que supone vuestro medio, quisiera aprovechar para decirles que practiquen deporte, desarrollando el rol que más les llene (deportista, técnico, árbitro…el que sea – es lo de menos), pero que se involucren en eventos deportivos porque sólo recogerán cosas buenas de ello. Y, por otro lado, y viendo mi humilde ejemplo, decirles que luchen por cada sueño que sea, por más que al arrancar se aprecie como una meta imposible de alcanzar. Sé que puede sonar a tópico, pero con lucha, entrega, esfuerzo, trabajo y sacrificio, todo es posible.
2 comentarios en «La pasión del onubense Antonio Correa por el voleibol lo ha llevado a ser uno de los dos únicos árbitros internacionales de Andalucía»
Eres muy grande hermano, que te voy a decir que no sepas ya,esto no es ná pá lo que te mereces en este mundo del voleibol,,,,te esperarán muchos agradecimientos más ENHORABUENA
Mi en hora buena para Antonio, es hijo de un primo hermano mio, y me alegro por su madre Carmen, es un luchador nato por lo que he leído de él, se ha hecho así mismo, y hoy tiene su recompensa, felicidades Antonio por tus logros, se que tu padre desde la dimensión que se encuentre estará orgulloso de ti, como tam ien tu madre y hermanos, un día me pasaré por la pensión y te saludare, vivo en Avda. Alemania, 45 por la parte trasera de la pensión.