Cristina Morales. Hace unos días se celebró el Día Internacional de la Mujer, una jornada que quedará en nuestras memorias por haber sido ejemplo de unión y cohesión ante la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres. Tanto en Huelva capital como en numerosos municipios se desarrollaron sendas manifestaciones y movilizaciones demandando un cambio en la legislación y en la propia educación social, un imperativo de que debemos remar juntos a favor de la igualdad y la extinción total del machismo. Las localidades onubenses son conscientes de la necesidad de visibilizar el papel de las mujeres en distintos ámbitos, lejos de la idea de que el género femenino debe estar relegado al cuidado del hogar y la familia.
El entorno rural se esmera, aún más, en mostrar la aportación de las mujeres en las duras tareas que se realizan en el sector agrícola, del que forman parte indispensable. La Mancomunidad de Desarrollo Condado de Huelva otorga, por tercer año consecutivo, los Premios Elena Whishaw con el objetivo de visibilizar la labor de las mujeres de la comarca en distintos ámbitos: profesional, empresarial, científico, político o sindical y social. Además, se otorga un reconocimiento a una asociación o entidad de la comarca por su contribución a la igualdad entre mujeres y hombres y a una mujer por su trayectoria vital.
En total, el pasado lunes 11 de marzo, en la Casa de la Cultura de Niebla, se hizo entrega de siete premios. Elena Correa Vera, natural de Chucena, fue reconocida en el ámbito profesional, por ser periodista y haber desarrollado su labor en distintos puntos de geografía española, aunque actualmente trabaja en RNE. La villalbera Mª Paz Carrasco González se hizo con el galardón dedicado al ámbito empresarial, debido a su incansable trabajo e iniciativa emprendedora que ha hecho que, a partir de un pequeño taller de costura en su municipio, haya ido abriéndose camino hasta conseguir prestigio nacional. Ana Rocío Conde Moro de Lucena, ha sido merecedora del premio en el ámbito científico, al ser una psicóloga que destaca en el campo de la neurociencia y usar el arte para divulgar esta disciplina. La villarrasera Estrella López de la Rosa fue reconocida en el ámbito sindical, siendo una trabajadora de ayuda a domicilio que ha desarrollado una importante labor defendiendo los derechos laborales de las profesionales de este sector en la comarca. La moguereña Rocío Maury López destaca en el ámbito social, al ser una abogada que ha trabajado en campos de voluntariado y que ha constituido la asociación M-Solidaria para fomentar la convivencia pacífica intercultural entre los onubenses y la población inmigrante. El grupo de teatro de la Asociación de Mujeres Abril de Escacena del Campo, ha sido reconocido por su contribución a la igualdad entre mujeres y hombres a través de la cultura. Y, por último, la bonariega Sebastiana Prieto Romero destaca por su trayectoria vital como defensora de los derechos de las mujeres en diferentes ámbitos, principalmente el asociativo y el político.
Los premios Elena Whishaw se realizaron por primera vez en el 2017, año en el que se celebraba el centenario de la llegada de Elena Whishaw al municipio de Niebla. Esta mujer fue una arqueóloga inglesa que pasó la mayor parte de su vida en Niebla y que tuvo un papel destacado y comprometido con la historia y los valores iliplenses, ya que se le considera impulsora y pionera en la puesta en valor del patrimonio de este municipio. La figura de esta mujer sirve de referencia para resaltar el papel de muchas otras mujeres de la comarca que destacan en distintos ámbitos y a las que es necesario hacer visibles para que las generaciones futuras crezcan con referentes femeninos.
Asimismo, cada año, se aprovecha la gala de entrega de los premios para explicar la trayectoria de una mujer relevante de la comarca. Al igual que el primer año se habló sobre Elena Whishaw y el año pasado sobre Zenobia Camprubí, este año la protagonista ha sido la profesora almonteña Candelaria Coronel, una mujer que dedicó su vida a la enseñanza. Este certamen tiene gran relevancia por su apuesta por ensalzar el papel de las mujeres en la historia, algo que a veces ha quedado ocultado o ensombrecido por la supremacía masculina.
Como hemos podido ver, la Asociación Cultural de Mujeres Abril ha recibido uno de los galardones por su papel integrador y su esfuerzo por visibilizar el papel de la mujer. Se fundó en 1998 como vehículo para llevar la cultura a la mujer rural y, desde entonces, ha desarrollado actividades muy variadas: visitas culturales, talleres de muy diversa índole, actividades deportivas, charlas, encuentros y todo aquello que permitiese a la mujer rural el acceso a la cultura y el conocimiento. Su objetivo es potenciar la autoestima de sus integrantes, así como mejorar su capacidad de desenvolvimiento en un mundo complejo y cambiante.
En el seno de esta asociación se fue gestando el grupo de teatro que, actualmente, está integrado por unas 20 personas, la mayoría de Escacena del Campo, aunque hay dos componentes de Paterna. A lo largo de sus siete años de existencia, el número de participantes en el taller ha ido cambiando por distintas circunstancias, ya que algunas personas han tenido que abandonarlo y otras han llegado posteriormente. Respecto a la dinámica del grupo hay que decir que no solo se llevan a cabo los propios ensayos de las obras a representar, sino que, además, se suceden talleres para mejorar la técnica interpretativa de los integrantes. Así, se suelen llevar a cabo diversos talleres de creación teatral, de expresión corporal o de proyección vocal. Para conocer más sobre esta compañía, que lucha por la integración de la mujer rural en la cultura y por alcanzar la igualdad, hemos entrevistado a sus componentes.
– ¿Cómo surgió la fundación de este grupo?
En el año 2012, como parte de las actividades de un taller de autoestima, surgió el grupo de teatro de la Asociación Abril. Tuvo tan buena acogida entre los participantes, que decidieron continuar con la actividad teatral, hacer al grupo de teatro autónomo y acoger en él a personas ajenas al núcleo inicial: hombres y mujeres comprometidos con la labor de dar visibilidad a la problemática de la mujer en nuestro mundo. La iniciativa se debió a la facilitadora y dinamizadora teatral Eva Lepe, que fue el alma de nuestro grupo, ya que sentó las bases y lo hizo crecer. En 2015, por motivos laborales tuvo que ir a vivir lejos y los propios integrantes del grupo comenzaron a dirigirlo.
– ¿Cómo eligen las obras que interpretan?
Desde su origen el grupo de teatro ha sido una experiencia participativa. Por lo general, hay una primera toma de contacto entre la persona que va a dirigir la obra y todos los miembros del grupo en la que se deciden las líneas maestras, temática, género y otros aspectos generales. Luego la persona que va a llevar la dirección propone, crea o encarga una obra que debe concitar el consenso del grupo tras la primera lectura. Es, por tanto, un proceso participativo donde todos los miembros del grupo tienen voz y voto y donde todas las opiniones tienen cabida.
– ¿Cuál es el grado de implicación de los participantes?
La inexistencia de jerarquías rígidas potencia la participación, que cada uno de los integrantes del taller se sienta parte de todo el proceso y participe en él abiertamente, sin sentir que su opinión no es tenida en cuenta, lo que hace que haya una gran implicación en todas las actividades del taller. Incluso aquellos integrantes que, por los motivos que sea, pueden dedicar menos tiempo al taller durante alguna etapa, cuentan con la ayuda de sus compañeros. Es más, quienes han abandonado el grupo suelen participar activamente en el montaje de las obras y las escenografías, pues de algún modo todos nos sentimos parte de esta gran familia.
– ¿Qué aporta a nivel social la asociación? ¿Y el grupo de teatro?
La Asociación aporta en primer lugar el acceso a la cultura para la mujer rural, su formación e información y por tanto su empoderamiento. Aporta un dinamismo, un espacio para la expresión y la reflexión que a muchas mujeres, encasilladas en su papel de madres, esposas y trabajadoras, les estaba vetado hasta no hace mucho. El grupo de teatro aporta para el público en general el acercamiento a autores teatrales de todos los tiempos, a obras que reflejan su propia realidad y otras que les traen realidades muy distintas, enriqueciendo su punto de vista sobre el mundo. Para los propios integrantes sirve, además, como un cauce de expresión artística de personas que nunca habían tenido esa posibilidad, no solo desde la interpretación, sino desde la creación a través del proceso participativo y la puesta en escena de improvisaciones creadas por ellos mismos.
– ¿Cómo os ha acogido vuestro pueblo?
La acogida ha sido desde el principio entusiasta. Tenemos seguidores que van con nosotros allá donde vamos y, especialmente, en las representaciones veraniegas la participación suele ser muy numerosa. Quizá el hito más destacado en este sentido fuera la representación de Plotina en la aldea de Tejada, que reunió a más de 1000 espectadores, en un pueblo de poco más de 2000 habitantes. Nos sentimos muy orgullosos de que personas que nunca habían asistido a una representación teatral se acerquen por primera vez a través de nosotros.
– ¿Os esperabais el premio?
La verdad es que no, ha sido una grata sorpresa. Nosotros ya nos sentimos recompensados cada día con el trato con los compañeros del taller, con esta pequeña gran familia que hemos formado, pero es bonito que las instituciones también reconozcan esta labor que venimos realizando desinteresadamente y sin apenas recursos desde hace años.
– ¿Qué ha supuesto este reconocimiento por parte de la Mancomunidad?
Ha supuesto mirar atrás y darnos cuenta de la importante labor que hemos desarrollado a lo largo de este tiempo y esto nos sirve de acicate para no decaer en este empeño de hacer del teatro una fuerza transformadora, un modo de dar testimonio en el mundo, de ser testigo de la capacidad de las artes para unir a las personas y para llevar visiones de la realidad alternativas a las que imperan. Ha supuesto, en definitiva, que seamos más conscientes lo poderoso que es el teatro como medio de comunicación y de transformación social.
– ¿Qué planes tenéis ahora?
En un grupo amateur el plan siempre es a corto plazo, aunque la labor solo pueda verse mirando la evolución a largo plazo. Nuestros planes inmediatos son cumplir con las representaciones que tenemos comprometidas en el circuito de la Mancomunidad del Condado a lo largo del próximo mes y empezar a preparar la obra que queremos representar este verano. Más a largo plazo el único plan obvio es que no decaiga, que esté quien esté al frente el grupo se mantenga y crezca, para poder seguir realizando la labor que hasta ahora venimos haciendo.
– ¿Qué os gustaría conseguir?
Nos gustaría conseguir una cierta estabilidad económica, que la posibilidad de hacer talleres no estuviera supeditada al vaivén de las subvenciones de turno. Nos gustaría poder contar en nuestro pueblo con un espacio adecuado para ensayos y representaciones, posibilitando así que el teatro estuviera más presente allí. Nos gustaría conseguir la dignificación del teatro aficionado, que tuviera acceso a los grandes escenarios y no se viera relegado a representarse en lugares impropios, con medios precarios e improvisados. Nos gustaría, por último, una mayor implicación social e institucional en la promoción de las expresiones artísticas en general y de las teatrales en particular. El arte no es una expresión superflua e innecesaria, sino un necesario cauce de expresión, reflexión y comprensión personal y del mundo que nos rodea, que es lo que nos hace humanos.
– Enviad un mensaje a los onubenses
Que no tengan miedo de participar en este tipo de experiencias, ya que todos tenemos la capacidad de crear artísticamente y de relacionarnos con personas completamente ajenas a nuestro pequeño mundo. El teatro es un arma maravillosa para romper diferencias de edad, ideología, género y condición económica. No hay nada más enriquecedor que salir de nuestro entorno y conocer cómo viven y piensan otras personas y cómo, a pesar de la
diferencia, desde el respeto y el cariño, podemos construir en común con ellas.