Fermín Cabanillas. Investigadores de las universidades de Sevilla y la de Huelva han descubierto en Gibraltar la primera evidencia de pisada neandertal en la Península Ibérica, un descubrimiento de notable importancia, ya que es la segunda en el mundo.
Supone, así, un descubrimiento a nivel mundial, en el que han colaborado, además, expertos en paleontología de cuatro países distintos.
La huella tiene una antigüedad de unos 29.000 años, y el trabajo ha salido adelante ayudados por expertos de las universidades de Lisboa, Naturtejo Global Geopark y Coimbra (Portugal), Toronto (Canadá), Atacama (Chile) y el Geological Survey de Japón.
De todas las encontradas en el mundo, sólo es comparable con la hallada en Vartop Cave (Rumanía) y certificada en 2018.
El catedrático de la Universidad de Huelva Joaquín Rodríguez Vidal, ha dirigido esta investigación junto al lepero Fernando Muñiz, profesor del departamento de Cristalografía, Mineralogía y Química Agrícola de la Universidad de Sevilla.
Además de esta pisada humana, han sido certificadas otras pertenecientes a la fauna que poblaba la zona, como cabras, linces, ciervos, leopardos e incluso elefantes.
El trabajo ha sido posible gracias a la financiación del Gobierno español y las autoridades gibraltareñas, en una antigua cantera de arena, hoy abandonada, “que sufre frecuentes desplomes de sedimentos y deja al descubierto estas pisadas, algunas en sección vertical y otras como relieves”.
Fernando Muñiz, así como otros colegas portugueses sometieron las muestras obtenidas a estudios de laboratorio y encontraron en los cortes restos de huellas de vertebrados, y en uno de los análisis fue cuando reconocieron la pisada humana, que corresponde a un hombre de 1,30 de altura aproximadamente.
En la zona llevan más de 30 años trabajando en el entorno de la Cueva de Gorham, hoy Patrimonio de la Humanidad.
“Estos hallazgos representan el primer registro paleoicnológico en los sedimentos eólicos de Gibraltar y corroboran indirectamente la ocupación del paisaje de dunas costeras por varios mamíferos terrestres durante el Pleistoceno tardío. Un paisaje semejante a la actual Doñana”, concluyen los autores del trabajo.