Redacción. El pasado domingo en uno de los módulos residenciales de mayor hacinamiento y más conflictivo del centro penitenciario de Huelva, tuvo lugar un incidente de extrema gravedad, en la que se saldó con un funcionario de prisiones lesionado y cuatro internos trasladados al módulo de aislamiento. Que no tuvo mayores consecuencias gracias a la gran intervención de los trabajadores del centro.
El origen del incidente fue los insultos machistas recibidos por una de las internas que desempeñaba sus labores de limpieza dentro de la zona de seguridad.
Al ser reprendida esta actitud de dicho interno por los trabajadores del centro, estos son atacados violentamente por éste, consiguiendo ser trasladado al módulo de aislamiento. Momento que aprovechan otros internos con un historial lleno de altercados en el centro penitenciario de Huelva, para alterar gravemente el orden del módulo con su actitud violenta hacia los funcionarios, a la vez que profiere insultos contra los mismos; además de intentar arengar a los demás internos del módulo para que le secunden. Con el único fin de llevar a cabo un “plante” y obstaculizar la labor de control y apaciguamiento de los funcionarios. Incluso uno de los protagonista se lanzo a agredir a un funcionario al que lesiono en una de sus manos al intentar repeler esta agresión, necesitando atención hospitalaria.
Los hechos descritos anteriormente son un claro exponente de lo que el sindicato ACAIP ha denunciado repetidamente a lo largo de estos años.
El elevado número de incidentes y agresiones a los trabajadores del Centro con el resultado muchas de ellas de lesiones de diversa consideración, debido entre otras causas el hacinamiento y a la mala clasificación interior, convirtiendo los módulos residenciales en verdaderas torres de babel donde se alojan internos con diferentes perfiles delictivos.
La situación insostenible que viene padeciendo todas las unidades desde hace bastante tiempo: sobreocupación de población reclusa de las distintas unidades que conforman el centro penitenciario, contando por contra con una plantilla cada vez más reducida. Al menos 50 efectivos menos para realizar funciones de vigilancia entre otras. Todo ello poniendo en peligro tanto la seguridad del Centro como la de los trabajadores del mismo.
La imperiosa necesidad de que los funcionarios de prisiones sean considerados agentes de la autoridad, para que hechos como los descritos anteriormente no salgan tan baratos como en la actualidad. Una amenaza o una agresión contra un funcionario de prisiones tienen que tener la misma repercusión que si se ejerce contra otros servidores públicos del Estado, como por ejemplo policías, guardia civil, médicos, maestros, etc.