Diego Guerrero, la esencia del flamenco onubense más puro que llegó a los Grammy Latinos

Diego Guerrero finaliza su gira en el Gran Teatro de Huelva.
Diego Guerrero finaliza su gira en el Gran Teatro de Huelva.

Cristina Morales. El flamenco es un arte que habla de tú a tú, sin espectáculo, desnudando el alma de quien entona sus notas. De esto sabe muy bien Diego Guerrero, un onubense que no ha parado de hacer flamenco desde que un vecino le descubriera de pequeño, que con una sola guitarra puede hacerse magia.

Este jueves 20 de septiembre a las 21.00 horas desembarca en su tierra para finalizar su gira nacional con su último trabajo ‘Vengo caminando’. Un concierto en el Gran Teatro de Huelva con el que vuelve a casa tras haber recorrido el territorio español durante un año, en el marco de una intensa gira de más de 50 conciertos.


Festival de Cine de Huelva

Romántico empedernido de la música, el cantante, productor, arreglista y guitarrista no cree en el poder de la imagen en este mundo, piensa que lo más importante en un artista debería ser cómo suena y no su número de seguidores en las redes, su nivel de popularidad o su cuenta bancaria. Por ello, Diego Guerrero no tiene discográfica, lo que no le impidió ser nominado a un Grammy Latino, cuya gala vivió con asombro pero con ilusión por conocer a algunos de los artistas que asistieron. Sin embargo, discrepa en el reconocimiento de algunas de las producciones musicales que se premian en certámenes de esta naturaleza.

Fue nominado a un Grammy Latino.

Su filosofía no encaja del todo con lo que marca la industria musical actual, preocupada en la creación de artistas que cumplan con unos requisitos de influencia en las redes sociales. El onubense defiende la idea de que lo importante debe ser el sonido, la música sin ningún otro adorno.


Puerto de Huelva

Con motivo de su concierto de vuelta a casa, entrevistamos a Diego Guerrero:

– ¿Cómo comenzaste en el mundo de la música?
Desde el balcón de mi casa en Minas de Riotinto, donde trabajó mi madre aquel año, se veían varios días a la semana a decenas de niños, cada uno con su guitarra. Era el garaje de Manolo, un hombre mayor que enseñaba a los niños el fandango y los toques de guitarra más populares en el pueblo. Mi madre me llevó y Manolo no sólo me acogió entre sus alumnos, sino que además me prestó una guitarra hasta que ella pudiera ahorrar para comprarme una. Es por esto por lo que tengo clarísimo que no son los ministros, sino la gente como Manolo, los que mantienen la cultura viva.

– ¿Qué es lo que más te gusta de tu profesión?
A los músicos nos une la música por encima de la política, la religión, la etnia o la clase social. En mis proyectos hay gente de derechas, de izquierdas, católicos, judíos, evangelistas, gitanos, mulatos, blancos, negros, árabes… y siempre hay una unión y una armonía que ya la quisieran para ellos en la ONU. Los artistas somos un ejemplo de convivencia para la sociedad, y eso es lo que más me gusta de mi profesión. Los medios deberían documentar y difundir todas esas cosas que nos unen, no las que nos separan, pero por alguna razón insisten en separarnos, en “embucharnos” a cristianos contra musulmanes, a castellanos contra catalanes… La política divide, la religión divide, la música une.

Es músico por vocación y el flamenco es su pasión.

– ¿Crees que es importante la formación en el mundo de la música?
Totalmente. En España la formación musical es casi nula, y es por eso por lo que, aun teniendo algunas de las tradiciones musicales más ricas del mundo, tenemos un nivel medio de músicos e instrumentistas muy por debajo de la media mundial. Y es que a día de hoy no sólo clama al cielo que no haya artes en los colegios (síntoma de que somos un país culturalmente subdesarrollado), sino que las propias instituciones musicales (conservatorios y academias), son totalmente incapaces de satisfacer las inquietudes por las que los niños se acercan a ellas. Olvídate, en Andalucía no somos punteros en sinfonías y sonatas, aquí somos punteros en fandangos, bulerías y tangos, y eso la institución musical no solo lo ignora, sino que lo desprecia.

– ¿En qué te inspiras a la hora de hacer música?
En lo que veo a mi alrededor. No soy de buscar lo elevado, sino de tratar de darle voz a lo cotidiano.

– ¿Cuáles son tus referentes o influencias en el mundo de la música?
Músicas vocales populares del mundo, sobre todo las polifónicas (gospel americano, coros de voces de la Europa del este…), músicas de esencia fundamentalmente rítmica (rumba afrocubana, flamenco, música mediterránea…), música orquestal de finales del siglo XIX y del XX, impresionismo francés, ciertas corrientes del jazz (Coltrane, Meldahu, Count Basie Big Band, Shai Maestro…). Pero va por rachas. Todo esto puede tornarse en raperos como Common, Kase O. o Residente, o en cantaores como Manuel Torre, El Agujetas o Guadiana. No hay tiempo ni estilo en mis preferencias. La música es tan grande que puede acompañarte en todas las situaciones de tu vida. Eso sí, Camarón, Paco de Lucía y el Niño Miguel, siempre están conmigo.

Huye de la espectacularidad y hace música intimista.

– ¿Qué te supuso la nominación a los Grammy latinos? ¿Qué tal la gala?
Ha supuesto que quienes jamás nos hicieron caso, ahora nos miran, así como que quienes estuvieron siempre ahí, hayan confirmado en cierto modo que no se equivocaban. ¿Que cómo llegó la nominación? Pues como siempre, de la forma más pintoresca. Primero nos mandaron un email que decía que querían hablar con nuestra discográfica porque alguien cercano a la academia les había dicho que mi disco Vengo Caminando tenía calidad como para optar al galardón (a día de hoy aún no sé quién es esa persona, aunque tengo mis sospechas). Yo le dije a Nasrine que borrara ese email porque era una estafa para sacarnos dinero. Pero ella se asesoró a través de Max, el ingeniero que mezcló el disco, y le dijo que era posible, que no lo ignorase. Después de nuestra respuesta hicieron una excepción (porque yo no tengo discográfica), y metieron el álbum en la categoría para que los miembros de la academia pudieran votarlo si querían… y salió nominado. La gala fue impresionante en cuestiones de producción. Un espectáculo de ese calibre no se ha visto en España nunca. Pero por otro lado, lo que imaginaba. Dice Kase O. que “la música de hoy es la peor de la Historia”, y estoy muy de acuerdo con él en eso. Hoy en día el objetivo de los artistas es, obsesivamente, hacer crecer sus números (número de seguidores, número de visitas, número de euros en el banco). Mi objetivo siempre ha sido crecer en calidad, no en cantidad. Y por suerte, alguno había por allí que aún piensa como yo, y sólo por conocerles, ya valió la pena el viaje, la nominación y la gala.

– ¿La música flamenca es reconocida en otros países? ¿Reciben sus trabajos buena acogida fuera de España?
Yo creo que el flamenco tiene proyección internacional porque es algo único, raro, y lo raro vende. Y en realidad no creo que sea la esencia misma del flamenco lo que tiene proyección, sino la espectacularidad del baile, los lunares y las batas de cola. Una vez más, el continente, y no el contenido. Porque donde el flamenco alcanza su máxima expresión es a pequeña escala, de tú a tú. Tienes que conocerlo desde dentro para disfrutarlo de verdad. Pasa como con los idiomas, que puedes hablarlos pero no los dominas de verdad hasta que entiendes sus chistes. El que no conoce el flamenco no lo disfruta tanto como el que sí lo hace, así como el que no conoce el argot de Cádiz, no se ríe con un cuplé de carnaval. Con respecto a mi trabajo, creo que tiene buena acogida en todo el mundo, pero sí, aún España está por detrás en eso de darle oportunidades a cosas diferentes. Y sé que parece que sí, pero no. Creo que aún no. Le están dando cabida a cosas que “se ven” diferentes, que tienen una imagen diferente, pero que en el fondo no son nada nuevo ni mejor que lo anterior. No te olvides que estamos hablando de música, y la música es “el arte de combinar los sonidos con el tiempo”. Sonido. La imagen debería ser secundaria, pero sigue ocurriendo todo lo contrario. Quizá hay que darle tiempo al tiempo para que los programadores de festivales aprendan a escuchar o, simplemente, esperaremos a que se jubilen, a ver si los que entran abren el abanico (y las orejas) de una vez por todas.

Finaliza la gira de su último trabajo ‘Vengo caminado’.

– ¿Nuevos trabajos a la vista?
Ya empieza a verse la luz al final del túnel. El próximo disco está en la cocina y están sobre la mesa los ingredientes, ahora, a cocinar. Antes de fin de año ya tendréis algo circulando por vuestros móviles.

– ¿Cuáles son tus planes a corto plazo?
En este momento solo pienso en este jueves. Quiero dar en el Gran Teatro el mejor concierto que jamás haya dado. Siempre pienso de esa forma, pero algo me dice que esta va a ser la buena.

– ¿Planes futuros?
El próximo álbum, Chile y Cuba en Enero, Estados Unidos en 2019, y gira española presentando el próximo álbum en primavera.

– ¿Sueños por cumplir?
Aprender de una vez por todas a disfrutar de los sueños que se me cumplen cada día.

– ¿Le dejarías un mensaje a los onubenses?
Huelva no es el centro del Universo. Salgan, viajen, aprendan de otras culturas y enseñen la nuestra. Es la única manera de valorar de verdad las cosas buenas de nuestra tierra y de identificar las malas para poder empezar a cambiarlas.

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