Mari Paz Díaz. La docencia es una actividad vocacional, en la que muchas veces pensamos que está todo inventado. Sin embargo, a veces surgen noticias que nos sorprenden al estar protagonizadas por profesores y profesoras que ponen mucha pasión en las clases, tanto que llegan a revolucionar la forma de ofrecer los conocimientos a sus alumnos. Algo aún más llamativo si se trata de asignaturas que pueden parecer más complicadas, como las Matemáticas. Lo sabe bien la protagonista de nuestra historia de hoy, la profesora almonteña Rocío López Ramos, del IES Doñana de Almonte, que acaba de ser reconocida a nivel nacional en los premios ‘Sin ‘pi’ no soy nada’, organizados por la Consejería de Economía y Conocimiento de la Junta de Andalucía, la Fundación Descubre, la Real Sociedad Matemática Española, la Federación Española de Sociedades de Profesores de Matemáticas, la Universidad de Salamanca y la Asociación Castellana y Leonesa de Educación Matemática ‘Miguel de Guzmán’. Un reconocimiento que se le otorgó en la categoría de materiales didácticos propuestos por el profesorado. Unos galardones que reconocen fórmulas artísticas para divulgar las matemáticas y que pretenden que el alumnado identifique y valore la presencia de esta disciplina en ámbitos cotidianos mediante el uso de formatos literarios y visuales.
Un reconocimiento para esta almonteña de 38 años, que es toda una enamorada de su pueblo, de Almonte, donde ha vivido siempre, con excepción de los años que residió en Sevilla para estudiar la carrera. En concreto, hizo EGB en el CEIP Lope de Vega, ‘El Pocito’, donde contó con muy buenos maestros, como «Dª. Pilar Viejo, una mujer que es pura dulzura y bondad, que me enseñó, entre otras muchas cosas, a leer y escribir, y me inició en todos los sentidos. Después de cinco años con ella, vino Dª. Antonia Báñez, un torbellino de colores que cada día nos demostraba que aprender no tenía por qué ser aburrido, sino todo lo contrario. De ella recuerdo su pasión y su entusiasmo en su trabajo. También estaba D. Miguel Caraballo, que me transmitió el sentido del equilibrio, la armonía y el amor incondicional por la naturaleza y nuestro entorno. Y otros muchos, como D. Merchi, D. Manuel González, etcétera. A todos ellos, les estaré eternamente agradecida por haberme nutrido, educado y formado en mis primeros años de infancia y adolescencia, que tanto marcan en tu vida de adulto. A todos ellos les tengo un cariño especial», recuerda Rocío.
Una etapa fundamental en su vida, que continuó en el IES Doñana, donde realizó los estudios de BUP y COU a partir de 1994. Años de los que, tal y como nos comenta, «también tengo fantásticos recuerdos, tanto a nivel académico como personal. Allí compartí experiencias muy enriquecedoras con profesores y compañeros». En 1998, se marchó a estudiar Matemáticas a la Universidad de Sevilla, una carrera que tuvo clara desde el primer momento, porque, según recuerda, «era lo que siempre me había gustado. Incluso, simultaneaba mis estudios en la Facultad con clases particulares de matemáticas, que impartía a chavales del instituto. Unas clases que me ayudaban a tener mis propios ingresos, aunque solo fuese para costearme algunas cosillas. Durante la semana, tenía alumnos en Sevilla y, los fines de semana, regresaba a Almonte y allí daba clases también los viernes y durante los meses de verano». Y es que, para Rocío, el dar clases de Matemáticas no era un trabajo, sino una forma de desconectar un poco, porque siempre ha disfrutado con ello. Según nos cuenta, con estas clases, «me mantenía creativa, ideando trucos, reglitas mnemotécnicas y formas divertidas de hacer para que los chavales asimilaran conceptos abstractos de una forma lúdica. Me despertaba mi vocación por las matemáticas y, sobre todo, por la didáctica de las mismas, es decir, cómo transmitirlas de una manera efectiva y significativa».
Tras acabar la Licenciatura de Matemáticas en 2004, Rocío decidió realizar cursos de formación para prepararse las oposiciones de Educación Secundaria. Reconoce que «fueron dos años intensos de estudio y trabajo a tope, pero mereció la pena el esfuerzo: Aprobé las oposiciones en junio de 2006 y saqué la plaza. Así que, en septiembre de ese mismo año, estaba ya dando clases en el IES La Ribera de mi pueblo, mi primer destino provisional, donde me estrené como profesora de Matemáticas. Fue una experiencia preciosa empezar a dar clases en un aula de verdad. Me sentí afortunada por saber que sería posible trabajar enseñando Matemáticas y que, además, me pagarían por ello. Todo un privilegio».
Un primer paso docente que realizó durante dos años, hasta que la destinaron al IES Sebastián Fernández de Cartaya. Tan sólo fue un paréntesis de dos años, para regresar a Almonte en 2010 al IES Doñana, donde continúa dando clases como destino definitivo. Para ella, ha sido una experiencia increíble, al tratarse del mismo centro en el que se había formado, pudiendo ser compañera de algunos de los profesores que le habían dado clases en su día, por lo que afirma que «yo siempre los veía, -y lo sigo haciéndolo-, como mis profesores, los que me enseñaron y me guiaron por mi camino». Una trayectoria, en definitiva, que ahora se ha visto reconocida a nivel nacional en el marco de estos premios del Día de Pi. Una experiencia que nos cuenta en esta entrevista.
-Rocío, siempre te han gustado las Matemáticas. ¿Cómo surge tu interés por este ámbito?
-Sinceramente no sé si el gusto por las Matemáticas es o no hereditario, pero, en mi familia, siempre ha existido una cierta tendencia a manipularlas y disfrutarlas, de una forma u otra. De pequeña, recuerdo que mi abuelo Pepe, mi abuelo materno, me entretenía con adivinanzas en forma de poesía y acertijos, cuyo fondo era puramente matemático: Había que hacer uso del razonamiento lógico-deductivo para llegar a la solución. E, incluso, a veces, aunque esto lo descubrí ya de mayor, tras esas inofensivas adivinanzas se camuflaba algún que otro sistema de ecuaciones no lineal y la más amplia gama de cálculos algebraicos. Claro que mi abuelo no era consciente de tal cosa, ni les ponía esos nombres modernos -como él decía cuando yo tuve conciencia de ellos e intentaba explicárselos-, pero, asombrosamente, él los resolvía con destreza y con una lógica natural. Eso fue despertando mi interés por nuevos retos.
Luego, en el colegio hacíamos ‘Olimpiadas Matemáticas’ en forma de concurso. Me encantaban. Recuerdo que, en una de ellas, estando yo en 8º de EGB, gané el primer premio, que consistió en un libro de acertijos y juegos de ingenio de entretenimiento matemático, de Martín Gardner. Ese sería el primero de muchos de los que me hice después. Todos en torno a esta temática: juegos, trucos de Matemagia, acertijos, etcétera. Fue a partir de entonces cuando desperté mi interés y gusto por las Matemáticas en todas sus versiones y empezaron a conquistarme.
Mi madre, maestra también de esta especialidad, me ha transmitido el gusto por esta disciplina, resolviendo mis dudas y adelantándome algunas ideas y conceptos sobre los que yo le preguntaba. Y mi padre, aficionado a las largas charlas y debates enigmáticos y filosóficos, inconformista ante razones banales y amante de los por qués, también me ha llevado más de una vez a plantearme un problema matemático de envergadura, eso sí, llevado a su terreno: la agricultura. Sí, definitivamente, ellos han contribuido también a mi amor incondicional por esta ciencia.
A lo largo de mis estudios posteriores, y, sobre todo en la universidad, descubrí que las Matemáticas no son lo que todo el mundo piensa: una infinidad de cálculos tediosos y operaciones numéricas. Todo lo contrario. Mi idea sobre esta ciencia cambió radicalmente. Descubrí que las Matemáticas eran puramente, en su esencia, una filosofía. Una forma diferente de entender el mundo que nos rodea. Y que, precisamente, surgen de ahí, de la observación directa de la naturaleza, de curiosear y preguntarse cuáles son las leyes que la rigen.
-Ahora, tu forma de enseñar las Matemáticas se ha visto reconocida. ¿Cómo se consigue ser pionera en su enseñanza?
-La verdad es que no me considero para nada pionera en este ámbito. Simplemente, continúo una trayectoria que muchos otros docentes han iniciado ya y que otros matemáticos llevan impartiendo toda su vida. Sí que existen precedentes en el ámbito de la docencia mediante lo que ahora se conoce como gamificación, es decir, básicamente, enseñar jugando.Y aunque no se le atribuía este concepto, ha estado presente siempre en las escuelas, en mayor o menor medida. María Montessori, Miguel De Guzmán, Claudi Alsina, Fernando Blasco, Martín Gardner…, todos ellos han sido grandes autores que han perseguido siempre una divulgación de las matemáticas y un aprendizaje lúdico de las mismas. Lo que sí es una realidad, de la que estoy plenamente convencida, es que, un niño o adolescente aprende y recuerda aquello que le emociona, que le despierta curiosidad y que tiene un significado para él. Y, si además lo hace divirtiéndose, jamás olvidará lo que ha aprendido.
-¿En qué consiste el proyecto con el que has sido reconocida?
-El material que presenté a concurso es una canción versionada del original tema ‘Sin ti no soy nada’, de Amaral. Su nuevo título se transformó en ‘Sin PI no soy nada”. Su letra narra una historia de amor entre una circunferencia y su amado Pi, al que echa muchísimo de menos, pues no pueden existir el uno sin el otro. A lo largo de sus versos, vamos conociendo propiedades de dicho número, su valor aproximado, su presencia en nuestro día a día, sus utilidades, incluso se hace un breve recorrido por la historia, nombrando las distintas aportaciones y aproximaciones que se han realizado por los matemáticos de la época. La canción está grabada y cantada por mí, y aunque se trata de una grabación casera, el sonido es bueno y nítido. Esta canción ha sido también escenificada en forma de teatro musical, y representado por mis alumnos de 1º de ESO de nuestro IES Doñana de Almonte, formando parte del programa de actividades que realizamos el curso pasado, el ‘Día de las Mates’. Esta escenificación musical nos aporta información del número Pi, de una manera muy gráfica, lúdica, original y divertida y, sobre todo, muy gratificante para el alumnado, que es su principal razón de ser.
Una escenificación teatral que puedes ver en el siguiente enlace:
-¿Cómo fue el acto de la entrega de premios?
-El premio ha estado enmarcado dentro del evento a nivel nacional conocido como ‘Piday Spain’, Día del número Pi, que tiene el objetivo de divulgar las Matemáticas. Este año se ha celebrado en Salamanca el 14 de marzo, el día 3/14, haciendo alusión al valor aproximado de dicho número. En la celebración de este evento participaron colegios de Primaria y Secundaria, celebrándose actuaciones de ‘Matemagia’, a cargo de Óscar Martín, talleres de papiroflexia y charlas divulgativas sobre el número Pi, que realizaron Luis Navas y José Manuel Aroca, además de celebrarse la entrega de premios. El concurso en sí consistía en presentar material divulgativo de la temática del número Pi, que tratara sobre su presencia en el mundo que nos rodea, porqué es un número famoso y trascendente, etcétera. Los participantes de las tres categorías podían presentar cómics (en Primaria), relatos o cuentos (en Secundaria) y cualquier tipo de material y recursos didácticos en la categoría docente, a nivel del profesorado.
-¿Cómo te sentiste al recibir este prestigioso galardón?
-Todo reconocimiento al trabajo, esfuerzo, dedicación y tiempo es gratificante y reconfortante. Sobre todo, cuando aquello que haces lleva grandes dosis de ilusión y tripas. El premio material en sí ha consistido en una Tablet digital y un diploma, aunque, para mí, el verdadero premio ha sido el reconocimiento por parte de los grandes de la didáctica de las Matemáticas y la divulgación que se pueda hacer de nuestro trabajo. Pienso que es muy importante que todos los docentes saquemos del cajón aquello que funciona con los alumnos y dejemos que vea la luz y siga dando frutos. De nada sirve dejarlo guardado de recuerdo de aquella vez que funcionó. Este premio ha sido algo puntual, que ha venido en el momento oportuno y en el lugar adecuado. Pero ver que los chavales llegan a mi clase con ganas, sonriendo y esperando curiosos a ver qué se encuentran esta vez, sin tenerle miedo ni fobia a la asignatura y admirando su grandeza…, eso sí que es un verdadero premio. No tiene precio.
-¿Qué ha supuesto para ti?
-La satisfacción más grande que me llevo con todo esto es que nuestro pueblo, Almonte, y, más concretamente, nuestro centro IES Doñana, ha llegado a Salamanca y a toda España para decir: ¡Aquí estamos! Y hacer ver que es en las aulas y en los rincones del día a día, donde se cuece la verdadera esencia del aprender y enseñar. Hay proyectos maravillosos que se llevan a cabo por maestros y profesores brillantes que nadie conoce, a excepción de sus alumnos y compañeros. Éste es sólo uno más. Otro de los que hacen que nuestros alumnos se vayan haciendo grandes, tanto en lo académico como en lo humano. Me siento muy afortunada por tener un trabajo que me permite disfrutar cada día de las ganas y la fuerza de nuestros jóvenes, contagiarme de su ilusión, entusiasmo y curiosidad y compartir mis conocimientos con ellos, al tiempo que me planteo nuevos retos para hacer ver que, las Matemáticas, no sólo son la llave de cualquier ciencia que se precie, sino que son un placer en sí mismas.
Enlace a un video en el que se muestran las actividades organizadas en el IES Doñana con motivo del ‘Día de las Mates’:
-¿Qué estás haciendo en la actualidad?
-Actualmente, sigo dado clases de Matemáticas en mi IES Doñana. Y digo “mi” porque, verdaderamente, lo considero ya parte de mi vida. Entre sus paredes aprendí muchas cosas en mi etapa de estudiante y en él sigo dejando mi esencia, mi trabajo del día a día y lo que pueda aportar. Y lo hago encantada de que sea en mi pueblo de Almonte. Desde que comencé a trabajar como profesora, he coordinado Grupos de Trabajo sobre Matemáticas en los centros donde he trabajado. ‘Alucina con las Mates’, ‘Diviértete con las Mates’ o ‘Estrategias lúdicas para las Matemáticas’ son algunos de ellos. Este año hemos formado también en nuestro Departamento, en coordinación con el CEP de Bollullos-Valverde, un Grupo de Trabajo llamado ‘Matemáticas para todo y para todos’, que yo coordino. En él, realizamos todo tipo de actividades recreativas para difundir nuestra asignatura y motivar a los alumnos, tanto dentro del aula como fuera de ella. Hemos participado también en eventos como la Feria de la Ciencia, que se celebra a nivel municipal, en el teatro Salvador Távora. En este curso académico, por primera vez, se han incluido las Matemáticas en esta actividad, llevando juegos de ingenio, puzles 3D, cubos de Rubik, Sudokus con fichas manipulables, talleres de papiroflexia… Todo ello guiado y dirigido por nuestros alumnos, que han demostrado destrezas y habilidades sobradas para llevarlas a cabo y exponerlas de manera atractiva al público de todas las edades. Así que seguimos trabajando en esta línea porque la aceptación es estupenda.
-¿Tienes algún otro proyecto o idea para el futuro?
-Sí. Siempre. Constantemente estoy pensando en algo nuevo. No puedo evitarlo. Se me vienen ideas a la cabeza mientras paseo, mientras juego con mis hijos, mientras me ducho, mientras doy clases…, incluso, aunque suene algo obsesivo, mientras duermo. Tengo una sed constante de crear, inventar e innovar en lo que hago. No me gusta reiterarme. Y en esas ideas, las matemáticas juegan un papel fundamental. Todo gira en torno a ellas. Por ejemplo, como parte de las actividades del Grupo de Trabajo ‘Matemáticas para todo y para todos’, tenemos programado para celebrar el Día de las Matemáticas el próximo 12 de mayo una exposición en nuestro centro sobre ‘Matemáticas por todas partes’ y ‘El arte de las Mates’. Prepararemos material que manifieste la presencia de las Matemáticas en ámbitos tan diversos como la música, la pintura, la arquitectura, la escultura, la naturaleza, la medicina, la informática, etcétera. Pretendemos que, durante unos días, esta exposición esté abierta al público, para que todo el que quiera pueda venir a nuestro centro y disfrutar de ella. Y, por otra parte, otro de los proyectos que tenemos para este curso es construir un reloj de sol en el patio del instituto. Las mediciones y cálculos previos los llevaremos a cabo con los alumnos de Bachillerato y, luego, en la construcción y decoración, participarán alumnos de todos los cursos. Todo ello, por supuesto, con la supervisión y colaboración de nuestro profesor de Educación Plástica y Dibujo, Jorge Quintana, al que, dicho sea de paso, debemos la decoración exquisita de nuestro centro, tanto interior como exterior. Luce precioso gracias a su gran labor y trabajo como profesional.
Mi intención es que, en unos años, demos continuidad a las actividades programadas para dar forma a un ‘Proyecto Matemático de Centro’, mediante el que podamos llevar a cabo actuaciones más a largo plazo, pudiendo contar con dotación económica y así puedan extenderse a varios cursos académicos.
-¿Algún sueño que te gustaría conseguir?
-Soy feliz con lo que hago. Me encuentro plenamente realizada con mi trabajo y, por ello, estoy satisfecha y me considero afortunada. Disfruto en mi día a día, compartiendo experiencias con quienes son el alma de este mundo: los niños y adolescentes. Pero sí, tengo un reto a perseguir: Quitar de una vez por todas ese halo de negatividad que envuelve todavía, para algunos, a la palabra Matemáticas. Eliminar todo concepto frío y austero que se tiene de las mismas, puesto que es una concepción errónea, y conseguir que la gente aprecie su belleza, su utilidad, su presencia allá donde fijemos la mirada e, incluso, su elegancia y belleza en sí mismas. Acercarlas a todos los públicos, sin distinción, y hacer que sean acogidas con admiración, como merecen. En definitiva, quitar el miedo y promover el poderoso ‘Tú eres capaz’, que consigue mover montañas. No descarto la idea de recoger en un libro todas las ‘Anécdotas matemáticas’ que surjan, recopilar las cosas más simpáticas, recurrentes e inverosímiles con las que me voy topando cada día. ¡Sí, sería divertido!
-¿Qué supone para ti tu pueblo, Almonte?
-Almonte es el pueblo que me vio nacer y crecer. Aquí he vivido, he formado una familia y es el sitio que he elegido para criar a mis hijos. Me parece que no he podido escoger un lugar mejor. Me siento orgullosa de ello. Muchos me preguntan: “¿Tú estás bien dando clases en tu mismo pueblo? ¿No te agobia el no desconectar?”. Yo siempre respondo: “Si tuviese que desconectar sería porque no me gustase estar conectada”. Y no es el caso. Yo estoy encantada de dar clases a los niños de mi pueblo, que son tan nobles y tan de verdad. Es muy fácil quererlos. Pienso que ser profesor es mucho más que un mero trabajo. Se es profesor 24 horas al día, 7 días a la semana. Por vocación y devoción. Y da igual donde vivas o trabajes. Es una gran responsabilidad. Tus actos son tomados como referencia, mucho más que tus palabras. En ese sentido, me veo en el deber de transmitir los valores necesarios para propiciar una vida en sociedad: enseñarles a ser solidarios, a trabajar en equipo, a desarrollar empatía… Todas estas herramientas, -además de las mates, claro está-, son absolutamente necesarias para hacer de nuestro pueblo, y de la sociedad en general, un lugar mejor.
–¿Algún mensaje final?
-Para despedirme, os voy a dejar algunas citas de matemáticos y científicos con las que me identifico y ofrecen la oportunidad de reflexionar:
“No consideres el estudio como una obligación, sino como una oportunidad para penetrar en el bello y maravilloso mundo del saber” (Albert Einstein).
“El maestro sabe, enseña y ama. Y sabe que el amor está por encima del saber y que sólo se aprende de verdad lo que se enseña con amor” (Gregorio Marañón).
“La esencia de las Matemáticas no es transformar las cosas simples en complicadas, sino hacer de las cosas complicadas, simples” (StanleyGudder).
1 comentario en «La profesora almonteña Rocío López es reconocida a nivel nacional por hacer cercana la docencia de las matemáticas»
Rocío, ¡Enhorabuena! Qué alegría verte tan feliz con tu trabajo, y qué pena no haber compartido más cursos contigo. ¡Un abrazo, compañera!