HBN. La Hermandad de Penitencia y Cofradía de Nazarenos de Nuestra Señora en su Soledad ha partido este Viernes Santo de la parroquia de la Concepción para hacer su anual estación de penitencia por las calles de Huelva.
A las 20.01 horas, las puertas laterales de la céntrica iglesia, las que dan a la calle Méndez Núñez, se abrían para dejar salir al cortejo de nazarenos, unos 120, poco menos de la mitad de los hermanos de esta cofradía. Con túnica de cola en color negro, morrión de sarga verde y cinturón ancho de esparto, han desfilado los devotos, un hábito que recuerda la antigua procesión de la Virgen de los Dolores de la Vera+Cruz, procesión que la hermandad rescató en la tarde del Viernes Santo.
Y es que los orígenes de la cofradía se remontan al seno de la Hermandad del Nazareno, en 1937, protagonizando su primera salida procesional la madrugada del Viernes Santo de aquel año. No fue, no obstante, hasta el año 1944 cuando se constituyó oficialmente como Hermandad de Penitencia. En 1962, alumnos del colegio Madre Dios y de la comunidad de Javieres se inscribieron como hermanos, por mediación del Padre Laraña, iniciándose así la vinculación de la cofradía con la comunidad jesuita. Como muestra de su pasado “morao”, los manigueteros del paso de Nuestra Señora en su Soledad portan el hábito primitivo.
Tras unos minutos parados a las puertas de la iglesia, el cortejo ha comenzado a caminar en riguroso Silencio, no en vano la Soledad es conocida con este sobrenombre por la ausencia de acompañamiento musical, los nazarenos se han dirigido a la calle Mora Claros. Los primeros cirios encendidos y la luz del atardecer cayendo sobre Huelva han añadido mayor encanto a los primeros minutos de la estación de penitencia de la Hermandad, que se prolongará durante cuatro horas por el centro de la ciudad.
En el cortejo van varios de los estrenos de la Hermandad en este Viernes de Pasión. En concreto, la cofradía ha lucido el guión, que ha modificado su estructura y ha sido pasado a nuevo terciopelo por parte de Manuel Gómez Palacios. Los libreas llevan nuevas ropas, al igual que uno de los monaguillos, también portan nueva bandera de la Hermandad, así como la restauración de la bandera Concepcionista.
Unos 20 minutos ha tardado el palio de Nuestra Señora de la Soledad en hacer su salida de la iglesia de la Concepción. Mucha expectación y respeto entre los onubenses concentrados en la calle Méndez Núñez, donde no cabía un alfiler.
Los devotos han podido admirar el dorado de la parte trasera del paso, canastilla y respiradero, a cargo de Francisco Cumbrera, una novedad en este Viernes Santo. Sobre el paso, la Soledad, obra anónima del siglo XVI, situada sobre una peana de madera dorada al pie de la cruz vacía. En sus sienes, la corona de plata dorada de Ramón León Peñuela, su magnífico manto de salida, con algunos de los bordados más antiguos que procesionan en la Semana Santa onubense y una nueva saya, que la Virgen ha estrenado en los cultos de las últimas semanas.
En las manos de la dolorosa, los clavos y la corona de espina plateada, procedente de la antigua imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Hermandad de la que nació como filial y con la que aún guarda fuertes lazos de unión.
Con la sobriedad que lo caracteriza, escuchándose a su paso sólo el rachear de sus costaleros marcando el son al andar, se ha dirigido el paso de palio, decorado con flores en tonos rojos y morados, hacia la calle Mora Claros.
Una salida hermosa, a pesar del frío y el viento, con la que el hermano mayor de Silencio, Juan Manuel Cruz Vázquez puede estar contento. En éste su segundo año de mandato, el cofrade comenta que entre los proyectos de la junta de gobierno está terminar de dorar el paso de su titular, del que restan los dos respiraderos y las canastillas de los laterales; así como la nueva peana, renovar el sudario y hacer cuatro jarras a juego con las canastillas del paso.
Pero ya habrá tiempo de ocuparse de estas iniciativas. En la tarde de este Viernes de Pasión lo importante es culminar sin incidentes la estación de penitencia. Un año más, la Virgen en su Soledad cerrará el desfile procesional de Huelva con el llanto por la muerte de su hijo, poniendo la seriedad, sencillez y silencio de sus nazarenos la guinda a la Semana Mayor onubense.