El doctor Guillermo Pedrajas de Torres, un pionero en Huelva en operar utilizando técnicas laparoscópicas en el campo de la urología

A.R.E. El principal directorio online de médicos a nivel mundial, Doctoralia, organiza cada año unos premios en los que reconoce a los mejores especialistas en salud de cada país. Este 2017, entre los cinco mejores urólogos de España que optan al Doctoralia Awards se encuentra el doctor Guillermo Pedrajas de Torres, un jiennense afincado en Huelva desde hace 17 años, que trabaja en el Hospital Juan Ramón Jiménez y en la Clínica del Carmen. 

Se trata de un reconocimiento más que merecido, pues Guillermo fue uno de los pioneros que introdujeron en la sanidad pública onubense una de las técnicas quirúrgicas mínimamente invasivas que más proyección ha tenido es los últimos años: la laparoscopia. Técnica que continúa aplicando en nuevos ámbitos, el último la eliminación de ganglios en piernas, habiendo realizado ya la primera operación de estas características en Huelva (segunda en Andalucía).

Aunque se siente plenamente onubense, Pedrajas nació en Jaén. Estudió Medicina y la especialidad en Granada, y luego pasó un año en Almería. Antes de terminar la carrera, en 1999, viajó a Miami, donde estuvo un mes formándose en el Hospital Central de esta ciudad, viendo cómo trabajaban sus colegas americanos. 

En el 2000 le ofrecieron irse a Huelva, una ciudad «en la que no había estado en mi vida», reconoce ahora divertido. «No conocía a nadie y fue una novedad para mí. Además, hace 17 años la laparoscopia era algo muy emergente, se estaba desarrollando, y las primera intervenciones de este tipo las hicieron urólogos, que siempre hemos sido muy pioneros. Me gustó aquello de operar ‘por tubitos y con palitos’. Veía que tenía mucha proyección, así que cuando entré en el Juan Ramón Jiménez, le pedí a mi antiguo jefe de servicio, Manuel Gómez, que me ayudara a introducir la laparoscopia en el hospital. Para lograrlo teníamos que ofrecer resultados, si no nadie nos apoyaría. Además, suponía una inversión económica, que luego se compensa porque el número de días que pasa el paciente hospitalizado se reduce», explica el doctor.

Los comienzos, por tanto, fueron difíciles, con mucha presión y cansancio por las infinitas horas de quirófano. Su mujer, psicóloga de profesión, también fue esencial para él en aquellos momentos, sobre todo cuando las primeras cirugías con laparoscopia se complicaban y había que abrir. «Eso desgasta y desmoraliza y el empuje de mi mujer fue fundamental», admite Pedrajas.

Sobre todo en aquellos primeros años, Guillermo realizó varias visitas al Centro de Cirugía Experimental de Cáceres, normalmente acompañado por enfermeros del hospital, para ensayar la técnica en cerdos. «En estos años he hecho unos 20 viajes. Practicando en animales, luego, a la hora de operar a personas, estás más suelto, más afianzado, porque prácticamente la misma técnica se puede extrapolar», afirma.

Gracias a su tesón, en 2004 realizó la primera operación de riñón por laparoscopia en la provincia de Huelva. Desde entonces, su trabajo en el servicio de Urología del Juan Ramón Jiménez, como responsable de todo lo relativo a esta técnica y a endoscopias y piedras, ha sido ejemplar. 

En este sentido, el doctor pone de relieve que la calidad de vida de los pacientes ha mejorado mucho desde la aplicación de estas técnicas mínimamente invasivas. Como explica Pedrajas, «se acabó el cuchillo. Antes, por ejemplo, cuando una persona tenía piedras de 6-7 centímetros en el riñón, el órgano se quitaba y había que hacer una gran incisión. Ahora, por endoscopia, con pequeñas incisiones se limpian las piedras y en dos días el paciente se va a casa«. 

El médico reconoce que los tres grandes avances en urología gracias a la laparoscopia han sido en el cáncer de riñón, de próstata y la linfadenectomia (limpieza de ganglios en cualquier cáncer). Sobre todo en el cáncer de testículos y de pene, esta cirugía por pequeñas incisiones no sólo ha favorecido que las recuperaciones sean más rápidas, si no que el paciente tenga menos escapes de orina y pierda potencia sexual.

El único inconveniente de la técnica quirúrgica es para los propios cirujanos, ya que es muy complicado y estresante operar por cámara a través de un tubo con unas herramientas extremadamente finas y alargadas, aunque para Pedrajas «estos son los retos que te hacen crecer y que la vida sea interesante en muchos aspectos».

Ser un profesional de la laparoscopia requiere de horas de entrenamiento, sobre todo cuando se trata de dar puntos. Para practicar, en el Juan Ramón instalaron un entrenador, una caja con una cámara especial que asemeja el entorno de una intervención. «Al principio, me iba por las tardes, con un muslo de pollo, y echaba un par de horas practicando. También practicaba en casa de manera más rudimentaria. Eso, con constancia y tesón, te permite luego ir con tranquilidad al humano y al final sientes una gran satisfacción«, explica el urólogo, que además ha ido formando a sus compañeros y residentes en esta técnica.

Recientemente, el doctor Pedrajas puso en práctica una nueva técnica en Huelva: operar los ganglios de la pierna por laparoscopia, cuando hasta ahora se hacía en abierto. Como explica, «en el cáncer de pene, los ganglios se van a la pierna y quitarlos en muy devastador. En junio hice esta operación por laparoscopia en Huelva, era la primera vez que lo hacíamos aquí y la segunda que se hacía en Andalucía. El paciente estuvo tres días ingresado, en lugar de un mes. Ahora, el vídeo de la intervención lo voy a presentar en un congreso».

Después de tanto trabajo y esfuerzo, el ser reconocido como uno de los cinco mejores urólogos de España por Doctoralia ha sido para Guillermo una gran alegría. «Me metí en la sanidad privada hace tres o cuatro años, y este 2017 me he llevado esta agradable sorpresa. Es un reconocimiento basado en las valoraciones de los pacientes que vienen a mi consulta de la Clínica del Carmen y también de compañeros de profesión. Además hay un chat interno en Doctoralia donde te dejan consultas pacientes de toda España y yo trato de contestarlas», afirma el profesional.

A sus 50 años, Guillermo tiene claro que está en uno de sus mejores momentos, al que no habría llegado sin su capacidad de trabajo, su gran interés por ayudar a los demás y el haberse rodeado de un equipo de profesionales de la salud que ponen el mismo cariño que él en cada paciente. ¡Enhorabuena Guillermo!