Rosa Mora. La inversión en investigación médica salva vidas. Con frecuencia nos encontramos con personas que dan testimonio de ello. El valverdeño de 41 años Emilio Domínguez comenzó a sufrir los síntomas de la enfermedad de Andrade hace aproximadamente cinco años. Conocida científicamente como polineuropatía amiloidótica familiar (PAF) por transtiretina, el destino hizo que el onubense se familiarizara con esta enfermedad, al sufrirla su padre, quien falleció a causa de ella hace unos 15 años.
El diagnóstico precoz y el trasplante hepático [tratamiento habitual para esta patología desde hace más de dos décadas] permiten en la actualidad no solo que las personas se salven, sino que pueden gozar de una mejor calidad de vida.
Hablar de la enfermedad de Andrade [recibe ese nombre porque fue descrita por el Dr. portugués Corino Andrade] es hacerlo de un trastorno degenerativo del sistema nervioso periférico que puede afectar al funcionamiento de órganos vitales como el corazón o los riñones. Con más de 8.000 afectados repartidos por todo el mundo, en España: Mallorca y Valverde del Camino son los principales focos de esta enfermedad. Teniendo en cuenta este dato, en el año 2001 se creó en el municipio onubense la Asociación Valverdeña de la Enfermedad de Andrade. Según cuenta a Huelva Buenas Noticias Emilio Domínguez, en la actualidad son alrededor de 28 los valverdeños trasplantados por padecer esta patología.
La donación para estos pacientes es vital. «Estuve en lista de espera y a los ocho meses pude ser trasplantado», nos explica Emilio. Una peculiaridad de los pacientes que sufren esta enfermedad es que el órgano propio del que necesitan ser trasplantado es, al mismo tiempo, apto al para ser donado. En este sentido, el valverdeño, como muchos otros pacientes que sufren esta enfermedad hereditaria, protagonizó lo que se conoce como un trasplante hepático dominó. El onubense recibió un hígado de un donante fallecido al tiempo que su hígado fue trasplantado a otra persona.
Transcurridos más de tres años de la intervención y de una ardua recuperación, Emilio Domínguez puede hablar orgulloso del buen estado de salud que goza en la actualidad, y de cómo el deporte ha sido una de sus mejores terapias. Así, hace referencia a la medalla de bronce conseguida a finales del pasado mes de mayo en pádel en los Juegos Mundiales de Deportistas Trasplantados celebrados en Málaga.
«La verdad es que siempre he sido muy aficionado al deporte y he practicando fútbol, atletismo, taekwondo, balonmano y tenis, entre otras modalidades. Cuando salí del hospital, después de estar unos seis meses ingresado, el médico me recomendó caminar», nos explica Emilio Domínguez. «Así, al poco tiempo de estar ya en casa -añade- decidí apuntarme a una carrera popular que se celebraba en Valverde. Acabé la carrera y decidí ir a más«.
Movido por una enorme motivación, tras informarse de la existencia de campeonatos especiales para trasplantados, el onubense participó el pasado año en los VI Juegos Nacionales de Trasplantados celebrados en Lorca y este 2017 en los celebrados en Granada, juegos en los que se proclamó campeón nacional en tenis, pádel y relevos 4×100, y bronce en 1.500 metros. El reto deportivo más destacado hasta el momento al que Emilio Domínguez se ha enfrentado fueron los Juegos Mundiales de Deportistas Trasplantados celebrados a finales de junio en Málaga. En ellos, como comentamos anteriormente, se hizo con el bronce en pádel.
A pesar de que la consecución de estas medallas supone una enorme satisfacción personal para el deportista valverdeño, el mensaje que el onubense desea transmitir en su día a día y en las competiciones a las que acude no es otro que el de dar a conocer la enfermedad de Andrade y concienciar acerca de la donación de órganos. «Obtener estas medallas es algo importante en el plano personal, pero lo relevante es hacer llegar el mensaje de que el estar trasplantado no está reñido con la práctica deportiva. A veces parece que nos tienen en una burbuja, sin embargo, el deporte se convierte en muchas ocasiones en la mejor medicina».