Redacción. Los internos adscritos al Club de Lectura del Centro Penitenciario de Huelva organizaron en colaboración con Editorial Niebla un acto literario en torno a la novela «Santos, asesino en serie«, de Bernardo Romero. Tras la presentación del autor a los internos, se abrió un debate sin necesidad de preludio alguno, toda vez que los internos traían la novela no sólo bien leída, sino subrayada y una amplísima batería de preguntas que dirigieron sin ambages al autor onubense.
Por un lado se analizó el estilo literario, y en este apartado Bernardo Romero salió bien parado, pues la novela, por ser directos y meridianamente claros como lo fueron los internos, había gustado sobremanera. Se elogió el ritmo, muy musical al decir de algunos de los lectores, y el perfil psicológico del personaje principal -había varios psicopedagogos y psicólogos entre los presentes, todos de un sorprendente nivel intelectual, tal como reconocía el asombrado escritor al terminar el acto-. Este último análisis dio pie a que se diera un nuevo rumbo al debate, tratándose de analizar la inocencia o no de Santos, el papel de algunos personajes secundarios y otros aspectos tratados en una doble lectura de la novela que los miembros del Club Literario no pasaron por alto, como fue el caso de la actualidad política española, o las consecuencias de una crisis económica que se analizó con agudeza y muchos conocimientos detrás.
Del paisaje de fondo de «Santos, asesino en serie», los lectores del Centro Penitenciario de la Ribera destacaron el ritmo, muy musical, llegándose al punto de que el propio autor (al que en cuanto le hablan de música, de cualquier música, y se pone a cantar) se atrevió a tararear algunos compases de la quinta para piano y orquesta de Tchaikovsy, muy presente en la novela.
Al final del acto un grupo de internos subió al escenario (momento que recoge la imagen que se adjunta) para hacer entrega al escritor de un hermoso plato de vidrio que en su interior guarda una imagen elaborada con hilos y que reproduce un cuadro de Picasso). El buen humor de la jornada literaria matinal se derivaba de la buena conexión del autor con todos los presentes y no sólo con algún que otro conocido que se encontró Bernardo Romero en las modernas, limpias y agradables instalaciones ubicadas en el entorno de la Ribera de la Anicoba. De hecho, el acto, previsto para 45 minutos de duración, se prolongó algo más de dos horas. Los internos del Club de Lectura se lo pasaron bien, tal como delataban sus rostros, pero el autor, ya pasadas unas horas y en las oficinas de la editorial, todavía guardaba una satisfecha sonrisa y regalaba una frase la mar de sincera: «Sólo por ratos como este merece la pena escribir y que te lean. Este es el sentido y esta es la sensibilidad de esta profesión«.
Los internos han seleccionado otra obra del autor para leer durante el presente curso, «La Vida Fácil», reeditada por Editorial Niebla, y tomaron nota de algunas de las recomendaciones que Bernardo Romero les hizo, como el «Diario de un seductor» de Søren Kierkegaard, un filósofo esencial para entender el mundo, este mundo, en el que vivimos y compartimos a uno y otro lado del muro, porque la vida, que es puro azar, nos conduce a todos a donde quiere aunque a veces, como le ocurriera al protagonista de la obra del danés, uno puede ser dueño de su propio destino.