Redacción. Con el objetivo de acercar al ciudadano el apasionante mundo de la caza, siempre bajo un respeto por los animales y la naturaleza, la localidad serrana de Linares ha celebrado este fin de semana de sus primeras jornadas cinegéticas.
Se trata de unas jornadas que ponen de manifiesto la tradición ancestral que esta actividad tiene en la zona, plasmada a través de proyecciones de imágenes de las últimas décadas en las que se pueden ver a vecinos de Linares durante sesiones de montería, y a través de las cuales queda patente el paso del tiempo.
En las proyecciones también aparecieron algunos de los iniciadores de la actual Sociedad de Cazadores de Linares, que cuenta con unos cuarenta miembros y de los cuales, sobre la mitad, suelen participar de forma activa en las monterías.
Tras las jornadas, los presentes disfrutaron de una rica caldereta en la plaza de la iglesia de San Juan Bautista, un encuentro habitual que suelen llevar a cabo durante la temporada de caza en la sede de la sociedad, junto a la travesía de arriba, donde se comparten fotos y experiencias vividas.
Las jornadas se celebraron en la Casa Cultural, donde se expusieron numerosos trofeos de caza de los aficionados chicharreros, fotografías y otros enseres al uso para el arte de la cinegética. Además se presentó el libro Arochones de José Luis Lobo Moriche, gran aficionado a la caza y un conocedor de la técnica cinegética en la Sierra.
Como curiosidad se expuso, disecado, el último arochón que se mató en la Sierra en 1888 por Miguel Lobo Carquesa, farmacéutico de Aroche entonces. El arochón era un antiguo jabalí más pequeño, negruzco, de trompa larga y cuello corto,considerado el más peligroso de Europa.
Las jornadas han sido posible gracias a la Sociedad de Cazadores local, bajo la colaboración del ayuntamiento de Linares y la asociación cultural Sierra de Picachanes, representadas por su alcalde Juan Miguel Ramos y presidente Carlos Martín, respectivamente.