Redacción. ‘El Cabrero’ vuelve a cantar en Huelva tras más de veinte años y lo hará el próximo sábado en el Gran Teatro junto a su hijo Emiliano Domínguez “Zapata”; dos voces y ecos afines al servicio de estilos musicales diferentes pero con las mismas armas: la palabra clara, el mensaje directo, la pasión, la hondura, la autenticidad y el compromiso.
Después de una larga ausencia en Huelva para un cantaor de profundos vínculos con la afición y el arte flamenco onubense, la Concejalía de Cultura, Turismo y Promoción de Huelva en el Exterior del Ayuntamiento de Huelva ha querido clausurar la programación de primavera del Gran Teatro con el espectáculo ‘Voces de resistencia’. Un encuentro entre el rock andaluz del hijo y el flamenco más ortodoxo del padre, entre la poesía culta y la popular, con la que han cosechado un gran éxito en Barcelona, Bilbao y Salamanca.
Zapata compone música para Antonio Machado, Rafael Alberti, Miguel Hernández, Blas de Otero, Mario Benedetti, entre otros, y dibuja tantos paisajes musicales como poemas, poniendo siempre la música al servicio de los versos. A Huelva llega acompañado de Marco Gamero a la batería, el ‘Pequeño Carlos’ a la guitarra y Rafael Rabal al bajo.
En la primera parte del espectáculo las guitarras distorsionadas, el bajo, la batería, los teclados y la voz grave, sólida y precisa de Emiliano Domínguez pondrán música a la poesía, dibujando, con emoción, tantos paisajes musicales como poemas, porque la música, para él, siempre ha de estar al servicio de los versos.
Después le tocará el turno a ‘El Cabrero’, una de las leyendas del flamenco en nuestro país, que ha sabido mantener su formato musical: su voz, acompañada de la guitarra de Rafael Rodríguez para entornar seguriyas, bulerías, tonás, fandangos, soleares, malagueñas, serrana…
José Domínguez ‘El Cabrero’ es hoy un icono del flamenco, uno de los grandes maestros en activo; y durante cuarenta años un ejemplo de coherencia, resistencia y un incondicional compromiso con el cante “por derecho” y con sus ideas y sentimientos.Sin apoyos mediáticos ha demostrado que no es preciso recurrir a la fusión para atraer a los no iniciados en el arte jondo, de todas las edades, hacia el flamenco más ortodoxo y hacerlos vibrar con su cante sin aditivos.