Noelia Limón.
FICHA TÉCNICA:
Título: El Ministerio del Tiempo.
Géneros: Aventuras/Histórico/Ciencia ficción y fantasía.
País de origen: España.
Creadores: Pablo y Javier Olivares.
Emisión: La 1 de Televisión Española, desde 2015.
Duración: Una temporada (8 episodios), hasta ahora. Estreno de la segunda temporada (13 episodios) el 15 de febrero de 2016.
Intérpretes (Personajes): Rodolfo Sancho (Julián Martínez), Aura Garrido (Amelia Folch), Nacho Fresneda (Alonso de Entrerríos), Cayetana Guillén-Cuervo (Irene Larra), Juan Gea (Ernesto Jiménez), Francesca Piñón (Angustias), Jaime Blanch (Salvador Martí), Natalia Millán (Lola Mendieta).
Argumento: El Ministerio del Tiempo es una institución secreta del Gobierno de España, encargada de custodiar una serie de puertas que permiten viajar a cualquier momento del pasado. Alonso de Entrerríos, soldado del siglo XVI, Amelia Folch, universitaria del siglo XIX, y Julián Martínez, enfermero del siglo XXI, son reclutados por el Ministerio del Tiempo en el año 2015 para trabajar juntos en diversas misiones que implican viajar al pasado, con el fin de impedir que las puertas sean utilizadas para cambiar la Historia de España.
De qué va ‘El Ministerio del Tiempo’
“Todos los gobiernos tienen secretos. El nuestro sólo uno, pero es muy antiguo. Nuestro secreto es el Ministerio del Tiempo. Aquí trabajan funcionarios españoles de distintas épocas, con la misión de que la Historia no cambie. Nuestros funcionarios viajan a la época donde se ha producido una alteración del tiempo, y la corrigen. El origen del Ministerio se remonta a los Reyes Católicos: un rabino judío, a cambio de no ser expulsado, le reveló a la reina Isabel el secreto de una red de puertas que conectaban con el pasado de los reinos españoles. Y no se puede viajar al futuro, el tiempo es el que es”.
Con estas palabras, el subsecretario Salvador Martí le explica a Julián (y a los espectadores) qué es el Ministerio del Tiempo, mientras recorren escaleras, pasillos y puertas que poco se parecen a los de las dependencias administrativas actuales.
Pero falta la prueba definitiva que corrobore las palabras del subsecretario. Para convencer a Julián, Salvador le indica que cruce la puerta que tiene delante… y lo que aparece al otro lado lo deja atónito: un acueducto romano a medio construir, en algún lugar y momento indeterminados de la Hispania Romana. Julián comienza entonces a ser consciente del secreto que le acaba de ser revelado.
Porque el Ministerio del Tiempo es el mayor secreto de nuestro gobierno. Una institución que depende directamente de la Presidencia del Gobierno de España y que funciona de manera autónoma. Únicamente los reyes, los presidentes y un reducido número de personas conocen su existencia, pues su misión consiste en velar porque la Historia de España no cambie y así proteger nuestro presente.
Para ello, las Patrullas del Ministerio custodian una serie de puertas subterráneas a través de las cuales se puede viajar en el tiempo, y deben impedir que alguien del pasado llegue al presente (o viceversa) con la intención de cambiar la Historia en beneficio propio. Si es necesario, las Patrullas viajan al pasado para evitar cualquier alteración en el curso de nuestra Historia: al otro lado de las puertas se encuentran funcionarios del Ministerio del Tiempo, que viven en distintas épocas y ayudan a las Patrullas en sus misiones.
Y precisamente una Patrulla del Ministerio es la protagonista de la serie, la integrada por Alonso de Entrerríos, soldado del siglo XVI, Amelia Folch, universitaria del siglo XIX, y Julián Martínez, enfermero del siglo XXI.
Bajo la dirección del subsecretario Salvador Martí y asesorados por Irene Larra y Ernesto Jiménez, funcionarios del Ministerio, Julián, Amelia y Alonso deben salvar al Empecinado, personaje clave de la Guerra de la Independencia (1808), evitar que el escritor Lope de Vega embarque en el barco equivocado de la Armada Invencible (1588), combatir a los nazis que quieren utilizar una puerta en el Monasterio de Montserrat para ganar la II Guerra Mundial (1940), salvar de la hoguera al rabino Abraham Levi, condenado por la Inquisición (1491), conseguir que “El Guernica” de Picasso llegue a España sin incidentes (1981), rescatar al Lazarillo de Tormes (1520), detener el intento de asesinato de la reina Isabel II por un funcionario del Ministerio (1843), y recuperar una tablet en la Residencia de Estudiantes en la época de García Lorca, Dalí y Buñuel (1924). La ventaja de saber lo que pasó antes de que pase permite a Julián, Alonso y Amelia adelantarse a los acontecimientos, aunque siempre encuentran algún que otro imprevisto que complica sus misiones.
Junto a la Patrulla del Ministerio somos testigos de varios episodios de la Historia de España entre los siglos XV y XX. Viendo ‘El Ministerio del Tiempo’ asistimos a un juicio presidido por el inquisidor Torquemada, sabemos cómo fue el encuentro de Hitler y Franco en Hendaya, escuchamos los versos de Lope de Vega recitados por él mismo, revivimos la Movida madrileña, y comprobamos que el Lazarillo de Tormes existió realmente.
Y por si todo lo anterior no fuera suficiente, descubrimos con sorpresa que personajes célebres, como el pintor Diego Velázquez, el Marqués de la Ensenada y el general Ambrosio Spínola, trabajan para el Ministerio del Tiempo.
‘El Ministerio del Tiempo’ supone un emocionante viaje por diferentes escenarios y momentos de nuestro pasado.
Sin embargo, no tiene como principal objetivo dar clases de Literatura, Arte e Historia de España a los espectadores, pues lo que pretende es, sobre todo, entretener, empleando la cultura de nuestro país como motor de las tramas.
Sin duda, uno de sus grandes aciertos.
Por otra parte, apenas se menciona el mecanismo de funcionamiento de las puertas para viajar en el tiempo, ni cómo es posible que un portátil o un smartphone funcionen sin problemas en una época en la que esta tecnología no existía. Cuando los personajes de ‘El Ministerio del Tiempo’ hablan por el móvil o se conectan a Internet desde el pasado no sabemos de qué manera se consigue semejante logro, porque probablemente una explicación en este sentido no resulta necesaria para disfrutar de la serie. Lo importante es la experiencia de viajar en el tiempo.
Los protagonistas, los personajes
Tres siglos distintos, tres mundos diferentes, tres personalidades opuestas. Julián Martínez, Amelia Folch y Alonso de Entrerríos forman un extraño y eficaz equipo: un enfermero de emergencias de Madrid que vive en el presente, una estudiante de la Universidad de Barcelona de 1880, y un soldado de 1569 procedente de Sevilla. El subsecretario Salvador Martí se da cuenta de las virtudes y fortalezas de cada uno de ellos y decide juntarlos como Patrulla del Ministerio.
“Alonso es un veterano de los Tercios de Flandes, el soldado perfecto: sus valores son antiguos, pero su sentido del honor y de la palabra ya no se encuentran, y es un patriota. Amelia, sin embargo, es el cerebro: moderna, inteligente, ve lo que los demás no ven; si hubiese nacido en el siglo XXI sería lo que quisiera. Julián no tiene nada que perder; y alguien que trabaja en urgencias en Madrid es un salvoconducto para cualquier viaje al pasado.”
Los protagonistas de ‘El Ministerio del Tiempo’ son personas normales, de distintas épocas, a las que les toca vivir situaciones nada corrientes. En esta serie nadie tiene superpoderes, ni hay magia: para culminar con éxito sus misiones, Julián, Amelia y Alonso se apoyan en sus conocimientos de Historia, reciben la ayuda de los funcionarios del Ministerio, y recurren en no pocas ocasiones a su capacidad de improvisación. “Somos simples funcionarios, no superhéroes”, les recuerda Irene.
Sus primeros momentos trabajando juntos no están exentos de tensión. Alonso no lleva bien tener como jefa de la Patrulla a Amelia, una de las primeras universitarias en España; Julián, al principio, llama despectivamente a Alonso capitán Alatriste, personaje literario con el que comparte época, profesión e indumentaria; Amelia y Alonso deben ponerse rápidamente al día de todo lo que ha sucedido después de sus respectivas épocas, y quedan asombrados por la transformación que España ha experimentado respecto al país en el que vivieron. Pero a medida que completan sus misiones y se van conociendo, se convierten en algo más que compañeros: acaban formando una especie de pequeña familia, en la que cuidan unos de otros.
Sin embargo, su compenetración como equipo, como Patrulla del Ministerio, no es el único obstáculo al que se enfrentan, pues Julián, Alonso y Amelia pronto aprenden que viajar en el tiempo tiene consecuencias: saber cómo y cuándo murieron ellos mismos, averiguar qué pasó con sus seres queridos y cambiar el pasado en beneficio propio supone una tentación difícil de resistir. Conforme pasa el tiempo y realizan más misiones, no pueden evitar verse involucrados tanto en el destino de algunos personajes del pasado como en el de aquellas personas que forman parte de sus vidas.
En el caso de Julián, que enviudó tres años antes de ser reclutado por el Ministerio y que todavía no ha superado la muerte de su mujer en un accidente, de viajar al pasado para estar con ella a intentar salvarla sólo hay un paso.
Salvador Martí, subsecretario del Ministerio especializado en operaciones, y los funcionarios Irene Larra, Ernesto Jiménez y Angustias (secretaria de Salvador) son el contrapunto a la Patrulla: experimentados en los viajes en el tiempo, supervisan las misiones y ayudan en el proceso de adaptación al trabajo en el Ministerio del Tiempo, porque éste implica llevar una doble vida y mantener en secreto la existencia de esta institución.
En todas las misiones surgen imprevistos, y en algunas de ellas dichos imprevistos tienen nombre propio: Lola Mendieta. Este personaje muestra intenciones contradictorias: unas veces ayuda al Ministerio y otras entorpece el trabajo de Julián, Amelia y Alonso. No se sabe a qué época pertenece, qué motiva sus actos y ni porqué está en contra del Ministerio del Tiempo.
Diego Velázquez, retratista del Ministerio, es otro de los personajes secundarios más destacados y sus breves intervenciones en cada episodio no pasan desapercibidas. Por ejemplo, el pintor se queja a Salvador de que sus obras están siendo mal restauradas, que están demasiado iluminadas, “parecen una serie española de televisión” afirma enojado ante el subsecretario, quien le recrimina que utilizó una de las puertas para viajar al pasado y pintarse a sí mismo la Cruz de Santiago en “Las Meninas” tres años después de terminar el cuadro. Conocer a Picasso es otra de las obsesiones de Velázquez, pues admira profundamente el trabajo del pintor malagueño e insiste en conocerlo personalmente.
Los creadores de ‘El Ministerio del Tiempo’
Esta serie es producto de la tenacidad de los hermanos Pablo y Javier Olivares, que desde su productora Cliffhanger TV lucharon por sacar adelante un proyecto hasta entonces inédito en la televisión de nuestro país, una serie que combina aventuras y viajes en el tiempo, y también por ejercer como sus creadores, productores y guionistas, siguiendo el ejemplo de conocidos showrunners de series extranjeras (Aaron Sorkin, Shonda Rhimes, Steven Moffat, Vince Gilligan, etc).
Los hermanos Olivares trabajaron durante años como guionistas en varias series de televisión, entre ellas ‘Víctor Ros’, ‘Los Serrano’, ‘London Street’ y ‘Robles, investigador’. Asimismo, son responsables de los guiones en la primera temporada de ‘Isabel’ (TVE, 2012-2014).
Enfermo de ELA, Pablo falleció en noviembre de 2014 a los 49 años; lamentablemente no pudo ver el estreno de ‘El Ministerio del Tiempo’ en televisión ni disfrutar del éxito de su serie. Javier ha sido el encargado de continuar la empresa que comenzó con su hermano, liderando un equipo integrado por Marc Vigil, Abigail Schaaff y Jorge Dorado (directores), Anaïs Schaaff, Paco López Barrio y José Ramón Fernández (guionistas).
Todos ellos han contribuido a dar forma a ‘El Ministerio del Tiempo’, la serie española revelación de 2015.