Redacción. El obispo de Huelva, monseñor José Vilaplana, presidirá el Martes Santo, a las 11.00 horas, en la Santa Iglesia Catedral, la misa crismal de consagración del Santo Crisma y bendición de los óleos de los catecúmenos y de los enfermos.
La celebración de la misa crismal expresa, de un modo especial, el misterio de la Iglesia y constituye una manifestación plena de la Diócesis. Esta unidad con el obispo se hace más significativa con la presencia de los fieles cristianos de todas y cada una de las diversas partes de la Diócesis, acompañando a sus sacerdotes, quienes en esta celebración renuevan públicamente sus promesas sacerdotales y son animados por el obispo a guardar la fidelidad de su ministerio.
El Santo Crisma es una mezcla de aceite y sustancias aromáticas con el cual son ungidos los que se bautizan y se confirman; con el Crisma se ungen también las manos del nuevo sacerdote, la cabeza del que es consagrado obispo el día de su ordenación sacramental, los altares y las iglesias el día de su dedicación.
En la consagración del Santo Crisma, los sacerdotes son testigos y cooperadores del obispo, partícipes de su función de santificación y servicio del pueblo de Dios y se unen a su oración en una expresión viva de la unidad del sacerdocio y del sacrificio de Cristo; esto justifica la presencia y participación de sacerdotes de las diversas comarcas y de los distintos arciprestazgos de la Diócesis y motiva la invitación y la especial llamada a que estén presentes los religiosos, religiosas y fieles cristianos procedentes también de las distintas comarcas que componen el territorio de la Iglesia Local o Diócesis.
Con el óleo de los catecúmenos se unge a quienes van a recibir el bautismo, mientras que el óleo de los enfermos remedia las dolencias del alma y del cuerpo, ayudando a hacer frente con fortaleza a su mal físico y espiritual.
El Santo Crisma y los sagrados óleos son llevados, posteriormente, a todos los arciprestazgos y parroquias donde, de un modo solemne y expreso, son presentados, como expresión de unidad, en la misa vespertina del Jueves Santo.