Rubén Gómez. Es sabido que ya por el año 1999, la American Academy of Pediatrics conocida por las siglas AAP, se opuso a que los niños menores de 3 años viesen la televisión, debido a que por aquel entonces ya se estaba investigando que el cerebro de los niños se desarrolla de una forma más rápida y más completa al tener que resolver él mismo los problemas.
Por este motivo hace unos meses, han vuelto a la carga con que lo que los niños menores de 3 años necesitan es el interactuar con su espacio y personas más próximas. De este modo al niño siempre se le plantean una serie de retos en los que participa como sujeto activo y no como sujeto pasivo tal y como pasa al ver la televisión y esperar que sus personajes favoritos resuelvan los problemas por ellos.
Según la AAP, el exceso de televisión puede provocar dos problemas importantes en futuras actitudes del menor:
1.- El menor aprende a que los problemas se resuelvan por si solos, por este motivo pierde su interés y falta de entusiasmo ante nuevos retos que se le puedan plantear en el futuro.
2.- En segundo lugar el niño deja de interactuar con su entorno, pasando a actuar como un mero espectador de la situación, provocando en el futuro que carezca de iniciativa o interés por las cosas.
Está claro y como bien ellos señalan que este estudio más actual hace referencia a un exceso de visión de la televisión por parte de los niños. Considerando que se le puede dejar ver la televisión una media de una hora al día, preferiblemente durante los descansos de después de la comida, cuando podemos ayudarnos de estos programas o “dibujos” para que el niño se quede dormido.