Rosa Mora. Su voz es diferente, también lo es su personalidad y su forma de interpretar la vida. La onubense Sandra Carrasco vuelve este sábado 17 de octubre a su tierra, Huelva, para ofrecer un espectáculo en el marco del Festival Jazzymás que cierra su circuito 2015 en el Teatro Felipe Godínez de Moguer.
La artista, natural de Cartaya, aunque con estrechos y fuertes vínculos emocionales con el municipio de Almonte, considera la música como “un medio para conocer a la buena gente, y que te da la oportunidad de detectar a los malos”. Asimismo, en una entrevista concedida a este medio, se atrevía a definir el flamenco como “un estado sublime que va más allá de la música, un templo con difícil acceso, un tempo, un silencio, un vacío, un quejío, un dolor, una risa, y una pena”.
Tres años después de su debut, Sandra Carrasco vuelve con el álbum ‘Océano’, un trabajo en el que la artista se ha arriesgado a versionar grandes clásicos que beben de estilos tan diversos como el bolero, la bossa nova, el tango, o el flamenco. Así, temas como ‘Resistiré’, ‘Yo vengo a ofrecer mi corazón’, ‘Quizás, quizás, quizás’, ‘Sabor a mí’ o, según nos confiesa, su preferido, ‘Envidia’, renacen de nuevo bajo el prisma de una onubense que también ha querido rendir homenaje a su tierra, incluyendo en el disco la grabación de un fandango de Huelva, dedicado a su familia.
Aprovechando el espectáculo que la artista ofrecerá en Moguer este sábado 17 de octubre, a las 22.30 horas, hemos tenido la oportunidad de conversar pausadamente con Sandra Carrasco.
– Huelva, tu tierra, te espera el próximo sábado 17 de octubre, ¿qué expectativas tienes de cara al concierto?
– Pues las expectativas son muy positivas. Creo que no tenemos más pretensiones que pasar un buen rato de música en el que se nos olvide a todos las penas y pasen cosas en las almas de cada asistente.
– La verdad es que no son muchas las actuaciones que das por aquí, ¿Por qué?
– Pues no sabría explicar muy bien el motivo por el que no doy muchas actuaciones en mi tierra, quizás porque estamos, por el momento, más pendientes de abrirnos paso por Europa para llegar luego a la raíces, o a la tierra, con un recorrido lo suficientemente a la altura de lo que nuestros paisanos y compañeros merecen.
– Quizás haya quien no sepa de tu estrecha vinculación con municipios como Almonte, ¿qué significa este pueblo para ti?
– Realmente soy de Cartaya, pero en Almonte he pasado muchos años y la mayoría de mis veranos y vacaciones cuando aún no vivíamos allí. Para mí, Almonte significa raíz, cultura, ahí he tenido a unos especiales y grandes amigos que conservo, mi primer beso de amor. De Almonte es toda mi familia paterna y de ahí son todos los recuerdos más arraigados que tengo junto a mis hermanos y mis padres.
– Volviendo a la cita de Moguer, llegas con tu segundo disco ‘Océano’, ¿qué has querido transmitir con este álbum?
– A priori nunca pensé transmitir nada con este disco. No soy de tener una premeditación para transmitir algo en concreto y, si la tuviera, no serviría de much, pues luego cada oído escucha, y se siente atraído y cautivado por cosas bien diferentes. Yo hice ese disco así, sencillamente, porque era lo que en ese momento quería hacer, quise cantar versiones y quería que estuvieran grabadas en directo, a lo americano. La tercera cosa que tenía muy clara era homenajear a todas esas grandes canciones que nos han acompañado desde pequeños.
– Hay quien dice que querías “cambiar de aires” con este disco…
– Renovarse o morir ¿quien no quiere cambiar de aires por Dios? Cambiemos de aire siempre que podamos…
– ¿Algún tema especial de todos los incluidos?
– Hay muchos temas especiales, pero si tuviera que destacar uno lo haría citando ‘Envidia’ por la carga emocional y significativa que tiene para mí desde el principio, conociendo a su vez a mi admirado José Feliciano.
– Tus raíces son flamencas pero siempre has mostrado también interés por otros estilos…
– Sí, el flamenco creo que lo conozco, y aunque no sepa cantar muchos palos eso no significa que no lo conozca. Sé perfectamente que la palabra flamenco es mentira, la verdad es cantar bien, tocar bien y bailar bien. Bien significa transmitiendo. Partiendo de ahí me gusta escuchar, leer y saber cosas desconocidas y que me atraen, como por ejemplo, la música brasileña.
– Para muchos artistas el flamenco es algo más que un género musical, ¿qué es para ti?
– Para mí el flamenco es un estado sublime que va más allá de la música. Es un templo con difícil acceso, un tempo, un silencio, un vacío, un quejío, un dolor, una risa y una pena… Es la expresión máxima que tenemos los andaluces, y es el as mejor guardado detrás de la manga que quien tenga la suerte de tener, tiene. Flamenco, o lo eres desde que naces sin saber si quiera que lo eres, o no lo eres.
– Desde hace años eres una artista de reconocido talento a nivel nacional, pero ¿qué recuerdos se te vienen a la cabeza cuando echas la vista atrás? ¿Cómo fueron tus comienzos?
– No es que eche la vista atrás, es que siempre tengo la sensación de tener presente de dónde vengo. Cada vez que nos piden una biografía la releo, me encanta recordar a los talentosos maestros que traté, que tanto me enseñaron, y que tanto echo de menos. No recuerdo ni siquiera que fuera una decisión, creo que fue algo tan natural como crecer o caminar. Mis comienzos fueron preciosos, rodeada en mi tierra de gente que me quiere, y quiere lo mejor para mí. Fuera de la jungla todo es un cuento de hadas.
– ¿Qué música escucha Sandra Carrasco? ¿De quién recibes influencias?
– Escucho todo tipo de música buena, da igual su procedencia, su nomenclatura, su ficticia bandera… Escucho a buenos músicos, investigo, me enseñan amigos muchas cosas que desconozco, y me hago fan absoluta si algo me da en el botón de la transmisión y la inspiración. Me gusta lo bueno, sobre todo, considero que la música es un medio para conocer a la buena gente, que te da la oportunidad de detectar a los malos. Mi marido es una gran influencia, es el mejor músico que conozco, por excelencia y con total seguridad.
– ¿Le das más importancia a la letra o a la música?
– Mucho más difícil es hacer una letra buena que una música buena, pero ambas cosas son los ingredientes esenciales para que una pieza sea el plato divino. No subestimo ninguna de las dos, una puede vivir sin la otra pero cuando conviven tienen que ser como la uña y el dedo, como la noche y la luna, tienen que ser como el cielo y la tierra.
– Has tenido la oportunidad de compartir escenarios con grandes músicos, ¿con qué experiencias te quedas?
– Me quedo con las enseñanzas que me han transmitido. Han sido maestros de los que he observado hasta su forma de caminar y de comunicar en una conversación de tú a tú en una mesa almorzando.
– Y mirando al futuro, ¿en qué proyectos te encuentras trabajando en estos momentos? ¿Retos pendientes?
– Mis retos son sencillos, el primero está en mi casa, en mi zona de estudio y de convivencia diaria conmigo misma, con la música que quiero aprender, con el idioma en el que quiero ahora cantar, con las cosas que quiero leer para saber un ‘pelín’ más. Mi reto es la salud y la dicha, encontrar una estrella dentro de mí que me permita estar lo suficientemente tranquila como para luego subirme a un escenario y no engañar a nadie que pagó su entrada.
– Sabemos del proyecto en el que estás participando de atención hospitalaria musical a pacientes y familiares ‘Música en vena’, ¿Cómo surge y qué te está aportando?
– Este bendito proyecto me lo dio conocer un amigo músico al que quiero mucho. Me propuso que probara, que hacían falta cantantes y músicos para la asociación. Fui, y fue la mejor decisión que tomé en este último tiempo de mi vida, me da lo que nada nunca me dio, ni nada, hasta el momento, puede darme. Me hace aterrizar a la verdad verdadera de la vida, valorando cada respirar y cada cosa que soy gracias a Dios y a la existencia. Me hace tener empatía con la persona hospitalizada y me hace comprender que soy y somos mortales, a los que nos persigue la muerte. He visto el poder de la música como medio de sanación y veo cómo ese público que lucha por lo más valioso que tenemos que es la vida, se sana con cada historia que voy a contarle, por lo tanto, es el público más agradecido de todos. Sin haber pagado para ir a escucharte, valoran que tú, de manera altruista, fuiste a cantarles invirtiendo tu tiempo en estar juntos a ellos y sus inevitables claves y máquinas que les mantiene vivos.
– Vamos llegando al final de la entrevista…No resides en Huelva, ¿qué echas más de menos de tu tierra?
– Echo de menos el abrazo de mi madre a diario, su olor, ver a mis hermanos y mi padre cada día, ver crecer a mis sobrinos y avanzar. Cuando voy, me parece que son ya adultos con su personalidad, su forma de pensar y de sentir. Echo de menos reírme hasta que me duela el estómago con el ambiente que siempre ha habido en mi casa. Fue, es y será, un hogar donde la risa ha sido siempre la medicina perfecta para todos los males. Echo de menos a mi familia.
– Por último, ¿Qué razones le darías a los lectores para que no se pierdan el concierto?
– No sé venderme, sólo les diría que no sé qué va a pasar pero que no se lo pierdan. Iré con mi compañero Melón Jiménez a la guitarra, que es una delicia escuchar y tenerlo cerca aunque sea desde el patio de butacas, y también con nuestro amigo José María Cortina que es un músico muy especial con el piano. Junto a ellos dos estaré yo poniéndole voz a cada historia que quiero regalaros, es una súper oportunidad que tengo de contarte lo que pienso, lo que siento, lo que soy, es una gran oportunidad para vivir juntos un viaje de ida sin billete de vuelta. Es un buen momento para perdernos en la eternidad de la bendita música.
-Muchas gracias.