Mari Paz Díaz. Atarse los cordones de los zapatos, abrir una puerta con llave, pelar una manzana, cambiar el canal de la televisión…, son acciones cotidianas que normalmente realizamos de forma automática, casi sin darnos cuenta, sin pensarlo. Sin embargo, estas actividades pueden resultar bastante complicadas para las personas con discapacidad. Un tema especialmente significativo en el caso de los niños. En este tipo de casos, alcanzar un mayor grado de autonomía puede ser un verdadero sueño.
Un sueño que ahora puede ser realidad gracias a un proyecto pionero desarrollado por el Doctor Ingeniero en Organización Industrial Andrés Mejías, profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la Universidad de Huelva, que ha diseñado un programa vinculado a un casco inalámbrico que está ayudando a incrementar la independencia de los niños con discapacidad.
Miembro del Departamento de Ingeniería Electrónica, de Sistemas Informáticos y Automática, la labor investigadora de Mejías ha estado centrada hasta ahora en los accesos remotos a laboratorios de prácticas, el diseño de sistemas electrónicos avanzados aplicados a la eficiencia energética, así como las aplicaciones científicas de los drones. Trabajos que le valieron a este Diplomado en Informática e Ingeniero Técnico Industrial en Electrónica obtener en 2012 el premio nacional a la mejor tesis doctoral sobre Educación en Ingeniería, concedido por el Instituto de Ingenieros Electrónicos y Eléctricos (IEEE), la mayor organización científico-técnica a nivel mundial.
Desde hace un año y medio, Andrés Mejías está desarrollando una línea de investigación de tecnología aplicada a las discapacidades en colaboración con la Asociación Protectora de Personas con Discapacidad de la Cuenca Minera (Aspromín), a través del proyecto denominado ‘Sistema de Optimización de la Eficacia en la Intervención para Personas con Discapacidad’, con el que esta entidad consiguió uno de los ‘Premios al Valor Social’ de Cepsa en la edición de 2014. Un reconocimiento que ha permitido llevar a cabo este estudio que pretende buscar nuevas aplicaciones y desarrollos tecnológicos que puedan ayudar al tratamiento de distintas discapacidades físicas y mentales.
En concreto, el casco utilizado en esta investigación es un producto comercial de bajo coste capaz de medir los niveles de atención y relajación de los niños que siguen los tratamientos en el centro, lo que conlleva que los psicólogos y pedagogos puedan conocer la efectividad de las terapias aplicadas en tiempo real. Según nos explica este doctor en ingeniería, «este casco es capaz de registrar las ondas cerebrales de la misma forma que lo hace un electroencefalógrafo, pero a un coste muy inferior y con la comodidad de que tiene un tamaño y peso muy reducido, además de no necesitar conexión por cable. A partir de estas ondas cerebrales, es capaz de determinar en tiempo real cuál es el nivel de atención de la persona que lo está utilizando, así como su nivel de relajación».
Por tanto, sus aplicaciones son múltiples para niños con diferentes discapacidades físicas y mentales. «Este casco, a través de una aplicación que he desarrollado, se va a utilizar en las actuaciones -sesiones de tratamiento- que los profesionales de atención temprana hacen con los niños con discapacidad: psicología, logopedia, corrección del comportamiento, fisioterapias…», comenta su precursor, que añade que «analizando luego los datos, se puede decidir de forma objetiva cuáles son los ejercicios que son más provechosos para el niño, eligiendo aquellos en los que el niño presta una mayor atención y su nivel de estrés es más bajo». Siendo así, este invento puede ayuda a optimizar los tratamientos impartidos por los profesionales y, por tanto, mejorar la vida de las personas con discapacidad.
La idea de crear este software surgió en el área de Ingeniería de la Onubense, donde continuamente se están reciclando conocimientos y aplicando nuevas tecnologías. Fue así cómo Andrés Mejías conoció la existencia de otros cascos, aunque ninguno de ellos hasta el momento han utilizado esta aplicación, por lo que se trata de un proyecto pionero que se pone en marcha desde Huelva. Luego, Mejías trasladó su idea al gerente del Centro de Atención Temprana (CAIT) de Aspromín, José Manuel Moreno, que enseguida apoyó la idea.
Tras los buenos resultados que se están obteniendo con su aplicación, el investigador y Aspromín están ultimando el desarrollo del proyecto completo. La idea es diseñar una estructura en la que los cascos pueden usarse en colegios piloto, así como por parte de los padres en casa con sus hijos, de tal forma que «todo estará conectado mediante un nuevo servidor que se encuentra en Aspromín y que centraliza el intercambio e información desde estos lugares a los profesionales de Aspromín y viceversa», concreta su responsable.
Por el momento, este doctor está terminando de implantar el servidor con todo el software en el CAIT de Aspromín para su puesta en marcha. Una actuación que está siendo viable después de que el proyecto fuera reconocido por los Premios Cepsa al Valor Social, con el que le concedieron 7.000 euros.
Una investigación por tanto, que puede tener un amplio desarrollo en el futuro. Y no sólo en Huelva, sino también fuera de ella. Tan sólo hay que tener en cuenta que, según los últimos datos difundidos por la Delegación Territorial de Igualdad, Salud y Políticas Sociales de la Junta de Andalucía, un total de 36.640 personas en la provincia de Huelva, –18.029 hombres y 18.611 mujeres–, presenta de forma oficial una discapacidad igual o superior al 33 por ciento.
Es más. Mejías ya prepara una nueva aplicación, esta vez centrada en las discapacidades de tipo motoras, a través de unos sensores de bajo coste. Un estudio que también está desarrollando con Aspromín y que, previsiblemente, dará a conocer a finales de este mes de octubre en las III Jornadas sobre Innovación Tecnológica y Atención Temprana.
Sea como sea, lo que no cabe duda es que, una vez más, la tecnología se pone al servicio de las personas, en este caso de niños con discapacidad. Una aplicación que promete contar con mucho recorrido. Esperemos que así sea. Los niños y sus familias lo agradecerán.
6 comentarios en «El ingeniero de la Onubense Andrés Mejías diseña un software que permite mejorar la calidad de vida de los niños con discapacidad»
Una buena iniciativa, pero el casco es creado por NeuroSky..
Como dice su titular, lo que se ha desarrollado es un software específico para conectar con el casco de Neurosky, que registra los valores de atención y relajación del niño/a cuando está recibiendo una sesión por parte de un profesional.
Además, se registran datos sobre el tipo de ejercicio realizado, vídeo de la sesión, comentarios, duración y otros parámetros estadísticos sobre el nivel de aprovechamiento.
Enhorabuena por esta iniciativa científica, pero también solidaria. No hay mejor gratificación que, desde nuestro trabajo y desde nuestras aportaciones poder ayudar a los demás, contribuir a que otros sonrían y avancen.
Espero que la Universidad de Huelva se haga eco de esta noticia. Su autor es profesor e investigador de ella y esta innovación tecnológica es un paso de atención a la diversidad escolar y social.
Enhorabuena D. Andrés soy ingeniero industrial en especialidad mecánica fui alumno suyo en prácticas de automatización y es un orgullo haber sido alumno de usted con todas estas aportaciones.
Reciba un cordial saludo.
Joaquín,
me alegro de que te guste el proyecto.
Saludos y espero verte algún día por la Escuela.
Buenos días,
somos un centro de neurorehabilitación situado en Pamplona, nos gustaría saber más información sobre el casco y el precio. Podrían ponerse en contacto con nosotras.
un saludo