Leticia Camacho. Ara Malikian nació en el Líbano en 1968 y pronto comenzó a divertirse aprendiendo a tocar el violín, enseñado por su padre. A los 15 años comenzó su andadura por el mundo, recalando primero en Alemania, donde se forma por primera vez, académicamente hablando, y más tarde en Reino Unido. En 2000 se traslada a España, un país que se le hace cercano por sus raíces mediterráneas y fija su residencia en Madrid, desde donde su carrera artística evoluciona hasta convertirse en un músico con más de 40 discos grabados y una media de 450 funciones anuales, además de gozar del aplauso de gran parte de la crítica y el orgullo de ser un violinista comprometido que acerca la música clásica a todos los públicos.
El próximo 23 de julio, el caudal interpretativo de Malikian se sube a las tablas del Gran Teatro para presentar Ara Malikian 15, su último disco. Grabado en el Teatro Real de Madrid junto a otros artistas -Rafael Amargo, Lamari de Chambao o Emilio Aragón-, el espectáculo «abarcará muchos siglos de música, desde el rock hasta el más puro clásico».
-Usted que tanto admira el flamenco, ¿sabe que Huelva es tierra de fandango?
Me gusta mucho el flamenco, pero no soy un gran entendido. Disfruto mucho tocando flamenco, a veces cuela y a veces no (risas), pero lo principal es que me divierto y eso mismo quiero que le pase al público que me ve. Sé que Huelva es un lugar bonito, tengo muchos amigos músicos de allí, y me gustaría pasear por sus calles y ver el mar.
-Una de sus máximas como artista es emocionar, ¿por qué es tan importante?
Soy un músico que pasa gran parte de su vida en un escenario, que para mí es un lugar sagrado en el que me entrego y lo doy todo para llegar al público, a su alma. Lo que quiero también es romper la barrera de solemnidad que habitualmente han tenido los espectáculos de música clásica y que ha hecho mucho daño. Si tengo que utilizar el humor, lo utilizo, porque forma también parte de mi vida, y así puedo hacer que el público no se sienta tan lejano.
-¿Cómo se vive bajo una agenda tan apretada de conciertos y grabaciones por todo el mundo?
Vivo feliz porque hago lo que más me gusta, que es subirme a un escenario, y si puedo hacerlo todos los días, mejor. No necesito vacaciones.
-¿Qué verá el público en el Gran Teatro el próximo 23 de julio?
Un espectáculo inspirado en el concierto realizado en el Teatro Real de Madrid, que fue posible gracias a otros artistas a los que quiero y que dio como resultado mi nuevo disco. Los onubenses van a escuchar desde Bach hasta Radiohead, desde lo más clásico hasta rock, van a disfrutar mucho, seguro.
-¿Siente la responsabilidad de acercar la música a todos los públicos, incluidos los niños?
No es responsabilidad, es lo que me gusta, es mi filosofía de vida. Llegado un punto en mi carrera, quería convencer al mundo de que la música clásica es apta para todos, que no tiene etiquetas, y lo mismo hago con las músicas del mundo y con los niños. Cuando empecé a tocar para niños cambió mi concepto de estar en un escenario y lo he aprendido gracias a ellos. Puedo afirmar que a mis espectáculos siempre vienen niños y es una alegría inmensa siempre tenerlos entre el público.
-Además de comprometerse con su público, se compromete con las causas sociales, ¿es un deber?
Sí, en este caso, como artista sí que es un deber en el momento en el que somos capaces de llegar a los corazones de mucha más gente que cualquier otra persona. Es un deber hacer trabajos sociales, hay muchas guerras, muchos niños con hambre, refugiados, y lo peor es que hay poca consciencia de ello. No solo ayudamos haciendo galas o discos benéficos, sino tratando de que la gente sea consciente.
-¿El violín es una prolongación de su yo?
Es mi medio de expresión, mi pasión, estoy enamorado del violín, me siento muy a gusto con él, pero tanto como una prolongación de mi ser… (piensa) no creo.
¿Qué próximos proyectos tienen ocupado a Ara Malikian?
Este año se cumple el centenario del genocidio armenio, en el que murieron más de un millón y medio de personas. Es un hecho bastante desconocido, incluso no reconocido oficialmente por algunos gobiernos y los pocos armenios que vivimos en España queremos que no se olvide para que no se vuelva a repetir, así que tengo previsto hacer un espectáculo homenaje, que probablemente se llamará 1915.