Benito de la Morena. Asumir el reto de contener el aumento de la temperatura de la atmósfera del Planeta, que presumiblemente está contribuyendo al cambio climático, es un esfuerzo imposible de realizar por la sociedad que actualmente habita en la Tierra.
Sacrificar la calidad de vida que ha adquirido el 30% de la ciudadanía de los países “desarrollados”, chocaría frontalmente contra los intereses del propio ciudadano que lo disfruta y, por supuesto, contra el de las multinacionales que condicionan nuestra forma de vivir.
La solidaridad no aparece entre ricos y pobres, si acaso, se da entre los pobres y los muy pobres, esos que tienen muy poco que compartir; los que disponen o disponemos de un nivel estándar de confort, nunca estaremos dispuestos a reducir.
Tres premisas fundamentales, “la de asumir el reto, sacrificar calidad de vida, solidaridad ricos y pobres”, muy difíciles de compaginar entre sí debido, en gran medida, a la pérdida de valores, pero también a que no debemos olvidar que somos seres animales de especie depredadora y el que la Ley del más fuerte prevalece.
Si consideramos a España en crisis económica, ¿cómo deberemos definir la situación de África ecuatorial? Si consideramos en España la desigualdad de género y el maltrato, ¿cómo deberemos definir lo que sucede en países de orientación islámica-musulmana? Si consideramos que disponemos en nuestro país de modelos productivos exigentes, ¿cómo deberemos definir los de la China imperialista?, por citar unos ejemplos.
Todos queremos estar mejor, pero nadie quiere ofrecer nada a cambio de nada, ni el esfuerzo solidario de su economía, ni tan siquiera el de dar compañía a la persona necesitada, quizás por ello elogiamos los esfuerzos desinteresados de organizaciones que puntalmente se entregan y, las de aquellos sectores, habitualmente religiosos, que dedican su vida a ello.
Día internacional de la Mujer Trabajadora, Día del Niño, Día del Padre, Día del Abuelo…. Demasiadas fechas para hacernos recordar que los mayores no estamos dispuestos a sacrificar el confort presente por el de las generaciones de los niños del futuro, que no estamos dispuestos a mermar nuestra comodidad por el esfuerzo que conlleva el apoyo a los demás, que nunca reduciremos nuestra economía para que otros tengan el sustento mínimo preciso, pero… ¡cuidado!, así han empezado siempre las revoluciones.
La buena noticia es, que muy probablemente yo estoy equivocado.
1 comentario en «Errores humanos»
Para nada creo que estés equivocado, me refiero a que somos un pais demasiado acomodado, y empiezo por mi persona.
Me da verdadera vergüenza, pensar que, en las fechas que se aproximan, se van a tirar millones de euros, por sacar en procesión a no se cuantisimos pasos. Mientras, desde las aceras, con mucha suerte, algunos indigentes, creen que la imagen que pasa los mira y les regala unas lágrimas, en forma de cera.
Por poner un ejemplo cercano, que no hace falta irse muy lejos.