Mari Paz Díaz. El pasado islámico de Aracena sale a la luz. El descubrimiento se ha producido durante las obras de puesta en valor del Alcázar del Castillo de Aracena, que desde el pasado año 2012 ha llevado pareja una investigación arqueológica que ha permitido caracterizar la arquitectura militar del castillo, así como documentar un importante asentamiento islámico. De esta forma, por ejemplo, se pueden observar restos de las viviendas islámicas y el Aljibe del Alcázar.
Un yacimiento que pone de manifiesto que la localidad serrana, debido a su localización geoestratégica, protagonizó en el Cerro del Castillo un poblamiento de los siglos IX y X, de época andalusí, que originaría posteriormente una villa fortificada cristiana en el siglo XIII, germen del actual núcleo urbano de Aracena.
Los resultados de la intervención arqueológica han permitido cambiar la visión del poblamiento islámico, ya que se ha podido documentar un importante asentamiento en el lugar, donde se erigió el castillo durante el siglo XIII. Según los responsables de la actuación, «sería muy presuntuoso decir que ha cambiado la historia, pero sí se puede afirmar que este aporte de información arqueológica ayuda a conocer mejor nuestro pasado, el de Aracena en concreto y el de Huelva a nivel general«.
La investigación arqueológica se inició entre los meses de febrero a agosto de 2012, fecha en la que se llevó a cabo la excavación para documentar y recabar datos que sirvieran de base para la redacción de proyecto. Además, la intervención sigue abierta para realizar un control arqueológico de las labores de conservación y restauración.
Esta excavación se ha venido desarrollando de forma paralela a las labores de conservación y restauración del Alcázar del Castillo de Aracena, que comenzaron en abril de este año 2013 y que continúan realizándose. De hecho, el pasado mes de septiembre se llevaba a cabo la recuperación de las dimensiones originales de la Torre Mayor del Castillo, una actuación que ha permitido que el cerro anuncie el perfil amurallado de la antigua villa medieval de Aracena.
Este hecho pone de manifiesto que las obras del Alcázar están muy avanzadas, tanto que podrían finalizar este otoño, si bien el plan inicial diseñado contempla varias fases que se irán realizando de forma progresiva.
El proyecto arquitectónico tiene el objetivo de conservar y restaurar las murallas y torres junto con las casas del asentamiento de la época almohade, así como la puesta en valor de la arquitectura defensiva y habitacional hallada durante las excavaciones.
Todo ello se enmarca dentro del Plan Director del Recinto Fortificado de Aracena para recuperar el ‘Cerro del Castillo’, que tiene la finalidad de convertirlo en un espacio urbano con edificios declarados Bien de Interés Cultural en su cima y un amplia falda circundante con un alto valor patrimonial.
El proyecto fue encargado por la Delegación Provincial de Cultura de la Junta de Andalucía, en convenio con el Ayuntamiento de Aracena, a la arquitecta Inmaculada Jiménez Aguilar en el año 2009. Junto a Jiménez Aguilar, el equipo interventor está compuesto por los arqueólogos Eduardo Romero Bomba, Timoteo Rivera Jiménez y Omar Romero de la Osa Fernández, a los que habría que sumar los técnicos de la Junta de Andalucía y del Ayuntamiento de Aracena.
Con esta intervención se pretende diseñar una escenificación del espacio catalogado, de ahí que se haya diseñado una hoja de ruta con las diferentes etapas en las que dar viabilidad a la recuperación patrimonial del Cerro del Castillo y su Recinto Fortificado. Todo ello con la finalidad de que tanto los vecinos de Aracena como los visitantes puedan disfrutar del recinto fortificado y del cerro. Es decir, la actuación también tiene un matiz turístico puesto que, una vez acabado el proyecto, el Castillo y el asentamiento islámico se abrirán al público.
Y no es extraño porque bajo el Cerro del Castillo se encuentra la Gruta de las Maravillas, un monumento natural que atrae a miles de personas cada año.
De todas formas, para su apertura parece que habrá que esperar debido a que el equipo de arqueólogos, en estos momentos, está centrado en analizar y evaluar la información que se ha obtenido durante la intervención. No hay que olvidar que en la tarea del arqueólogo, tras el trabajo de campo, viene una labor de gabinete, que se prevé que les ocupará bastante tiempo.
En este plan global, el Consistorio aracenense ha asumido la primera fase, los primeros pasos de conservación y puesta en valor del Castillo. En concreto, el proyecto sobre el Alcázar del recinto fortificado está financiado por el Ayuntamiento de Aracena y auspiciado por la Junta de Andalucía, administración que ya sufragó anteriores actuaciones, tanto arqueológicas como de conservación de la muralla de la cerca urbana.
El Alcázar del Castillo, el germen del núcleo urbano de Aracena. Según explican los responsables del proyecto, este monumento o villa fortificada «es el germen del actual núcleo urbano de Aracena. Tiene un amplio valor simbólico e histórico, ya que en la cumbre del cerro se asentó, además del Castillo y la Iglesia Prioral, las casas de la Aracena medieval«.
Por este motivo, estos trabajos arqueológicos han podido indagar en la época islámica aracenense. Y, en concreto, su historia hasta los siglos X-XI, en los momentos del Califato de Córdoba y los Reinos Taifas.
Debido a la importancia histórica de este enclave, se está trabajando para conservar el espacio, en lugar de reconstruir. Aunque, este hecho, «no impedirá que la imagen del Castillo cambie, con lo que habrá opiniones en todos los sentidos. A pesar de ello, la acogida, en líneas generales, está siendo muy positiva. Además, la actuación está generando empleo en estos momentos tan difíciles, sin olvidar que la investigación es esencial en cualquier actividad sobre el patrimonio, pues proporciona la información necesaria para conservar y proteger los bienes culturales», explica el arqueólogo Eduardo Romero.
Para terminar, Romero «invita a los vecinos y vecinas de Aracena a que hagan suyo este legado patrimonial». Ahora, el turno es de ellos.