Mari Paz Díaz. Siempre nos han enseñado que la vista, el oído, el gusto, el olfato y el tacto con los cinco sentidos del cuerpo humano. Aunque, hay veces que encontramos ejemplos extraordinarios en los que aparecen otras habilidades, cuyo valor supera a todo lo que podemos hacer de forma habitual.
María Auxiliadora Rodríguez Ortiz ejemplifica perfectamente esta situación. Esta joven onubense, con tan sólo 20 años, tiene a sus espaldas una larga trayectoria artística. Y es que María ha encontrado en su voz y en su forma de interpretar una forma de comunicación, de conexión con los demás.
Sencilla, amante del flamenco, María nos enseña que no existen límites para hacer lo que realmente nos gusta. Y que hacer precisamente eso, lo que nos gusta, es la clave del éxito. Sólo así sabremos mostrar a los demás nuestra pasión, los sentimientos que ponemos en todo lo que hacemos.
María Rodríguez supo desde muy pequeñita que le gustaba cantar. Tenía tan sólo dos años cuando un día, viendo la televisión, su padre se quedó sorprendido al oírla cantar. Se arrancó por una canción de Marifé de Triana que solía escuchar a su madre. Fue la primera vez que lo hacía.
Luego vino el momento de formarse. Se apuntó a la Fundación de Amparo Correa. Tenía entonces seis años y entró a formar parte del conocido grupo ‘Los Niños de Huelva’. Junto a María estuvieron en este conocido grupo otros artistas onubenses como Argentina, Jesús Corbacho o Mari Carmen, la reciente ganadora del concurso ‘Se llama Copla’, con los que compartió escenarios recorriendo toda Andalucía y gran parte del sur de España.
«La primera vez que llegué a la Academia de Amparo Correa le dije que yo sólo iba a cantar lo que a mí me gustaba, que en ese momento eran ‘verdiales’. Y ella siempre me decía que tenía un oído muy bueno», recuerda con una sonrisa María Auxiliadora. De hecho, ha evolucionado mucho desde aquel momento hasta la actualidad.
Después llegó la televisión con su participación en el programa de Juan y Medio ‘Menuda Noche’, que le permitió darse a conocer a un público más numeroso. Tanto es así que, seis años después, todavía hay mucha gente que la reconoce por la calle.
Hoy también ha logrado el reconocimiento de la crítica, puesto que ha obtenido varios premios por su buen hacer sobre el escenario. Entre ellos, su forma de interpretar le ha valido el primer y tercer premio de la Fundación Cristina Heeren en los años 2011 y 2009, respectivamente. Unos galardones que consistían en continuar estudiando en Sevilla, en la academia de esta entidad dedicada al fomento del flamenco. Y así lo ha estado haciendo, a falta de alguna clase que aún le queda.
Reconocimientos a los que se unía el pasado año 2013 el primer premio al artista con discapacidad, que le otorgó en Granada la Fundación Once en Andalucía en el marco de la Bienal de Flamenca por su interpretación de una granaína, una cuestión nada fácil tratándose de un cante propio de esa tierra y siendo interpretado por una onubense. La Bienal Flamenca ONCE Andalucía coincide con la celebración en Sevilla de la XVIII Bienal de Flamenco. Y eso que no le gusta presentarse a concursos, porque suele ponerse muy nerviosa. Asegura que es mucha presión y ella canta para disfrutar.
En general, su forma de interpretar suele sorprender mucho, ya que no es habitual encontrar a personas jóvenes decantarse por palos hondos y clásicos del flamenco. María nos cuenta que «puedo cantar de todo, menos sevillanas, siendo la granaína el palo con el que me siento más cómoda». A partir de aquí, no hay cante que se le resista, incluidos los fandangos, de los que nos recuerda los estilos de María Blanco o Rebollo, entre otros.
Le gusta mucho actuar en las peñas flamencas, donde asegura que el público tiene mucho respeto por su arte, por lo que se siente muy bien. En cualquier caso, a sus 20 años puede sentirse orgullosa de haber pisado ya numerosos escenarios de relieve. Y no sólo con la Fundación Amparo Correa. En solitario también tuvo el honor de cantar la primera saeta que se le ofreció a Jesús del Gran Poder de Sevilla después de su restauración, en una gala que tuvo lugar el Teatro Lope de Vega y actuando junto a Argentina. Otras citas han sido en Matalascañas o el Foro Iberoamericano de La Rábida, en Huelva. Y este verano tiene previsto actuar en El Rompido, en una gala organizada por el párroco José Manuel Gálvez.
Una vida llena de recuerdos y de viajes en los que siempre ha contado con la compañía de sus familiares. En los primeros años siempre lo hizo con sus tíos, con Tere Ortiz y su marido Manuel Camacho, si bien, tras el fallecimiento de su tío, le acompaña también sus padres, Toñi Ortiz y Francisco Rodríguez. Eso sí, ahora, como todas las jóvenes de su edad, lo que más le gusta es salir con sus amigas para divertirse.
Junto al flamenco, María Auxiliadora también canta saetas. Lo hace desde muy niña, desde que tiene 6 años. De este modo, todos los años podemos verla en la Semana Santa de Huelva cantarle a las Hermandades de los Estudiantes, La Victoria y el Nazareno. En su pueblo, en Moguer, también le ha cantado al Cristo de la Victoria y al de la Vera Cruz el Miércoles y Viernes Santo.
Experiencias que no han cambiado a María, que sigue cantando con la misma ilusión del primer día. Porque esta joven de Moguer tiene claro que ella canta porque le gusta, pero no se plantea dedicarse a esto profesionalmente. No. María estudia Bachillerato. Lo hace en el IES Juan Ramón Jiménez de Moguer. Y después le gustaría hacer la carrera de Traducción, ya que se le dan muy bien los idiomas.
Otra faceta de María es que le encanta la interpretación. Sí, forma parte del Grupo de Teatro de la Fundación ONCE ‘Tiflonuba’, donde lleva cuatro años. «Disfruto del teatro tanto como de cantar», nos cuenta. En la actualidad, María interpreta a la mujer de Leonardo en la obra ‘Bodas de Sangre’.
En definitiva, toda una prueba de que María Auxiliadora Rodríguez es una persona inquieta, que ama lo que hace. Prueba de este hecho es que continúa formándose para seguir creciendo. Ahora con Jeromo Segura como maestro, sobre el que asegura que «ha llegado en el momento justo, cuando lo necesitaba». Una prueba más de que para María el flamenco no es una obligación sino una forma de expresarse, de poner todos los sentidos en lo que hace, incluido el de cantar. Así es María.
1 comentario en «María Auxiliadora Rodríguez, cuando cantar es el mejor de los sentidos»
Enhorabuena María, sigue así y llegarás a donde te propongas.