El origen de las playas de Huelva

Mari Paz Díaz. Las playas de Huelva son una de las joyas de esta provincia. Con múltiples atractivos, no cabe duda de que la Costa es el principal reclamo para los turistas que vienen a Huelva, pero también uno de los lugares preferidos de los onubenses para perderse o, simplemente, para disfrutar del mar, tanto en verano como en invierno.

En la actualidad, más de 120 kilómetros de playas de arena fina conforman el litoral de la Costa de Huelva, situada entre la desembocadura del Guadiana, en la frontera con Portugal, hasta la desembocadura del Guadalquivir. Ayamonte, Almonte, Cartaya, Isla Cristina, Lepe, Moguer, Palos de la Frontera, Punta Umbría y Lucena del Puerto son los municipios onubenses que cuentan con una playa en su término municipal. Sin embargo, no siempre ha sido así. Conocer la evolución geológica de la provincia resulta cuanto menos curioso para saber cómo se fueron formando las playas y por qué tienen estas características.

Son cuestiones muy llamativas que, en gran parte, encuentran su respuesta en el libro ‘Geología de Huelva. Lugares de Interés Geológico’, editado por la Facultad de Ciencias Experimentales de la Universidad de Huelva. Una propuesta donde se incluyen diversos artículos de investigación de enorme interés cuando hablamos del litoral onubense.

Así sucede, por ejemplo, con el artículo ‘El litoral de Huelva: fisiografía y dinámica’, donde Juan Antonio Morales y José Borrego Flores describen que la evolución reciente de la Costa de Huelva se inició hace unos 11.000 años, cuando el nivel del mar comenzó a elevarse, una fase que concluyó hace 6.000-5.500 años, cuando el índice de subida disminuyó drásticamente hasta alcanzar el nivel actual.  Luego, en una segunda fase se produjo la llegada de arena procedente de la erosión de los acantilados.

Según Morales y Borrego, «la configuración costera actual es el resultado de la actuación del régimen hidrodinámico (…) que se ha visto modificada en tiempos más recientes por la acción humana». 

Unas playas dominadas por la acción de las mareas, si bien parece que lo hiciera el oleaje, que en Huelva procede del Suroeste, «lo que da lugar a una deriva litoral que transporta sedimento de oeste a este, y que es responsable de la construcción de las playas y las formas arenosas situadas frente a las desembocaduras fluviales». Es decir, las olas se encargan del transporte y la sedimentación de la arena.

En su formación, el litoral onubense ha tendido siempre a su regularización, primero con la erosión que originó los acantilados y, luego, la llegada de arena procedente precisamente de esos acantilados, junto al aporte fluvial.

Entre algunas curiosidades de ese proceso se puede citar el caso de las marismas y las flechas -El Piedras o El Rompido, por citar un ejemplo- prueba de que en los  últimos 500 años los sistemas costeros han tendido al relleno total, por lo que la vegetación ha ido colonizando la zona de agua creándose las marismas.

Otra cuestión determinante en la configuración del litoral de Huelva han sido, aunque pueda parecer increíble, los tsunamis. Sí «todo el proceso de evolución descrito ha tenido un carácter continuo y progresivo, aunque ha sido interrumpido al menos en 14 ocasiones por eventos puntuales de alta energía como son los tsunamis. Cada uno de estos eventos ha supuesto el desmantelamiento total o parcial de las formas de cierre de los sistemas, generando una nueva morfología de la costa y suponiendo un punto de partida para una nueva fase de evolución costera», apuntan los investigadores.

A todo ello hay que añadir la cuestión económica, especialmente a lo largo del siglo XX, cuando el artículo ‘El litoral de Huelva: fisiografía y dinámica’ constata que «la actividad portuaria en la costa de Huelva, situada en el interior de los estuarios, se ha ido transformando desde basarse únicamente en la pesca artesanal a tener una fuerte influencia industrial. La activa dinámica y la alta movilidad de la arena en las bocanas de estos estuarios ha motivado que en las últimas décadas se haya ejecutado un gran número de obras de estabilización de los canales del estuario que son utilizados como acceso portuario».

En este sentido, desde 1970 se han construido los espigones de Vila Real de Santo Antonio (Portugal), Punta de las Cañas (Ayamonte), Punta del Moral (Ayamonte), Punta del Caimán (Isla Cristina), Punta Umbría y Juan Carlos I (Huelva).

Los espigones han modificado la orientación de las olas que se aproximan a la costa,  invirtiendo el sentido de transporte de arena a lo largo de la costa y afectando directamente a playas como Isla Canela, Islantilla y Mazagón, entre otras.

Aunque, los autores advierten de forma contundente que «no toda la erosión costera es atribuible a la construcción de los espigones [puesto que] una parte está generada por el déficit de arena aportada por los ríos«, debido a las numerosas presas que se han ido construyendo desde los años sesenta, como sucedió con la Presa de Alqueva en Portugal con respecto al río Guadiana, por citar un caso. Y, del mismo modo, también ha modificado la dinámica natural la construcción de salinas y piscifactorías en los estuarios.

Por otra parte, junto a esta evolución que ha tenido el litoral onubense, otro tema de interés recogido en la publicación Geología de Huelva. Lugares de Interés Geológico es conocer cuáles fueron las primeras playas de Huelva. Una cuestión analizada por el catedrático de la Universidad de Huelva Eduardo Mayoral Alfaro, autor del artículo titulado ‘Las primeras playas de Huelva en el registro geológico reciente: la Formación Arenas de Bonares’.

Se trata de una zona que abarca desde La Rábida hasta Bonares por el margen izquierdo del río Tinto, siguiendo las carreteras A-494, A-486 y H-622. Es decir, es como si tomáramos el camino que une La Rábida con Bonares, por el área de la Costa, pasando por los términos municipales de Palos, Moguer y Lucena del Puerto.

Esta parte de Huelva cuenta con una arena muy característica, donde hoy encontramos numerosos campos de fresas. Una formación que se inició «en las inmediaciones de la localidad de Bonares. Concretamente en un camino que se abre al NE del pueblo, continuación de la calle de San Sebastián», según recoge el investigador en este trabajo. Por este motivo, no debe extrañarnos que en Mazagón exista una playa conocida como las ‘Casas de Bonares’. 

Se trata, por tanto, de una zona de gran interés geológico en Huelva. No en vano, el pasado año 2013, la Facultad de Experimentales dedicaba el Día de la Geología a un recorrido por los acantilados y las dunas de la zona del pre Parque de Doñana, que incluyó un recorrido por el litoral onubense situado entre Mazagón y Matalascañas, con varios itinerarios desde Parador de Mazagón, la zona de la Torre del Loro y la Cuesta Maneli.

Un espacio formado por arenas finas de colores variados, tal y como caracteriza a las playas de Huelva, que también ha ido evolucionando a lo largo de los años. Un punto de inicio de un litoral que hoy es una de las joyas de la provincia de Huelva.

Un tema, sin duda, apasionante. Una invitación a disfrutar de nuestras playas. Las playas de Huelva.