Carlos Arroyo. Se cerró de forma brillante el Ciclo de Clases Prácticas. Se consiguieron los dos objetivos que tenían marcado el ciclo, la recogida de alimentos y que alumnos de distintas escuelas gocen de una tarde en una plaza importante, y demuestren sus ganas e ilusión de seguir avanzando en esta afición tan bonita y difícil. Y a fe que se consiguieron los objetivos.
En esta segunda tarde los tendidos registraron una mayor afluencia de público, con un tercio de los tendidos llenos del coso mercedario. Y la tarde también acompañó, con un clima templado y una novillada con más argumentos, fruto de la mayor preparación de los actuantes.
El momento culminante vino con la actuación de Roca Rey. El peruano, llevado por José Antonio Campuzano, cumplió con las expectativas de su fama en el mundo taurino. Torero valeroso, templado, estuvo sobresaliente en todos los tercios: buen toreo de capa, buen tercio de banderillas compartido con Juan Pablo Correa, y magnífica faena muletera, por ambos pitones con cadencia y temple. Dos orejas y rabo fueron su premio, y la vuelta al ruedo al novillo, exagerada.
También las dos orejas le fueron concedidas a Rafa Serna en el cuarto. Toreo estético, con gusto, al más puro estilo sevillano, hubo momentos de acople con el eral. Mató al segundo intento, aunque esto no fue óbice para el premio, ya que el respetable tenía todavía el regusto del arte en el paladar. Juan Pablo Correa estuvo bien con el último novillo hasta lo que duró. Fue el más noble de la corrida, pero también el que se rajó antes y manseó demasiado, y el colombiano estuvo en novillero toda la tarde. Buenos lances para cerrar la tarde con las dos orejas del eral en sus manos.
Abrió plaza Emilio Molina Filiberto, que demostró buenas maneras ante un novillo noble. Ahogó su embestida por la falta de sitio, con un toreo demasiado encimista. Cortó una oreja, al igual que Alfonso Cadaval. También llegado de la Escuela de Sevilla, su sello es la estética, el arte y el toreo despacio, y hubo momentos en que lo consiguió.
Sólo se fue de vacío el onubense Juan Ramón Jiménez, preparándose en el Centro Amate de Sevilla, y no fue por falta de ganas ni predisposición, sino por el mal uso de la espada. En la faena de muleta demostró su progresión, sobre todo en el toreo al natural, largo y con gusto, ante un novillo que no era fácil.
Por tanto, objetivo cumplido. Dos tardes de toros en Huelva fuera de las tradicionales Fiestas Colombinas, gratuitas, que acercaron a muchos poco habituales a la Plaza a conocer la fiesta, chavales de las escuelas taurinas españolas que tienen la posibilidad de actuar en un coso importante y todo, por una buena causa. 4000 kilos de alimentos se han entregado al Banco de Alimentos de Huelva en estas dos tardes.